Dia de perros por los campos de Castilla; decir cellisca es decir poco. Vendaval, copos de nieve como pardales, lluvia como latigazos. Árboles desgajados; los olmos, menos rígidos, se doblan sin partirse. Los arroyos semejan torrenteras enfurecidas, el coche da bandazos y Ana, con pericia de piloto de rally, agarrada al volante, lo mantiene en un precario equilibrio. Yolanda de copiloto. Dia de perros y difuntos. En Villoldo (Palencia) la campana toca a muerto por Teo, la más vieja del pueblo, casi cien años: la matriarca indomable. Me recuerda este dia a uno parecido, aunque menos encrespado, por los campos góticos hacia León en tren, a la altura de Villada, donde me esperaban, en el andén, para darme, sobre la marcha, papeles de Caneja. En Diario de una testamentaria, biografía de Caneja, Una mirada del siglo XX, escribí por entonces: "Cuando se serene este temporal que tiene trazas de no parar, estos campos serán como una inmensa sábana tendida al sol sin aristas y sin relieve: quietud, placidez, blancura. En los cuadros de Caneja hay tensión, pasión de la soledad de la tierra (...) grietas, costurones de la tierra que desfallecen hacia el azul, ocres que huyen hacia el amarillo". Dia de perros por la Tierra de Campos. Como si un motín de la naturaleza se rebelara contra el color, contra la geometría canejiana. Con dias así, lo poco que queda en pie de la casa de la familia Caneja en el Páramo de Pozo de Urama, se vendrá definitivamente abajo. La casa tiene dueño, la heredó Josefina Caneja, sobrina de Juan Manuel. Siguen doblando a muerto las campanas. Y en Palencia esperan asuntos urgentes de la Fundación. Y, de paso, me espera mi hermana Elisa y mi cuñado Aurelio, casi centenario y, todavía, campeón de mus. La gente de estas tierras es dura de pelar.
Ante la devastación a que la meteorología somete el paisaje de Caneja, hojeo el catálogo que me ha enviado Rafael del Valle de la exposición en las Cortes de Castilla y León. Del Valle ha seleccionado unos cuarenta cuadros con intención didáctica: lo mejor de cada época de Caneja: desde el cubismo un poco abrupto de los años 20, al más picassiano de los años 40; el paisaje, los pueblos los bodegones, el vigor de sus últimos cuadros, la frescura germinal de sus años postreros como si acabara de descubrir la pintura y en ello le fuera la vida. Excelentes textos de Rafael del Valle, puntal firme de la Fundación, para cada apartado de la historia canejiana. En la Fundación está lo mejor de Caneja; en la muestra de las Cortes de Castilla y León está lo mejor de lo mejor.
Periodistas de la Comunidad me preguntan si la donación parcial hecha a Colmenar Viejo de la colección privada de Ana Merino y Javier Villan afectará a la donación prometida, y reiterada, a la Fundación en Palencia. No lo sé; los tiempos son difíciles y la valoración de la Cultura por un PP que tiene cosas más importantes en qué pensar, es aleatoria. Lo importante es mantener la Fundación y eso, a duras penas, se está consiguiendo. Todo lo demás es secundario. Me encuentro a gusto en Palencia. Heliodoro Gallego, el anterior alcalde, me dedicó un paseo junto al Carrión en un lugar casi desértico; lo llamo el Paseo de los Solitarios y si un dia me quiero tirar de cabeza al rio, no habrá mejor lugar; pero estoy al lado de la calle dedicada a Juan Antonio Bardem, que aquí rodó parte de su obra maestra, Calle Mayor, y otra a Marcelino Camacho cerca del Instituto llamado José María Fernández Nieto, un gran poeta en tierra de poetas: Jorge Manrique, Marqués de Santillana, Dom Sem Tob, Francisco Vighi, Gabino Alejandro Carriedo; y más modernamente: Marcelino García Velasco, Julián Alonso, Zamora, Esperanza Ortega, Ayuso, Sari Fernández y los que me olvido....Palencia es tierra de poetas, entre los que me incluyo por derecho propio y sin modestias falsas.
Me encuentro a gusto en Palencia, aunque no me hayan hecho Académico de la Institución Tello Téllez de Meneses, que no es la Academia de la Lengua, pero en Palencia mola mucho y, además me lo prometieron muchas veces; y aunque no hayan inaugurado ese paseo de Javier Villan, como hicieron en mi aldea de Torre de los Molinos cuando me dedicaron una plaza; o en Colmenar Viejo al inaugurar una sala de pintura taurina, Sala de Javier Villán. Viene el alcalde, descorre una cortina y !zas! allí está tu nombre para la eternidad. En Palencia somos poco sentimentales y lo de la eternidad, la fama y esas cosas lo dejó muy bien explicado Jorge Manrique, "nuestras vidas son los rios que van a dar a la mar".... Lo mismo que el Rabí Sem Tob, de Carrión de los Condes, dejó claro la "alianza de civilizaciones", la genuina, no la bobada que se inventó la sagacidad zapateril; judios en tierras de cristianos viejos. Al único que desconcierta el Rabí es a Chuco Varona, que le cambiaron el nombre de la calle donde tiene la farmacia, enfrente de la fábrica de armas, calle Héroes del Alcázar, que todo el mundo sabía de qué iba, por el de Dom Sem Tob, que casi nadie sabe de qué va. Cosas de la democracia
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