Pasión y erudición por el teatro.
Almuerzo con Gabriel Antuñano en el Café de Gijón. Los dos somos adictos al cocido, pero ese dia no toca. También somos adictos al Festival de Almada y tratamos de poner en marcha mecanismos de colaboración entre Ernesto Caballero (CDN) Francisco Rodrigo (Almada). La disposición es inmejorable y sería fecunda para Portugal y para España. Gabriel Antuñano es un erudito del teatro, un hombre de la docencia; pero es, sobre todo, un apasionado del teatro. Hay en él tanto amor a la farándula como conocimiento de la misma; inevitablemente acabará en la autoría, si no ha acabado ya. Le parece un acierto supremo la recuperación del Premio Miguel Mihura. Hace tiempo que defendemos juntos, “España país de actrices”. Le convenzo de que en Los Gondra, con Cecilia Solagurem, Pepa Pedroche, Sonsoles Benedito y Victoria Salvador y María Hervás, arropadas por un reparto masculino también de lujo, podremos reconfirmar nuestra teoría. A reparto masculino tengo que dedicarle un Post
Almuerzo con Gabriel Antuñano en el Café de Gijón. Los dos somos adictos al cocido, pero ese dia no toca. También somos adictos al Festival de Almada y tratamos de poner en marcha mecanismos de colaboración entre Ernesto Caballero (CDN) Francisco Rodrigo (Almada). La disposición es inmejorable y sería fecunda para Portugal y para España. Gabriel Antuñano es un erudito del teatro, un hombre de la docencia; pero es, sobre todo, un apasionado del teatro. Hay en él tanto amor a la farándula como conocimiento de la misma; inevitablemente acabará en la autoría, si no ha acabado ya. Le parece un acierto supremo la recuperación del Premio Miguel Mihura. Hace tiempo que defendemos juntos, “España país de actrices”. Le convenzo de que en Los Gondra, con Cecilia Solagurem, Pepa Pedroche, Sonsoles Benedito y Victoria Salvador y María Hervás, arropadas por un reparto masculino también de lujo, podremos reconfirmar nuestra teoría. A reparto masculino tengo que dedicarle un Post
Premio Miguel Mihura.
El interés que ha despertado la recuperación del premio
Miguel Mihura, 13 años sin adjudicarse, resulta estimulante. No hay afán de
lucro, sino de honores, fama y honra lo que mueve la ambición de las aspirantes
a La Mejor Actriz del Año. O por lo
menos solo honor y fama podemos ofrecer en el Café de Gijón. A Miguel
Mihura yo creo que le gustaban más las actrices que el teatro, o que
le gustaba el teatro porque en él hay actrices, como le gustaban las rubías a
Alfred Hitchcock. Hombres con suerte; escribían una comedia o un guión y a la
fuerza las chicas tenían que leerlo, qué
remedio. A un poeta no le lee ni siquiera la amada para la que escribe versos. Hace siglos, cuando andaba por los camerinos, a mi aire, le dije a una bellísima actriz que no acababa de maquillarse: “no lo toques
ya más, que así es la rosa”. Y esa cursilada a qué viene?. Venía a que “el
cursi” de Juan Ramón aconsejaba a
alguien que no sobase más el poema, que
estaba perfecto, como la rosa por sí misma. Yo comparaba el rostro de mi amiga con la rosa y con el poema, pero ella no
entendió nada.
Naturalmente dejé de
escribirle versos. Le dio por escribir a ella y un dia, mientras esperaba la
salida a escena, me dió un poema recién escrito, según ella. Mientras cenábamos
en el Gijón me preguntó “qué te ha parecido”. Y le dije sinceramente: “una mierda,
pero no lo toques ya más o será más mierda”.
Nunca ganó el premio
Mihura porque entonces no existía, pero tenía calidad para haberlo ganado.
Miguel Mihura dejó a su hermano Jerónimo el encargo de que cada año e otorgara
el Premio a La Mejor Actriz Española del Año. Estuve algunas veces en el jurado
y sin bases ni formulismos codificados, que yo recuerde, se adoptó la costumbre que el autor por el que se daba el
premio a la actriz fuera español. Hoy los autores españoles estrenan poco. A
quien, pues, otorgar un premio
acaso imposible por falta de competitividad; hay que ampliar el campo a autores extranjeros. El
Premio vale lo que vale su enunciado;
Mejor Actriz del Año. Punto. Respetaremos la tradición oral: en caso de empate
de dos finalistas, se otorgará a la más joven. La tendencia de algunos miembros
del Jurado, depositarios según ellos del espíritu mihuresco, y nunca puesta en
práctica, de dárselo a la más guapa está definitivamente abolida. Vale el carné
de identidad, no un canon de belleza siempre discutible
Descubrimiento de una narradora.
Una comunicante de tuiter,
beligerante sin inhibiciones, me envía un relato también carente de prejuicios. Es un relato erótico,
dos amantes enredados entre seis cuerdas de guitarra por decirlo de alguna forma aleatoria. Lo firma como Esther Sanz, que no se corresponde con
ningún avatar. Es mucho más que erotismo
crudo, que lo es; es ternura, sentimentalidad, desgarro, desesperación, sexo y
amor heridos, heridos, sobre todo pese a la desvergüenza de algunos tuits; o por eso, precisamente. Tiene prisa por triunfar en la literatura. Pero la literatura es
como un acto de amor: un ejercicio demorado
y lento. Me dicen que no me fie; que detrás de una cara bonita puede esconderse
un señor con barbas, que a lo peor es un fake. No lo sé. Hablo de
quien ha escrito Seis Cuerdas de Guitarra que me envió. Lo
que haya o deje de haber detrás, me trae al fresco. Y los tuits de alta temperatura orientados a la copulación universal, también. Se las arregla para hacerme un púdico guiño de complicidad que no sé dónde puede ir. A ninguna parte.
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