Páginas

viernes, 28 de noviembre de 2014

RUEDO IBÉRICO. BELLEZA Y SEXO: MÚSICA DE CÁMARA PARA. MARYLIN Y DENEUVE


La propiedad intelectual, amenazada.

Cedro, que defiende los derechos de la propiedad intelectual y de reproducción de autores españoles, INFORMA: “Autores y editores de todo el mundo reclaman Gobierno Español mayor protección de la propiedad intelectual”. Arguyen esos autores y editores de todo el mundo que la cultura española está desprotegida. Razón que les sobra. La cultura en España no está desprotegida, está en trance de aniquilación. Por ejemplo, hace tiempo venimos reclamando que se rebaje el 21% del Iva con que se grava la cultura; el gobierno, como quién oye llover. En cambio, a las industrias y revistas porno las protegen con 5%. No me parece mal que se estimule la líbido y el retozo; pero lo que esto demuestra, únicamente, es que en este Gobierno hay mucho putero y putera. Si no, de qué. Mucha contrición, mucha iglesia y mucho golpe de pecho: puteros. Eso es lo que son.
Y aprovechando la circunstancia, no estaría de más que Podemos se pronuncie sobre la cultura y el IVA y otras nimiedades. Quizá ando despistado y no conozco el programa al detalle; pero urge que Pablo Iglesias, estudioso de Maquiavelo y del cine, diga algo. De momento ha hecho público un programa económico por el que los llaman "radicales descerebrados", precisamente los radicales descerebrados que nos ha llevado a la situación en que estamos. Podemos está obligado a algo más que jugar a la contra. De momento, debe ser consciente de que juega en campo contrario, de que todos los campos le son contrarias; incluso el de una cultura adormecida.

Garbisu, el maestroescuela asesino .

Recordaba este texto con un nombre similar hace unos años; El Maestro, por Abel Viton. Ahora se llama El profe. Y lo interpreta Gabriel Garbisu, dirigido por Jaroslaw Bielsky en la sala Replika. Buen recuerdo, nebulosamente, de Abel Viton. Excelente interpretación de Garbisu. Imposible  establecer comparaciones.  El texto de Jean-Pierre Dopagne mantiene su ferocidad devastadora: un profesor, el profe, pierde un dia los estribos y se carga a tiros a media clase. A partir de aquí, todos los matices que se quiera para un actor: inocencia, remordimiento, venganza, fracaso. Luego la fama, el espectáculo. Impecable Garbisu.

 Me gustaba más el título de El maestro;  remite con más precisión a los orígenes rurales del protagonista: el maestroescuela,  el desasnaburros que se hizo maestro por escapar del arado, por  no ser un destripaterrones como su padre. Por ascender en la escala social, en suma. Para luego encontrarse con el desprecio y la mofa de pequeños salvajes. El maestro no es nadie en la vida, no es nada.

La dirección de Bielski remite al metateatro, al tan manoseado teatro dentro del teatro, pero con precisión, con elegancia y sin tópicos. Queda la duda, teatralmente,  de si  la matanza fue real o es solo un drama, una comedia cruenta. Da igual. Queda sobre la escena el fracaso de una vida. Y su redención posterior por el espectáculo. La vida es puro teatro.

La belleza y el sexo; las bragas de Marylin.

A propósito de los Garrigues españoles, de los que escribí el otro dia, y los Kennedy norteamericanos, me he dado cuenta de que los Kennedy nunca me cayeron bien. Y menos que ninguno Edward, el senador que dejó ahogarse a una amante en Chappakuiddick. Cuentan que cuando  John recordaba el Happy Birtday de Marylin y le entraban las prisas telefoneaba a la diosa rubia y ultrajada: “ve bajándote las bragas y preparando el martini”. Un amante con prisas no es buen amante por mucho que digan. Y un Garrigues, y menos don Antonio, gran patriarca de la seducción y la diplomacia,   que amistad tuvo con Jackie, nunca hubiera dicho esa horterada. El amor y la belleza es  música de cámara sin  charangas. Acordes de violín y no estruendo de clarines y timbales, valga el símil taurino. Tampoco es mal símil la bulería por soleá, como la canta María Toledo o en último extremo, y de ahí no paso, el pasoble Nerva en La Maestranza.

Buñuel y la tiranía del sexo.

Una de las frases más inquietantes y  conmovedoras de Luis Buñuel, el mejor cineasta español de todos los tiempos  pasados, presentes y venideros, es cuando, rendido ya por la vida y los placeres, reconoció: “me he liberado de la tiranía del sexo”. Buñuel, como Hitchkock, se enamoraba de sus actrices. Como al mago del suspense con Tippy Hedren  o Kim Novak, a Buñuel le hubiese gustado tener a Catherine Deneuve de su lado de la cámara. Dijo el aragonés: “es bella como la muerte, seductora  como  el pecado, fría como la virtud”. El demonio no nos ponga en la vida una mujer así. De lo que quizá nunca se liberan los  amadores vocacionales es de la fascinación por la belleza.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario