El 23F en el Gijón.
Turbulento dia. De regreso a Argentina, tras unos dias por España, me lo recuerda Leopoldo Castilla, el Dios de la actual poesía argentina; a menor categoría no nos rebajamos ni él ni yo. La tarde aquella en la que los fugitivos del videlazo cruento creyeron que podían encontrarse con una situación similar en España ¿Dónde ir?. Las casas de sus amigos no les valían como refugio y bastante tenían estos con refugiarse a sí mismos. Hubo gestos heroicos, solidarios, que pueden leerse en Historias golfas del café de Gijón. (Almuzara). O releer o comprar. En la tele una película conmemorativa, con aire de teleserie. Gran reparto. Total, todos. Paco Tous, brutal y patriótico Tejero; trágico Alfonso Armada, la doblez, Juan Diego. Fernando Cayo da credibilidad a la incógnita que siempre nos hemos planteado; y si quien falló fuera el Borbón?. Juan Carlos queda limpio de polvo y paja. Una vez más un producto discreto lo salva la interpretación: los citados y todos los demás: García Millan, Casablanc, Seda, Calot, etc, etc, etc
De paso, Teuco Castilla me deja sus últimos cuatro libros: Gong (Canto al Asia), El Cantar del Catatumbo (Crónicas de la Venezuela Bolivariana), Tiempos de Europa, Guarán. Para subir al Olimpo y no bajarse de él durante mucho tiempo. Por entonces escribía yo SONETOS DE LA IMPOSTURA, que solo Ramón Akal se atrevió a publicar. Y que, al parecer, reeditará en breve con el añadido de Sonetos de la Nueva Impostura. Un centenar de piezas que dejarán, o eso pretenden, memoria de estos dias.
Teatro de agitación. Felipe González era, es, el Señor X.
En este apartado de teatro de agitación y propaganda, el agitpro de nuestra juventud tumultuosa, bien podría entrar la actual tarea de Alberto San Juan contra el felipismo; y contra El Pais, principio y causa original de muchos de los males de hoy, según el libro de Morán El cura y los mandarines y según un renovado Alberto San Juan. Opinión que muchos, recordando las listas negras de El Pais de Juanlu y de Polanco, compartimos fervorosamente. Y que, en la medida de nuestras pequeñas fuerzas, denunciábamos cuando Iñaki Gabilondo era el acólito más brillante de Prisa: una verdadera estrella. Sobre la perversidad del felipismo algo hay en mi libro Sonetos de la Impostura, por el cual Akal, única editorial que se atrevió a publicarlo, sufrió taimada persecución.
Autorretrato de un joven capitalista español sigue siendo el texto ejemplar de la programación de Teatro de Barrio. A tal extremo que, Alberto San Juan, comulgante y comulgado de El Pais en aquellos tiempos, se me asemeja en estos momentos un arrepentido de la fe felipista y polanquista, como Dionisio Ridruejo lo fue de su fe falangista. Yo estoy convencido de que transformaciones así son las que hacen avanzar la humanidad.
Las Guerras correctas está tambien en esta línea: el señor X, o sea Felipe González, como cabeza del Gal, la guerra sucia contra ETA. Es una dramatización de la famosa entrevista que Iñaki Gabilondo le hiciera a Felipe González el 9 de enero de 1995 en la tele del Gobirno dirigia por Jordi García Candau; la tele y la entrevista, con ayuda de Pérez Rubalcaba. Nada nuevo en esta función de corte periodístico que ya no supiéramos. Pedro Jota Ramírez y el Mundo se habían hartado de señalar en la dirección justa sobre el GAL: Felipe González era el señor X, el que defendía el Estado desde las cloacas y las alcantarillas. El Mundo y su director se habían convertido en las bestias negras de Felipe, odio eterno a los romanos. Por un raro efecto rebote, que no sé si ha sido buscado por Gabriel Ochoa, se confirma que Iñaki no fue un debelador de Felipe González, sino un peón, un amigo y su heroica entrevista, un escudo protector. Lo lógico, en una tele menos sumisa que la de García Candau, hubiera sido que la entrevista se la hiciera PedroJota que era quien más sabía del tema. Que Felipe no supiera aprovechar con más inteligencia la oportunidad que Iñaki y García Candau le brindaban es otra historia.
Podemos debe pronunciarse sobre la cultura.
