El refugio
De regreso de Almada en el refugio inexpugnable de Colmenar
Viejo: el texto principal que apuntalan intertextualidades gozosas y pasajeras.
Y a la viceversa. Breve descanso de dos días. Luego, a Olmedo. Y cierro el círculo de festivales de verano. No habrá descanso en este infierno de calor. Preveía un verano tórrido y celérico, pero no tanto. De celérico puede convertirse en colérico.
Paralizada la
reescritura de mi monólogo Lager.
Necesito manejar a fondo Mein Kamp y
la biblia del nazismo me produce náuseas. Intento volver a Rilke,
el poema necesario. Me aburro, y el poema necesario resulta absolutamente
prescindible.
Incertidumbre sobre la Utopia. Mi Ítaca no existe.
Pilar de Miguel me envía un texto inédito sobre Manuela Carmena. Prometo leerlo. Luego me dice que espere, que ese texto no es el genuino; tiene que darle la vuelta. Vale. Pero supongo que caeré a la tentación de leerlo.
Incertidumbre sobre la Utopia. Mi Ítaca no existe.
Llevo reflexionando unos días sobre la amistad, la lealtad. Sobre
el encontronazo con alguien a quien le
reproché, en plan confianza, que no me hubiera felicitado por el premio Carlo
Porto. Bueno, lo mandé a la mierda cuando me dijo que pasaba de
premios y de egos hinchados. Y reconozco que eso de mandar a la mierda a
alguien está feo. Dias antes había mandado a la mierda a Gramsci y su teoría de la inteligencia y la voluntad. También está
feo.
Mi ego; pudiera ser. En cualquier caso mucho menor que los miles de egos que he alimentado y sigo
alimentando. Con esto me quedo y con alguna gratitud que nadie me arrancará del
corazón: “ gracias por verme, en todo, mejor de lo que yo me veo y en realidad soy”. Teoría personal: en tiempos de tribulación, contra la autoestima devastada el ego y el orgullo de quien somos. Cuando
elogio, aunque sea en privado, acierto
más que cuando vilipendio. Solo me he
equivocado conmigo mismo. Con Los Gondra, justo hasta levantarse el telón. Después, naturalmente, dios dirá. Por supuesto.
Serie. Actrices para Agosto.
Llamo a Borja Ortiz de
Gondra para que firme los oríginales suyos que tengo. Destino, la Fundación
Jorge Guilén, con el resto de mi legado epistolar y fotográfico. Interesa
especialmente el original de Los Gondra.
Una historia vasca.
Empiezo la redacción
de una serie veraniega sobre actrices: El
personaje y su actriz. Siete capítulos para el Mundo durante el mes de
agosto. No se trata de elegir a siete
actrices estupendas, que también, sino siete actrices en el momento clave de su carrera; aquel personaje
que las marcó para siempre y les dio
sello; el que a ningún amante del teatro se le puede borrar de la memoria.
Premio Carlo Porto.
En Almada me han
entregado el premio Carlo Porto. Solo alcanzo a ver uno de los espectáculos centrales de la
programación, El feo, de Marius von Mayenburg…… Lo vimos en
España, en Teatro del Arte hace unos años. Hoy mismo sale la crítica en el
Mundo. Descubro una estupenda actriz María
Joao Falcao. No es frecuente que a
estas alturas me impresione una actriz que en sus ojos lleva toda la teoría del teatro: expresividad máxima,
natural. Por este descubrimiento,
el premio ya merecía la pena.
La gloria de un escenario.
Nada hay más grande que
salir a un escenario; es el lugar sagrado, el centro del universo. Me tiemblan
las piernas entre cajas; pero entiendo la gloria del aplauso que eleva a los cielos
el ego de los artistas. Sin eso, sin el aplauso del público no hay arte que valga. Me gusta el papel que me han
asignado: el de Javier Villán, es el mejor conozco. Me acerco al proscenio sin bastones, como si los focos me
prestasen una extraña fuerza. Tiemblo, pero enseguida ya no hay quien me pare.
Desaparecen las inseguridades, los miedos, con un micrófono en la mano soy una amenaza.
Me controlo; cuatro minutos de discurso. Y parte de ellos se lo llevan el
requiescat por Monleón
que acaba de morir, y los aplausos y las carcajadas del público.
Digo que mi modestia (falsa) no puede desautorizar
al jurado, afirmando que el
premio es inmerecido. (Carcajadas). Luego, breve teoría sobe el teatro
esencial. Me cuesta dejar el escenario, me quedaría allí eternamente. Debo de
ser, en el fondo, un proyecto de mal actor
que se quedó en crítico. No lo sé
Viaje demoledor
Aunque más demoledor, supongo, para el escenógrafo David de Loaysa que se prestó a llevarme en su coche. Un alto en Mérida
para ver un desafortunado Alejandro Magno. En Madrid, en el
pequeño interludio después de Almagro, Ortiz de Gondra remata aspectos de Los Gondra,
dirigida por Josep María
Mestres; cerrado, al parecer, un
reparto de lujo. Respira tranquilo. Adolfo
Marsillach decía que cualquier actor español cambia un estreno en el María
Guerrero por un capítulo de una serie de televisión. Novedad; el propio Borja forma parte del reparto haciendo de sí mismo.
Jueves 23,50 en el
teatro romano.
En un momento, en los primeros escalones de la orchestra,
minutos antes de que empiece la
representación, se me presenta ante los ojos, a pocos metros, “el sueño de
Avignon” que, según mi turbulenta imaginación, acaso no fuera en Avignon.
De pronto, en una
imprevista acción teatral, se escenifica algo que había visualizado dias atrás.
Extraña exactitud. Sólo me equivoqué en el color del vestido; lo imaginé
granate y era negro. Debe de ser cierto que tengo un don adivinatorio, profético.
Y que algunas personas hallaban consuelo en esas imprevistas premoniciones.
A punto estuve de ir a
Avignon, desde Almagro, estimulado por unos amigos devotos de Angélica Liddel, pero hace tiempo que soy reacio a la falsa
transgresión de Angélica, a sus convencionalismos con tinte de subversión. Para saber la decadencia de la Lidell
no necesito el don profético. Me
cuentan que la crítica no ha tenido compasión; igual de cruel ha sido la izquierda, la
derecha, el centro y la periferia. Con esto ya tengo el cuadro de Avignon
completo, aunque mi don profético me avisa que Avignon puede ser una fantasmagoría.
Rodrigo Francisco , director del Festival, me ha
presentado a Helena Probs, no se si
austriaca, italiana o argentina. Habla a la perfección los tres idiomas. Allá
por los años de plomo en Italia tuvo que marcharse a la Argentina. Es una millonaria, protectora del Festival,
presidenta de la Share Fundation. Ambos se marchan a Avignon. Yo prefiero
volver a Madrid.
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