Esperanza Aguirre; la depredadora.
Es una depredadora y va dejando las cunetas llenas de cadáveres, especialmente de su partido, el PP. En consecuencia, su partido la quiere menos que la oposición, lo cual es un contradiós; pero es así. La necesita. Quizá por eso tengo querencia por Esperanza Aguirre; porque es una granada de fragmentación. Tranquilos, no es una perversión de los sentidos. La Espe es como un tren de alta velocidad que, sin plantearse echar el freno, atropella al rebaño. Si la aspirante a la alcaldía de Madrid fuera el pastor, le gritaría al tren “chufla, chufla; que como tú no te apartes...” Es peor para su partido que para los otros. Y antes muerta que pactar con Rajoy o Cospedal; antes la verán de marmitón o de grumete de Albert Rivera que de cómplice de la Cospe, de Gallardón, o Ana Botella a la que ha hecho un desaire en su despedida de alcaldesa. Eso se llama evitar la contaminación. Gallardón y doña Botella son hace tiempo dos muertos políticos.
La Espe es mucha Espe y como llegue a la alcaldía de Madrid, cortará las cabezas de los guardias que la quisieron multar por una infracción de tráfico. Ya se está preparando una desbandada. A mí, como escritor de teatro y hombre de la farándula, me preocupa qué va a hacer con el Teatro Español y los otros teatros municipales. Juan Carlos Pérez de la Fuente es hombre de doña Botella que lo puso a dedo, siendo el menos votado de la terna que los hombres buenos de un Comisión Especial le presentaron a la esposa de Aznar. Lo cual no quita para que Pérez de la Fuente sea buen director. Ha sido quien mejor ha entendido a Fernando Arrabal, menos en estas Pingüinas cervantas epifánicas en las que nada hay entender, salvo para la brillante mente de García May. No sólo en el institucional CDN, sino en lo privado Pérez de la Fuente ha hecho grandes cosas. Por ejemplo, hizo un montaje memorable de Alfonso Sastre, Ulalume, el mejor autor español de la segunda mitad del siglo XX incluido el último Arrabal.
Doña Espe tiene querencia por las privatizaciones. Es lo que hizo con los teatros del Canal, a la sombra de Albert Boadella: una privatización encubierta. Privatizaciones o externalizaciones, horrible palabro muy de moda. Por negarse a esa amenaza de externalización o privatización, se marchó Natalio Grueso, dejándole a Pérez de la Fuente un campo minado.
Doña Espe le da capotazos a la tora pensando que se los da a los separatistas y tiene abono desde hace siglos en una andanada de las Ventas. Es prima de Jaime Gil de Biedma, un gran poeta menor, un maldito también menor, que se miraba al espejo de madrugada y al ver las huellas de su borrachera se echaba la bronca a sí mismo, “ay Jaime si no fueras tan puta”: Jaime, Jaime, poeta que quería vivir como un noble arruinado entre las ruinas de su inteligencia. Para compensar, Esperanza Aguirre es cuñada de un forajido del teatro español, Iñigo Ramírez de Haro. Pero eso no es culpa de ella, sino de su marido, hermano del susodicho.
Como los matadores aguerridos, va de frente, en corto y por derecho. En una cena del Premio Paquiro, cuando yo era maestro de ceremonias del mismo, le pregunté si era verdad cierto oscuro cambalache, y muy lucrativo, entre la empresa de la Ventas y la Cam; me contestó; “es verdad, pero como lo publiques lo desmiento”. Lo publiqué y doña Esperanza Aguirre no me desmintió.
Hace mucho tiempo andaba yo como puta por rastrojo -o como gheisa por arrozal que diría Umbral- buscando sala para exponer los cuadros de Caneja y me cedió las salas del Conde Duque. Caneja era un rojo acreditado y con pedigree de cárcel. Le preguntó a Caruncho, su asesor en cosas de pintura, ¿es buen pintor? Caruncho le contestó: Un genio. Pues que venga al Conde Duque. Esta es la Espe que yo conozco mejor. Solo por la tirria que le tiene a la Cospe y a Mariano Rajoy, me cae bien. Rajoy no le perdona que, en un célebre accidente de helicóptero, a él se le demudara el semblante y ella pareciera un paraca con muchas horas de vuelo. Tampoco le perdona otras cosas; pero esas se las calla para los navajeos cachicuernos del partido.
Luis García Montero, el poeta.
García Montero, ha irrumpido en la política invocando el amor. Luis García Montero, el poeta de la nueva sensibilidad, conviene matizar. Fiel a su poética, pretende llevar a la política los principios líricos de la metáfora. Hay precedentes; en las primeras elecciones de la democracia orgánica bis, Marcos Ana no se comió una rosca en Burgos aunque el PCE lo apoyó con toda la artillería, la poca artillería que tenía y que, paradójicamente, era más de la que tiene ahora. El tiempo y Carrillo, el infame, desarmaron al PCE: el desarme ideológico y desleal que acostumbra a decir otro poeta, Carlos Álvarez.
Fraga Iribarne tiró de archivo, su archivo de Causa General, y trató de demostrar que Marcos Ana, el preso más demorado de la Dictadura, había arrancado de un mordisco la oreja a un cura. O sea que el poeta carcelario, como todos los comunistas, era un comecuras.
Rafael Alberti sacó escaño por no sé dónde, evocando Noche de Guerra en el Museo del Prado y Las coplas de Juan Panadero y toda su poesía de combate. Aquello era el PC desmantelado por Carrillo, aliado de Suarez en la restauración democrática cuando Franco acababa de morir; esto, es IU y la derecha nostálgica o liberal visionaria está muy crecida. Izquierda Unida IU ha sido siempre o casi siempre un apéndice, la cola del PSOE que le espanta las moscas cojoneras que le molestan. Algunos nos borramos de IU porque los renegados del PC la estaban convirtiendo en banderín de enganche del felipismo. Quienes ahora, en unión de Luis García Montero, se han tirado a la calle y al monte electoral, fueron los intelectuales orgánicos del felipismo y el zapaterismo.
Aunque García Posada declarase un verso de Luis, el mejor endecasílabo del siglo XX, “tú me llamas, amor, yo tomo un taxi” no se puede entrar en una política de tiburones depredadores como un pececillo del amor, te devoran. El sarcasmo de Antonio Lucas ha definido muy bien la situación; “si unos hablan de desnudez y otros de amor, polvo seguro”. Veremos que lodos nos traen estos polvos.
Raúl del Pozo con la inteligente maldad que le caracteriza ha llamado a la lista de García Montero de Izquierda Unida para la Cam, Alforjas para la Poesía. Alforjas para la poesía era una sesión dominical de poetas afines a Conrado Blanco, los domingos en el Lara, después de la preceptiva misa de 12 y los pasteles para la familia.
Lo que sea, el viejo agitpro se ha puesto en marcha con la inmediatez instintiva de los viejos conspiradores: Miguel Ríos, Juan Diego, Sabina, Bosé, los rockeros que nunca mueren. Seguro que no votaré, pero si, en un momento de enajenación mental transitoria, lo hiciera, puede que votara a IU. Las municipales son otra cosa; se vota sobre todo en los pueblos y en las pequeñas ciudades a las personas y no a las ideologías. A esas con las que tomas un vino, saben tus problemas y charlas de toros o de fútbol. Y yo vivo en un pueblo: Colmenar Viejo.
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