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domingo, 10 de abril de 2016

REQUIEM POR TODOS LOS HOMBRES. DIATRIBA DE AMOR.


Santiago Sánchez, entre Aquiles y Pentesilea.

A batallas de  amor, campos de plumas. Dijo el poeta. Esa parece ser la opinión de Lourdes Ortiz en Aquiles y Pentesilea. Aquiles, el de los pies ligeros y su talón mortalmente vulnerable. Pentesilea, reina de las amazonas, la tribu belicosa de mujeres despechadas, o sea sin una teta, para así mejor manejar el arco contra los guerreros homéricos. Pentesilea declara abolida la guerra en favor del amor, pero los poderes fácticos de ambas partes en lucha nunca lo permitirán. Afronta Santiago Sánchez una difícil dirección: cómo encerrar en el reducido espacio de  un escenario los complejos y violentos movimientos de la guerra, de una batalla.. Y aligerar la carga conceptual inherente al teatro de Lourdes Ortiz. Buen montaje, aunque yo siga pensando que el mejor Santiago Sánchez, acaso insuperable, es el de La crazy class, obra por la que es candidato al Premio Valle Inclán, que se falla dentro de unas horas.

 Requiem por todos los hombres

 de Garrigues Walker ha inaugurado el 1º Festival de Teatro Amateur de la UNIR. El concepto “amateur”, referido a la creación artística, sea cual fuere la rama en que ésta se manifieste, nunca lo he tenido muy claro. Creo que en alguna ocasión he comentado esto con Antonio Garrigues Walker, que es poeta y dramaturgo en ámbitos reducidos, y jurista en ámbitos más universales. Es también un brillante escritor político. Atendiendo a esta faceta de hombre, que podíamos llamar renacentista, le he propuesto en ocasión reciente como “notable” al que podría encargársele la formación de gobierno. Ese gobierno, que la corrupta y encanallada clase política es incapaz de poner en marcha.

 En realidad esa propuesta política encierra una trampa; mientras Antonio podría encargarse de limpiar los Establos de Augías, yo acompañaría a Fran, su mujer, a ver teatro. Se me olvidó preguntarle ayer a Fran con cuál de los varios retratos que hacen del “hombre sentado” las mujeres de Requiem por todos los hombres, se quedaría ella. De paso podía ir con nosotros Malena, una jovencísima nieta pelirroja que el otro día estaba allí. Fue como un milagro entre tanta devastación. Ana Merino sentenció: “es la Reina de las Hadas”.

 En mi opinión Garrigues debiera dar el gran paso a otros circuitos y salirse de los puramente familiares y de amigos. Ha escrito más de medio centenar de obras y alguna habrá, digo yo, capaz de resistir la “profesionalización”.

 Este texto es un largo poema dividido en varios monólogos sin estructura escénica definida; el título es bastante explícito, aunque a mí pudiera parecerme igualmente acertado, parafraseando a  Gabriel García Márquez, Diatriba de amor a cuatro voces contra un hombre sentado. El hombre sentado es Carlos Rodríguez Braum. Y las voces que tratan de definirlo como un ser adorable, mentiroso, tierno, acomodaticio, desleal, frágil, insuficiente, autoritario y muchas más cosas son: Sofía Palazuelo, Gloria Marroquín, Mayte Gaytan de Ayala y Carmen Vázquez que dicen sus textos con soltura y evidente desparpajo, dentro de ese amateurismo asumido. Rodríguez Braum, economista de prestigio liberal, refleja con muda gestualidad las sucesivas diatribas que caen sobre él.

El grupo de Garrigues tiene dos fundamentos: la calidad literaria de los textos y una razonable base actoral. Junto a las ya citadas líneas arriba, recordaré a Lupe Barrado y Johny Aranguren. Y, por supuesto, a Elena Herrero Beaumont. A esta la vi por allí, como nostálgica de otros mundos. Sigue afirmando que   aprende teatro de mi “magisterio”. Pero yo creo que su europeismo cosmopolita me “tiene ojeriza” por mi afición cafre a las corridas de toros.  

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