Apátridas y desterrados.
El Festival de Chamberí, de Unir Espacio, ha concluido con Lágrimas sobre el viento, un oratorio a
tres voces de Gabriel Antuñano sobre
León Felipe, el poeta errante. Se
trata de una dramatización de la vida y obra de este peregrino, romero siempre
romero, dirigida por Ignacio García que
ya dirigiera La sangre de Antígona, de
José Bergamín, primera pieza de la
recuperación de esa España Peregrina emprendida por Unir.
Antuñano es uno de los máximos conocedores de esta parte de
la cultura española, amputada por el exilio brutal del 39. León Felipe se
desterró antes, pero forma parte de esa España Peregrina, vilipendiada en
ocasiones y siempre mal entendida. Lágrimas
en el aire descubre la teatralidad, el fundamento escénico de buena parte
de la poesía de León Felipe, a falta de que algunas de sus obras de teatro se
pongan en pie. Antuñano e Ignacio García han construido una obra que, por
razones para mí ignoradas, se ha quedado en lectura dramatizada. Se resiente
con ello el espectáculo, pese a las voces esenciales de Santiago Ramos, Raúl Escudero y Aurora Cano.
Aquí está la poesía del éxodo, del llanto, la añoranza, la
increpación y la cólera de un hombre libre. Recuerda Antuñano el esquizofrénico
episodio del Congreso de Escritores Antifascistas en Valencia, en el que no se
le permitió hablar; sólo Cesar Vallejo
compartió su soledad. Y recuerda Antuñano la mordacidad de León Felipe al
referirse a los demás poetas, comparable solo a la de Luis Cernuda, al que califica de antipático y Juan Ramón, al que define como “poeta de gabinete y laboratorio”. Celaya, un camelo; Blas de Otero, un vasco de palabra dura; Gerardo Diego, la gran boñiga. Dámaso
Alonso, buen poeta, aunque zorro y borrachín. El único entusiasmo es para Lorca , y sobre todo, para Emilio Prados.
Memoria histórica es
lo que está haciendo UNIR. Memoria histórica de buena ley, como demuestra el
paso por este Festival de Max Aub,
Bergamín, León Felipe y poetas del exilio interior como Blas de Otero, Angela Figuera, Gabriel
Celaya…. Hablando de España,
cantando a España; llorando por España
al compás de una soleá o una petenera de Antorrín
Heredia, el recitado de Sabela
Hermida y la dirección de David de
Loaysa: Que callen los políticos y hablen los poetas, podría ser el lema de
esta tendencia a recuperar la memoria histórica verdadera, lo cual en cierta
medida atañe a mi posición sobre la España de dentro y de fuera.
Siempre estuve liado
con la Memoria Histórica; la España Peregrina, la recuperación del exilio, el recuerdo
de los desterrados. No fue nuevo
que Zapatero, de presidente
del gobierno, formulara ese concepto, pero sí lo fue la manera en que lo
reformuló. Me inquieté cuando, deambulando por mis pueblos de Palencia, los más
viejos del lugar me dijeron: “lo malo es que a pocos kilómetros de una huesa de
rojos puede aparecer un huesa de azules.
Y vuelta la burra al trigo”.
España tierra de desterrados; el Cid Campeador el primer
español desterrado cuando aún España no existía. Concluido el tránsito de Hablando de España, y Lágrimas sobre el viento, vuelve a la
sala de Arapiles 16 Las Mocedades del Cid, dirigida por Roberto Santiago. Rodrigo Diaz de Vivar y siglos más tarde, a lo largo de la
historia, los disidentes, los heterodoxos afrancesados, ilustrados,
republicanos... Esta es la memoria histórica que España debe recuperar.
Escaparate de librería.
11M. Once días de junio. Autor Víctor Llano.-Edit Última
edición.
El atentado de los trenes de de Atocha que se saldó con 200
muertos y cientos de heridos es una herida que no está cerrada; también esto es Memoria
Histórica. Hay una versión oficial que muchos no aceptan. Y hay una versión
sospechada, intuida, cuyo fantasma no ha logrado licuar las explicaciones
oficiales. 11M Once días de junio trata
de estos enigmas no resueltos. Es una novela política; y por lo tanto es una
novela policiaca, una novela negra. Con sus muertos, sus esbirros y sicarios,
sus tramas negras, policías corruptos, abogados inocentes y solitarios. No voy
a descubrir los entresijos de esta novela de Víctor Llano porque lo elemental de un comentario es no destripar
la trama y mucho menos el desenlace y claves de los enigmas. Hay un abogado
atormentado por el cruento y brutal suceso y sus verdades ocultas y por una
crisis sentimental derivada de su obsesión indagatoria; hay víctimas, hay
verdugos, hay un comisario de Policía que estuvo muy cerca de los sucesos; hay
iluminaciones reveladoras y hay una profunda desolación. Las cloacas, las aguas
oscuras de los pozos negros. Lo dicho: una novela negra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario