Escaparate de librería (I)
Vuelavoz.- Autor, Alvaro Tato. Edit. Poesia Hiperión. 93 pags. Alvaro Tato es actor del grupo Ron La La, artífice de buena parte de sus textos, autor y poeta. Es un elemento activo y poliédrico de la cultura española. Para la CNTC ha hecho varias versiones del Siglo de Oro. Con Vuelavoz retorna al verso, con el que empezó en Hiperión, una de sus principales señas de identidad.
En busca de un tiempo que no existe
Vuelavoz.- Autor, Alvaro Tato. Edit. Poesia Hiperión. 93 pags. Alvaro Tato es actor del grupo Ron La La, artífice de buena parte de sus textos, autor y poeta. Es un elemento activo y poliédrico de la cultura española. Para la CNTC ha hecho varias versiones del Siglo de Oro. Con Vuelavoz retorna al verso, con el que empezó en Hiperión, una de sus principales señas de identidad.
Bikinis,
fútbol y Rokcandroll. Autor, Adrian Vogel. Edit Foca. Akal. 478 páginas. Crónica social, sentimental y política desde
mediados de siglo XX. Amplia perspectiva sobre hechos y personas, anónimas o
conocidas, que cambiaron el mundo y nos enseñaron a verlo de otra manera. Una
conciencia que agitó el tardofranquismo y cuya influencia se analiza en términos emocionales y económicos.
Cómicos!!
¡!Máquinas!!. 376 páginas. Autor, Álvaro de Orriols. Publicaciones ADE. Edicion de Antonio Espejo. Dos textos de un autor casi desconocido y
marginado. Su obra tuvo su mejor momento en la II República. Es un autor
(1894-1976) preocupado por la defensa de los valores tanto artísticos como
sociales de la época, antifascismo, respuesta teatral a los nazismos. De
imprescindible lectura y, mejor aún, de
necesaria representación. Es un espacio de sombra en la memoria de
nuestro teatro contemporáneo.
La
interpretación operística. Autora, Susana Egea. Edit ADE. 295 páginas.
Estudio riguroso sobre los
procedimientos de la representación
musical a través de grandes teóricos. El subtítulo da una idea de la magnitud
de empeño; Stanislavski, Mejerhold y
Chaoapín. Otra aportación de ADE a la historia del teatro. Muchas
apreciaciones sobre la Opera son
aplicables al teatro en general.
Taurocultura. Autor, Enrique Amat. Edit Avance Taurino. Valencia. Un recorrido por el círculo mágico de la cultura y la tauromaquia; la influencia de esta en la pintura, la poesía, el cine, el teatro y las demás artes. Libro escrito con pasión y rigor. Sin sectarismos ni exclusiones. Con especial atención al lenguaje taurino que impregna los usos y la convivencia diaria de la sociedad española.
En busca de un tiempo que no existe
Son días extraños cuyo significado aún
no he logrado descifrar. Dias raros; sensación de desarraigo, de no estar en una
parte a la que pertenezca y estar en miles de sitios a los que no pertenezco, un hombre deshabitado de sí
mismo.
Gonzalo
Santonja me encarga para el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y su programa Los toros a escena, que recree las últimas horas de Federico García Lorca con dos
banderilleros y un maestroescuela, anarquistas los tres: Francisco Galadí, Joaquín
Arcollas y Dióscoro Galindo.
Escribo
algunas cartas. Siempre me ha gustado escribir cartas; las hay de verdad y las
hay de atrezzo, cartas de encargo como las que me pedía hace tiempo una amiga que
no tenía quien la escribiera como el coronel de García Marquez. Yo era tan convincente con mis cartas como Cyrano
de Bergerac con sus versos; tanto que la amiga dejó a su teniente de la Gascuña
y se aficionó al redactor de la cartas; un dia cometí una travesura que casi me
cuesta su amistad. Le escribí una carta fingiendo que era una amiga secretamente
enamorada de ella y no lo podía confesar por temor a ser rechazada.
Privilegio de tener amigas actrices
Salvo la palabra tríbada que me sonaba de Strinberg y La noche de las
tríbadas, yo desconocía el lenguaje
sáfico, pero lo aprendí y tan ardorosa la ponían esas misivas que exigió
conocer a su enamorada tríbada y tuve que convencer a una actriz para que
hiciera el papel. Como ésta estaba en
paro, y en trance de poner una heladería en la plaza de Lavapiés para subsistir,
se lo pagué como un bolo de lujo. Aceptó encantada y luego se gastó lo del
bolo y algo más en invitarme a cenar.
Desde la mili, cuando escribía cartas a las novias de los soldados, no había vuelto
al lenguaje epistolar salvo a mi querida Alfarera cuya pista se esfumó hace varios meses. Algo me dice que no
tardaré mucho en tener noticias de ella.
La perdí de vista el año pasado, camino de la
Islas Polinesias que tanto gustaban a Gauguin, de aeropuerto en
aeropuerto y aún conservaba su magnífico sentido del humor. Se tambaleaba por
entonces el escaso carisma de Rajoy y la Alfarera Prodigiosa describía así su
situación: “Estoy más en el aire que Rajoy” A partir de entonces, misterio. Me
contó que había recibido una revelación no sé si en forma de paloma como el Espíritu Santo o de lenguas de fuego
como los apóstoles.
La
Alfarera iluminada
Era otra mujer, me decía en su última
carta; lo cual de un lado me llenó de júbilo pues sabía de su disconformidad consigo misma, y por otro, me
llenó de incertidumbre. Me reprochaba que persistiera en mi fascinación por la
belleza física de la mujer, cosa nada
rara siendo la suya una belleza perfecta y sabiendo ella que más que
su culo perfecto, a mí me gustaba su alma; un alma con culo, para
entendernos. Su destino había cambiado y percibí un secreto
rencor contra los hombres que la habían
ultrajado por su belleza. Desde ese preciso momento entendí
que, entregada la Alfarera a alguna
causa, persona o religión exótica y esotérica,
daba por terminada tan singular y pura amistad.
Notaba en ella como una extraña necesidad
de expiación cuyo alcance se me
escapaba, pese a estar convencido de que de tan puro y limpísimo personaje lo
sabía casi todo. Confiada en mi lealtad esperaba que yo nunca diría ni publicaría
cosas que dañaran su imagen. Como desconocía qué cosas pudieran dañar esa
imagen, intachable e inmaculada, que yo tenía de ella, le escribí un soneto de amor que no le
gustó nada.
Arte:
fusión de materia y espíritu.
La
Alfarera Prodigiosa no ha abandonado del todo el alfar. De vez en cuando la
prensa se ha hecho eco de alguna exposición en Grecia o Italia, y todo son elogios. Pero se
negaba a conceder entrevistas y las exposiciones eran solo de tres o cuatro piezas
que, en vez de vender, regalaba a algún/a
periodista o poeta afortunada. Llegó
un momento en que nadie quiso exponerla. Hace unos meses me mandó fotografías
de sus últimas figuras: una colección de autorretratos, delicados y bellísimos;
barro transparente más parecido a la porcelana y a la estética de Boticceli que
a la cerámica artesanal; una fusión luminosa de la materia y el espíritu partiendo del barro primigenio.
No me pedía que le
buscase galería en Madrid porque la
alfarera es demasiado orgullosa para pedir nada. Una vez sospechó que yo podía
haber hecho algún manejo para conseguirle una sala en el Museo de Arte
Contemporáneo, se puso hecha un basilisco y amenazó con sacarme los ojos. Fue
rotunda; “tienes por amiga a una salvaje que ama únicamente su libertad”. Después de la “conversión” polinesia, ignoro
en qué habrá quedado esa idea de libertad. Y, por supuesto, no me arriesgo a
preguntárselo.
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