Jorge Verstrynge,
el nazi errante y melancólico
Jorge Verstrynge fue nazi
en su belicosa juventud universitaria, y
mano derechísima de Fraga Iribarne, que le sobrepasaba por la
izquierda. Ahora dicen que está muy próximo a Podemos, acaso por ternura paternal a su hija, Liliht,
colaboradora de la formación morada de Pablo Iglesias en tareas claves
europeas. Hace años Jorge Verstrynge quiso afiliarse al psoe y Alfonso
Guerra le negó la entrada. Parece ser que los podemitas tienen menos
escrúpulos. Verstrynge tuvo estrecho contacto hace siglos con Pina López
Gay, hija de un gobernador franquista, y secretaria de las Juventudes Maoistas. Raúl
del Pozo publicó un artículo en el diario Pueblo, de Emilio
Romero, titulado El nazi y la maoísta. Jorge y Pina se presentaron
en el Café Gijón y le querían partir la boca a Raul. La cosa no fue a mayores,
pero Raúl no rectificó. Los de mi generación nos acordamos de aquella pieza
modélica de periodismo. Ahora no he visto ninguna pieza modélica en los
periódicos, debe de ser porque no los leo. Ni siquiera el Mundo, del que fui fundador y en el que
escribí cerca de 4.000 artículos sobre toros y teatro en especial; me merezco
la jubilación de este Mundo de Rossel
y Jorge Bustos, el ideólogo, que
dice preferir “un corrupto a un comunista”.
Nota larga a pie de página
corta; La historia no es un cuento de locos contada por un borracho como
dijo no sé quién. La historia de estos días de coronavirus es una historia de tribulaciones, peste, seres
heroicos y Servicios Sanitarios al borde del colapso y la extenuación;
médicos y enfermeras expuestos al contagio. Una historia que ha sacado a flote
lo mejor de casi todos. Casi. Una historia que, por otra parte, ha descubierto
también la vileza de la lucha política de partidos, la incapacidad solidaria de
una España siempre con la quijada de los
Caínes en la mano. La caverna con sus ataques zafios y criminales a Sánchez me ha hecho comprender el triste
destino de un político, al que tengo pocas simpatías; nunca le perdonaré a la caverna. Quizá hemos perdido la oportunidad, otra
vez, de estar unidos. Tendrá que venir otra guerra de la Independencia contra
los franceses, (1802) para que este país llamado España adquiera conciencia de
unidad y fraternidad. Y en la cuarentena obligada de esta peste, una voz coherente consigo mismo y discordante
con el resto: Quin Torras, el molt Honorable de la Generalitat,
temeroso de que las tareas de
desinfección y ayuda del ejército español sean un pretexto de invasión por parte de España y un nuevo obstáculo para
la independencia. ¡!!Cataluña sola!!!! claman algunos/as. De esta devastación
que nos asuela, Cataluña no se salvará sola. Y
Europa, bastante tiene con mirar
su propio ombligo. Alguien ha fallado a España, ha dicho la ministra Calviño.
Acaso nunca reconozcamos que quienes fallamos de verdad somos los españoles.
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