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lunes, 1 de septiembre de 2014

NUEVA CARTA A CESAR RINCÓN. ALDABONAZO LOPEZ SIMÓN COLMENAR


Querido César Rincón.

Vuelvo a mandarte una misiva y con ella la solidaridad de la afición colmenareña con los novilleros de la Santamaría. Desde La Corredera, un brindis por todos ellos y por tú. Y otro aviso para el contumaz don Gustavo Petro. Que tema “la cólera del español sentado en una plaza de toros” si se decide a alzarse en armas, taurinas naturalmente, ante su atropello.

A falta de  lo que pase con  la novillada sin picadores, la Feria de los Remedios debe darse por concluida. Buena Feria en contra de los pesimistas y agoreros entre los que me incluía. La memoria prodigiosa de Maxi Pérez me ha recordado el toraco que yo traía a colación ayer que mataste en esta plaza: Hermanos Santamaría 1991; aproximadamente unos 600 kilos, de ahí no bajo aunque me lo diga la Maxipedia en armas y toda Peña El Rescoldo, que este invierno me dio un premio.

 Dile al señor alcalde de Bogotá, don Gustavo Petro que esas no son formas. Y que para este viaje de prohibiciones e interdictos, mejor no hacemos la revolución. Prefiero al alcalde de Colmenar Viejo, del PP, don Miguel Ángel Santamaría que ha montado una feria muy apañada en época de crisis. Si sospechara  que con el dinero de los toros se roba un puesto escolar a la Enseñanza o una cama a la Sanidad, yo mismo le montaba las barricadas pasada mañana al señor Alcalde. Y quemaba la Sala Javier Villán que han abierto con la donación de mis libros y mis cuadros. Palabra.

 Pero en esto de los toros, la Izquierda confunde muchas veces la velocidad con el tocino. Lo cual no quiere decir que la derecha acierte siempre. Ojala podamos ver en la próxima feria de los Remedios a alguno de esos novilleros, en huelga de hambre ante la Santamaría, formando cartel con Angel Sánchez, novillero a mi entender triunfador de esta Fería de notable nivel. No porque usted los haya obligado a exiliarse, sino por el lógico discurrir del  tiempo en espacios de libertad; como vimos hace años al gran César Rincon.

El triunfador absoluto ha sido, impepinablemente, López Simón, un torero joven puro y modesto, que entró por la puerta de atrás de una substitución y se quedó con el santo y la limosna. López Simón es oriundo de Colmenar Viejo, varias veces triunfador aquí que se había quedado a verlas venir. La base fuerte del cartel de ayer era Juan del Álamo, herido o lesionado en algún sitio de esta reseca piel de Iberia.   Guarde su viña López Simón no le vayan a robar las uvas el próximo año.

 Hay palabras, frases olvidadas  en la jerga taurina; correr la mano, por ejemplo; y eso lo hizo ayer muy bien López Simón. Cierto que le tocó el lote; el más encastado, el de más fondo y nobleza de Angel Luis Peña. El peor fue para Miguel Abellán, diestro que va ganando en reposo y madurez y, como director de lidia, estuvo siempre donde tuvo que estar. El colmenareño Miguel de Pablo, tomaba la alternativa. Solucionó la papeleta con honradez y dignidad a base de arrimones a unos toros parados; uno de ellos salió moribundo y moribundo feneció.

 La corrida de Angel Luis Peña, salió variada de fuerzas y temperamento. Y pareja de presentación y trapío; al menos dos toros importantes, uno de ellos premiado con la vuelta al ruedo. Varios de los novillos lidiados los días anteriores  tenían más trapío y más plaza que los toros de ayer. Digo esto no para que la Comisión Organizadora Municipal disminuya el trapío de los novillos, sino para que aumente el de los toros. No se puede empezar la casa por el tejado.

El público ha respondido razonablemente bien. Media entrada en las  novilladas, del actual aforo reducido; y dos tercios o algo más en la corrida. El público ya nos el aficionado d antes, los que ante la inhibición de algunos novilleros los hubiera corrido a gorrazos. Pero ha pasado por taquilla. Y no había figuras que se comen el presupuesto sin reparar en crisis. Las figuras y figurones, a San Sebastían de los Reyes, a matar chotos afeitados. Colmenar sólo necesita “medias figuras” con raza y torería, o sea diestros con mucha vergüenza torera; y el toro íntegro, duro, encastado y fuerte. Esa debe ser la  seña de identidad de los Remedios y la Corredera.

 

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