Turbulento dia. De regreso a Argentina, tras unos dias por España, me lo recuerda Leopoldo Castilla, el Dios de la actual poesía argentina; a menor categoría no nos rebajamos ni él ni yo. La tarde aquella en la que los fugitivos del videlazo cruento creyeron que podían encontrarse con una situación similar en España ¿Dónde ir?. Las casas de sus amigos no les valían como refugio y bastante tenían estos con refugiarse a sí mismos. Hubo gestos heroicos, solidarios, que pueden leerse en Historias golfas del café de Gijón. (Almuzara). O releer o comprar. En la tele una película conmemorativa, con aire de teleserie. Gran reparto. Total, todos. Paco Tous, brutal y patriótico Tejero; trágico Alfonso Armada, la doblez, Juan Diego. Fernando Cayo da credibilidad a la incógnita que siempre nos hemos planteado; y si quien falló fuera el Borbón?. Juan Carlos queda limpio de polvo y paja. Una vez más un producto discreto lo salva la interpretación: los citados y todos los demás: García Millan, Casablanc, Seda, Calot, etc, etc, etc
De paso, Teuco Castilla me deja sus últimos cuatro libros: Gong (Canto al Asia), El Cantar del Catatumbo (Crónicas de la Venezuela Bolivariana), Tiempos de Europa, Guarán. Para subir al Olimpo y no bajarse de él durante mucho tiempo. Por entonces escribía yo SONETOS DE LA IMPOSTURA, que solo Ramón Akal se atrevió a publicar. Y que, al parecer, reeditará en breve con el añadido de Sonetos de la Nueva Impostura. Un centenar de piezas que dejarán, o eso pretenden, memoria de estos dias.
Teatro de agitación. Felipe González era, es, el Señor X.
En este apartado de teatro de agitación y propaganda, el agitpro de nuestra juventud tumultuosa, bien podría entrar la actual tarea de Alberto San Juan contra el felipismo; y contra El Pais, principio y causa original de muchos de los males de hoy, según el libro de Morán El cura y los mandarines y según un renovado Alberto San Juan. Opinión que muchos, recordando las listas negras de El Pais de Juanlu y de Polanco, compartimos fervorosamente. Y que, en la medida de nuestras pequeñas fuerzas, denunciábamos cuando Iñaki Gabilondo era el acólito más brillante de Prisa: una verdadera estrella. Sobre la perversidad del felipismo algo hay en mi libro Sonetos de la Impostura, por el cual Akal, única editorial que se atrevió a publicarlo, sufrió taimada persecución.
Autorretrato de un joven capitalista español sigue siendo el texto ejemplar de la programación de Teatro de Barrio. A tal extremo que, Alberto San Juan, comulgante y comulgado de El Pais en aquellos tiempos, se me asemeja en estos momentos un arrepentido de la fe felipista y polanquista, como Dionisio Ridruejo lo fue de su fe falangista. Yo estoy convencido de que transformaciones así son las que hacen avanzar la humanidad.
Las Guerras correctas está tambien en esta línea: el señor X, o sea Felipe González, como cabeza del Gal, la guerra sucia contra ETA. Es una dramatización de la famosa entrevista que Iñaki Gabilondo le hiciera a Felipe González el 9 de enero de 1995 en la tele del Gobirno dirigia por Jordi García Candau; la tele y la entrevista, con ayuda de Pérez Rubalcaba. Nada nuevo en esta función de corte periodístico que ya no supiéramos. Pedro Jota Ramírez y el Mundo se habían hartado de señalar en la dirección justa sobre el GAL: Felipe González era el señor X, el que defendía el Estado desde las cloacas y las alcantarillas. El Mundo y su director se habían convertido en las bestias negras de Felipe, odio eterno a los romanos. Por un raro efecto rebote, que no sé si ha sido buscado por Gabriel Ochoa, se confirma que Iñaki no fue un debelador de Felipe González, sino un peón, un amigo y su heroica entrevista, un escudo protector. Lo lógico, en una tele menos sumisa que la de García Candau, hubiera sido que la entrevista se la hiciera PedroJota que era quien más sabía del tema. Que Felipe no supiera aprovechar con más inteligencia la oportunidad que Iñaki y García Candau le brindaban es otra historia.
Podemos debe pronunciarse sobre la cultura.
Es necesario, para evitar sorpresas, que la gente
de Podemos se pronuncie sobre la cultura. No hay revolución sin cultura. Conozco
y tengo anotados dos libros de Pablo
Iglesias publicados por Akal, Disputar la democracia y Maquiavelo frente al espejo. Su
dialéctica nada tiene que ver con el famoso vídeo y tiene muy claro un
principio: la conquista del poder como objetivo de la acción política.
El video es, sin duda, un montaje selectivo y artero, lleno de
las afirmaciones que más pueden dañar una
imagen de demócrata. Pero no puede hablarse de manipulación, estricto sensu, cuando está de por medio
la voz, la imagen, el lenguaje gestual.
La frase “mariconadas
del teatro”, dentro o fuera de contexto, es una salida de pata de banco y ha irritado a parte de la farándula afín a Podemos, y a algún sector del propio partido. Otra parte lo defiende como ironía. Lo de cacería, unido a justicia proletaria,
puede ser tomado como metáfora poco afortunada y no entro a discernir. Valle Inclán iba más
lejos: instalar la guillotina en la Puerta del Sol y fusilar a los Quintero.
Argentina; Teatro abierto,teatro incendiado.
Coincide el rifirrafe
en las redes con Historia de un
cuadro y con El
reportaje. Avanzo apunte de crítica,
pues ambas tienen mucha tela que cortar. El reportaje, es una obra acongojante y
acojonante sobre la Dictadura de la Junta Militar Argentina protagonizada por Federico Lupi. Genocidio via
censura cultural, más exactamente teatral: Teatro Abierto, teatro incendiado:
teatro del Picadero. Censura es poder,
poder absoluto, capacidad de exterminio sin rendir cuentas a nadie. Esta podría ser la primera conclusión de esta obra de Santiago Varela.
Pocos textos como este presentan el horror con tal crudeza; el horror lo es más porque esa suprema
autoridad sobre la muerte y sobre la vida, no genera ninguna
conciencia de culpa en los asesinos. Genocidio es palabra
que no entiende el General encarcelado.
Contra el teatro, los tanques; contra los cómicos de mierda y
los editores de mierda de propaganda marxista de mierrda, los fusiles y la hoguera.
La periodista justiciera es Susana Hornos, fría, implacable acusadora. El general es Federico
Lupi, un militar arrogante, anciano y poseedor de una dialéctica
infernal que no admite réplica: es la voz de dios y de la patria. Su espíritu sigue siendo más fuerte que su
físico.
El magnífico espacio escénico de la Sala Negra presenta, en esta ocasión, algún inconveniente. Solo quienes están en la grada central, de frente, pueden contemplar, en plenitud, la quebrada autoridad de Lupi o el bisturí de la interrogadora que corta y hurga. La acción se sitúa próxima a esta grada central con lo que a la grada
de la izquierda se le hurta media cara
de Lupi y a la grada de la derecha la cara entera de Hornos. Bastaría con
situar la acción dos o tres metros hacia el fondo para corregir el desequilibrio.
El teatro político y Alfonso Sastre.
En unos momentos de enorme vitalidad del teatro político en Madrid, gracias sobre todo a Teatro de Barrio y la floración de otras salas alternativas, no es explicable que el teatro del exiliado de Hondarribia siga en el olvido. Ni se le representa en Euzkadi ni se le representa en Madrid. (Albricias, Malonda, por Lluvia de Ángeles sobre París). Cierto que Sastre eligió un "teatro imposible" y que desde Escuadra hacia la muerte (1954) la censura apenas le ha dado respiro. Justo es reconocer que tampoco él se lo ha dado a la censura. Pero no es menos cierto que, mientras el teatro "imposible" de Sastre, el mejor autor español de la segunda mitad del Siglo XX no se normalice, no se normalizará la democracia española. Claro que la democracia española puede ser cualquier cosa menos normal.
Greco, arte degenerado.
Como homenaje al Greco estrábico y celeste,
inventor de místicas perspectivas corporales, Alfonso Zurro ha escrito un buen
texto llamado Historia de un cuadro. Al
menos en este caso, Zurro es mejor autor
que director. Mal destino de un texto,
abrumado por transiciones morosas y
explicativas, narrativas, de lo que va a ocurrir.
Un desnudo anónimo que el nazismo podía considerar pintura
degenerada, es el arranque de Historia de
un cuadro: un comisario político exige a su hermano, director del Museo
que, como manifiesta adhesión al
nazismo, queme el cuadro. Que podría haber sido pintado por Doménico Theotocopulos. Arte degenerado
era considerado todo aquello que no contribuyera a la exaltación de la pureza
aria; por ejemplo, entre otros muchos, Oskar
Kokoschka, Chagall, Max Erns, Paul Klee, Kandinski, Munch, Grosz…
Luego, viene la
reconstrucción retrospectiva de la historia de ese cuadro. Y en sucesivos
saltos atrás la historia nos lleva al Greco, fugitivo en Toledo de un cardenal
de Roma, un poco Torquemada pero benevolente y tolerante con las debilidades de
la carne, propias y ajenas. Le gusta Doménico.
Jose Manuel Seda dobla en Domenikos y el director del Museo; ambos
tienen similar carácter de rebeldía, de conciencia estricta, pero admiten
matizaciones que Seda precisa con sensibilidad: la libertad del creador libre y
la rebelión de un investigador de arte. El actor sevillano viene encadenando últimamente una serie de aciertos que lo llevan a los primeros puestos del escalafón. Adolfo Suárez, en El Encuentro, por ejemplo. En Roberto
Quintana se produce una circunstancia similar que resuelve a la perfección:
paralelismo entre el funcionario nazi y el funcionario del Vaticano. Respecto a
Manolo Caro, hace de Conde, pintor y
un enigmático mediador- alcahuete-marchante con gran sorpresa final que
ennoblece el personaje del mediador. Espléndido como sus compañeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario