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jueves, 21 de mayo de 2015

RETRATOS ELECTORALES. EL COLETAS


Revolución socialdemócrata.
El Coletas, nombre que ha desplazado el genuino de Pablo Iglesias, es un hombre carismático, pero está cansado y eso reduce su carisma. Es el icono de Podemos; apenas conocemos a los candidatos electorales de esta formación emergente, pero sabemos que detrás de un rostro anónimo o de un nombre desconocido está Pablo Iglesias. Ese es el carisma, ese el liderazgo. Ante él empalidecen sus brillantes compañeros de aventura: Monedero, Errejón, Echenique.
Entró en la política activa española como un caballo en una cacharrería. Y en, unión de Errejón y Monedero, fue aclamado como la Santísima Trinidad  depuradora del fangal: el bipartidismo corrupto, la casta, los establos de Augías. Era la Revolución, con mayúsculas. Y este país llamado España reaccionó como reacciona siempre, demonizando a quienes le han engañado; luego las cosas se calman y volvemos a lo mismo. El cabreo que la gente tenía  contra la casta, afortunada acuñación política de Podemos, lo vimos  traducido en votos y le abrió a Pablo Iglesias un horizonte  de turbas descontentas.
Podemos, o sea Pablo Iglesias, ha moderado su discurso incendiario y ha perdido seguidores. Reproduce un poco el esquema del PSOE de la transición: el pragmatismo transformista; pero con la moderación dialéctica ha perdido más seguidores de los que ha ganado. Casi todo el mundo percibe que Pablo Iglesias se ha instalado en una socialdemocracia cauta y conservadora y que eso no lo va a llevar a ninguna parte.
 Para los confusos, añade más confusión y se mete  en un jardín ideológico y  “socialdemócrata al estilo de Marx, Engels, Rosa Luxemburgo y Vladimir Illich…”  (Sic) Pare el carro. En una campaña electoral eso no lleva a ninguna parte…Y la asimilación de Rosa Luxemburg a Lenin es, sencillamente, un contradiós. Cuando en estos tiempos, y desde hace muchos tiempos, hablamos de socialdemocracia todos sabemos a qué nos estamos refiriendo: un simulacro de Izquierda; una suplantación.
Puede que con Manuela Carmena rinda las almenas de Madrid; sería una hazaña. Es lo único que inquieta al PP; de Antonio Miguel Carmona ni caso. El difuso candidato del Psoe a la alcaldía de Madrid se ha perdido en la palabrería aprendida en las tertulias televisivas de las que era una estrella; Carmona procede de la nada y probablemente va a la nada.

Hay algo que me preocupa de Pablo Iglesias si en unión de Manuel Carmena llega a tener influencia en el ayuntamiento de Madrid y, por lo tanto en sus teatros, municipales o no: aquella estupidez de “las mariconadas del teatro”. Puede que sus enemigos lo sacaran de contexto y aquello fuera una broma entre coleguis pasados de copas. Pero las chorradas siguen siendo chorradas independientemente del contexto y del descontexto.

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