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viernes, 26 de mayo de 2017

SOBRE LOS SONETOS DEL AMOR CANALLA


 

Son días raros sin ninguna razón especial, cargados de presentimientos aún no sabría decir si buenos o malos. Se oscurece el poeta visionario y emerge el poeta sombrío que es la parte de mi poesía  que menos gusta; tacho, rompo todos versos que escribo. En contrapartida, una rara y dulce melancolía me va empapando por dentro y por fuera. Necesidad del  verso, mas lo que escribo me parece una mierda. Y lo destruyo. Vuelvo a un libro maldito que nunca publicaré Sonetos del amor canalla. Entonces, si no pienso publicarlos,  para qué seguir dándoles vueltas. Lo mejor sería destruirlos, pero algo me ata a ellos, un lazo secreto, no sé. He escrito un prólogo para ellos en el que los dejo en manos de Antonio Piedra,  director de la Fundación Jorge Guillén donde está mi legado documental, mis manuscritos,  mi archivo. Podrá publicarlos o no cuando yo no esté.

Pasión, gozo y sufrimiento del amor.
El prólogo explica  la génesis de este  libro, sus contradicciones, el amor desesperado de unos hombres y unas mujeres que se amaron hasta la extenuación. Y el sexo, en alguna mujer, como comercio sin placer. O como venganza también sin placer, a no ser el deleite del rencor. He retorcido el lenguaje hasta hacerle sangre y romperle los huesos. No tiene ni un versos autobiográfico; y he tenido que recordar hombres y mujeres que conocí llenos de heridas sin cicatrizar.

 Hombres deseosos de venganza, mujeres ultrajadas y sentimiento de culpa. Un bestiario salvaje. Pero hay mucho amor en este libro que nada tiene de autobiográfico. Mi idea del amor es mucho más apacible. Carnal y humanísima, pero apacible. Y como tal la he puesto en práctica a lo largo de mi vida. Fueron surgiendo estos versos en paralelo a los Sonetos de la Nueva Impostura. Y con la absoluta libertad que da el saber que en vida nunca se publicarán.

Por lo demás, todo en orden salvo las condiciones de visionario que algunos me atribuyen. Nunca he podido adivinar ni siquiera lo más evidente: mi destino. Hace tiempo alguien que había depositado en mí una extraña confianza me advertía; “ni la vida ni las personas somos lo que parecemos”.  Pues cosas tan claras y reveladas, me resulta difícil verlas. Como si quisiera un mundo a mi medida; es decir la medida de la nada, de lo que no existe. Pero si en algún momento he contribuido a que alguien se sintiera mejor con mi mentira y su verdad, o al revés, daré  por buena mi vida.

2 comentarios:

  1. ¡Hola Javier! Me pareció leerte una opinión positiva a través de Twitter sobre el último "Fuenteovejuna" de la Compañía Nacional. ¿Dónde podría leer la crítica íntegra, habría forma de recuperarla por estos lares? Un saludo de antemano.

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    1. Buscar en elmundo.es Supongo....No estoy muy versado en el tema.gracia

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