Ha muerto un torero, El Choni 94
años de edad. La torería es como el
sacerdocio, imprime carácter, se es torero y se es sacerdote para siempre: a fin de cuentas el toreo es un
rito, una ceremonia. Jaime Marco el Choni fue la última alternativa que dio
Manolete que, desde entonces, se convirtió en amigo. Torearon juntos muchas
veces en Mexico y algo menos, creo, en España. Y, conociendo la historia y el
carácter del ¨monstruo¨ es fácil imaginar el nivel de exigencia que ello
suponía.
Mis recuerdos de El Choni se
centran en las Fallas y Fira de Juliol, sobre todo, en la cafetería del Hotel Palace donde ambos
nos hospedábamos. Una tarde tuve el privilegio de ver con él una corrida. Me
habían regalado dos entradas de contrabarrera y le invité. Y aprovechó el
descanso del pequeño refrigerio tras el tercer toro y desapareció. Al dia
siguiente, desayunamos juntos y traía, algo insólito en él, anotada mi crónica de El Mundo. Sus leves
objeciones las tomé como consejos de sabiduría. Desdeñaba, y no sin razón, la
crítica taurina. Creo recordar que Jaime fue el primero en hablarme del
rejoneador Sergio Galán al que posteriormente, en unos Sanfermines, yo bauticé como el Sucesor, aludiendo claramente
a Pablo Hermoso de Mendoza, por entonces en su apogeo. En el reino indiscutible
del estellés, en su casa, Pamplona, Sergio Galán se postuló claramente como
el único rival a tener en cuenta. Con el inconveniente de que la cuadra de
Sergio, con ser notable, no alcanzaba las cumbres de Caganco y las demás jacas
de Hermoso de Mendoza. Fue el orientador, con absoluta clarividencia, en los
primeros tiempos de Sergio Galán al que le unía cierto parentesco me parece.
Ha muerto un torero. Y un amigo.
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