Juan Carlos Pérez de la Fuente ha estado
sembrado en unas declaraciones al periódico el Mundo. Juan Carlos en estado
puro. El actual director del Teatro Español tiene una capacidad agitadora
inusual; es un don, que resulta magnífico incluso cuando lo utiliza contra él
mismo, quiero decir para agitarse a sí
mismo contra todos. Ha bastado que una sagaz entrevistadora como Esther Alvarado practicara el suave
ejercicio de la mayéutica socrática para que Juan Carlos Pérez de la Fuente haya dicho, lo que muchos queríamos
oir: “mientras yo esté aquí, en el Español, nadie osará hablar de
privatización”. Aunque una cosa es hablar y otra hacer, vale. Tomamos eso como
promesa y juramento de que ni el Español ni los teatros municipales serán
engullidos por la voracidad privatizadora de doña Botella.
Le tomamos la
palabra de hidalgo castellano a Pérez de la Fuente que, en su anterior gestión
del CDN hizo algo más que sanear las cuentas: hizo muy buen teatro rescatando
obras y autores españoles en la picota. Teatro abierto sin sectarismos. Hasta
trató de poner a Alfonso Sastre, doy
fe pues estaba cerca, y no le dejaron; también doy fe de que, tan pronto como
pudo, ya en la empresa privada, cumplió su objetivo poniendo Ulalume,dónde estás Ulalume, un
memorable montaje sobre Poe el maldito.
Las declaraciones a Esther Alvarado
dan para mucho. Pero me quedo con la asunción del compromiso de no
privatización. Había una cierta alarma social que Pérez de la Fuente ha cortado
en seco; y en húmedo. Natalio Grueso,
al manifestarse las primeras amenazas privatizadoras, dijo: “no conmigo”. O
“por encima de mi cadáver”. A lo que
algún politiquillo con ínfulas de Fouchet
y Talleirand a la vez, respondíó por lo bajini: “pues a lo peor es sin él y
por encima de su cadáver”. Y Natalio Grueso dimitió. Juan Carlos Pérez de la
Fuente ha despejado dudas: “Mientras yo esté no se hablará de privatización”.
Si así fuere, que Dios se lo premie; y si no se lo demande. Yo he estado
convencido siempre de que Pérez de la Fuente es un hombre d honor. Claro que, según la citada entrevista, el
director del Español tiene pendientes de atender 200 peticiones de entrevistas.
No cuentan, supongo las oficiales. De ahí puede salir cualquier cosa.
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