Dia mágico hace 46 años.
Dia de
celebraciones. 46 años, exactamente hoy. Y la concelebración en torno a Antonio Garrigues Walker en la Sala Verde del Canal. Y en
torno, naturalmente, a su esposa Fran ,
la única mujer que me ha besado la mano para manifestar su acuerdo con una opinión
que casi nadie compartía. Ayer me la
hubiera vuelto a besar por lo que yo estaba diciendo de Antonio. El candor de
Fran no puede inducir a engaño; es una mente crítica acostumbrada a ver teatro.
La estupenda actriz María Pastor, se sienta a mi lado.
Siempre que veo a María Pastor me enamoro e ella, lo que quiere decir que me
habré enamorado unas 200 veces, pues el flechazo en escena se multiplica por
cuatro, por lo menos. Se me pasa pronto, es la verdad. En La
larga cena de Navidad fueron al menos diez veces y eso porque tuve que
compartirla con su madre Teresa Valentín, que es actriz todo terreno. Desde que cerraron la
Guindalera anda un poco alicaída
como la Gaviota, de Chejov. La tuvimos de candidata en el
Premio Valle Inclán un año y en Palencia ha ganado todos los premios posibles.
Laudatio
Paloma Pedrero y yo hacemos la laudatio
de tan renacentista personaje como es Antonio Garriges; tan renacentista que yo
siempre lo equiparo a Pico della
Mirándola aquel que podía discutir de
omne re scibili et quacumque alia; o sea, “de todo lo que se pudiera saber
y de cualquier otra cosa”. Ese es Antonio, jurista eminente, político de bien:
poeta y autor dramático. Corto aquí mis alabanzas porque Antonio Garrigues se
merece un post entero. Pero el título de su obra El saber de nuestro tiempo, apunta un poco a esa totalidad del
pensamiento. Lo comento con Robert Muro,
organizador de este II Foro. El título es más propio de un ensayo que de
una poética dramática.
A Antonio vuelvo a llamarle Joaquín, el hermano malogrado, la
luminosa cabeza liberal en el tardofranquismo. Eso le enorgullece. A Joaquín lo
conocí como emisario de un grupo de descarriados
todavía más o menos malditos. Se trataba
de sondear, a nivel de bases, cuál sería
la actitud del liberalismo español, el genuino, ante la izquierda “domesticada”. Rasgo de
humor fulminante, “si está domesticada, ¿dónde está el problema?”
Sherezade
no existe.
De golpe, melancolía; Shrezade no existe. Silencio
cuando más necesitaba hablar, cuando más necesitaba mágicamente ser escuchada. Sherezade no existe,
Sherezade no existe, Sherezade no existe. Es insufrible la idea: ya no le
quedan historias que contar. Justo
cuando tenía su mejor historia antes del alba. Cuando más tenía que decir,
cuando más quería vomitar a borbotones
sueños fantásticos, historias de agua, noche, luna y rocío. ¿Qué haremos todos
sin Sherezade?.
Tetxu
Mazuelas quiere cryonizarme
¿Cryonizar mis ruinas?. Al carajo. He amado hasta
la extenuación y me han amado. He bebido cosechas de vino, estoy jubilosamente
en escombros, apuntalado por alguna
sonrisa de mujer y tú, mal amigo, ¿me quieres cryonizar?. Cryoniza a José Tomás si te atreves. Simón
Casas es un romántico, un intelectual de la cosa, me dice. Pero es también
un empresario, le digo. Estamos en el II Foro de Cultura y empresa, que
organiza Robert Muro. O sea la
ganancia lógica y necesaria. A Casas lo ví hace unos meses en el Café Gijón. Los
toros me aburren, le dije; pero nadie debe prohibirlos. Hoy los defiendo no como una
estética, sino como una opción de libertad.
Recuperación
Natalia Millan.
Volveré a verla y a Carlos Hipólito en La mentira.
Crei que me detestaba por mi afición a los toros, que odia, y puede que sea verdad. Me llama. No me
detesta, es que se le han estropeado los artilugios informáticos. Le tengo
ofrecidos varios debates Toros sí/ toros no en el Gijón. Puede mucho el morbo de vernos frente a frente en una mesa
del Café. Jugaré limpio; puedo defender
los toros o ser su debelador. Le permito que elija bando.
Reconocimiento
de Rita Barber.
Rita
Barber y Juan Carlos Talavera
han hecho una magnífica representación multipolar y poliédrica de El saber de nuestro tiempo. García May de director y Abigail Tomey de maestra de ceremonias;
impecable Abigail, sensibilísima. Quiero verla de nuevo en un escenario en un
gran papel; es una gran actriz, un ensueño aplaciente capaz de tornarse en huracán tumultuoso. Rita Barber me rescata
de la garras de Txetxu Mazuelas que insiste
en congelarme. Ten amigos para esto. Rita me recuerda que tiene una crítica enmarcada que le hice a raíz de El
alcalde de Zalamea. Eso importa poco, es lo de menos; lo de más es que
Rita ha cantado Youkali de Kurt Weill como
un ángel brechtiano.
Me retiro pronto. Es un dia especial
para mi. Cuando llego a casa cerca de las 24 horas, mensaje de Antonio
Garrigues. “Gracias amigo. Os deseamos toda la familia Garrigues otros 46 años
de amor”. Brindo con Ana con Mohet
Chandón, Ana detesta el Cava doblemente: por cava y por catalán. Rara cena: una
sopa castellana de ajo y champaña francés. Rara mezcla de cortesano y campesino,
que es, en realidad, lo que
verdaderamente soy. ¿Quién me manda a mí meterme en líos?
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