Respetad, al menos, las tumbas. Desavenencias publicadas en El Mundo.
Vandalismo contra unas tumbas tan sagradas
como todas las tumbas. Pasionaria y Pablo Iglesias, pese a todo, nunca serán
profanados, están fuera del alcance de los profanadores. Cuando la Semana
Trágica de Barcelona, sacaron de sus tumbas a los muertos y bailaron con ellos
sin que a los difuntos les importara. Nos
regimos por una extraña asociación de ideas. En estos días convulsos me he
acordado de un verso de Carlos Oroza “porque una flor no puede ser hermosa si
no dejais que el trigo crezca en las fronteras”. Y cuando hablamos de fronteras,
siempre la cuestión catalana como
confrontación. ¿La manifestación del
pasado domingo era de patriotas o volvía el sentido partitocrático como fórmula
política? Puede que hubiera de todo pues el tema España y Constitución estuvo
presente. Días de crispación en los que este pais empieza a parecerse cada vez
más a la España machadiana de charanga y pandereta (…) de espíritu burlón y de
alma quieta. Y a la España cafre de la venganza contra los muertos y su
recuerdo. España gran palabra, que engloba y resume toda una civilización, es
reclamada con descaro por un partidismo excluyente. En tiempos de la Oprobiosa rechazábamos
la bandera de España porque Franco se la había apropiado; renegábamos de Franco
no renegábamos de España. Convencidos ya entonces de que, como decía Kubrick
por boca de Kirk Douglas en Senderos de
gloria, “el patriotismo puede ser el último refugio de los canallas”.
La manifestación del domingo en Colón fue una
de tantas, plural incluso, que no refleja, como pretenden algunos, una temperatura
política excluyente de este país. Este país llamado desde hace mucho tiempo España
es tan plural que solo cabe en varias culturas y habla cuatro idiomas, el
catalán, el gallego, el euskera y el castellano hegemónico y con derivaciones tan
ricas como el habla andaluza. La manifestación del otro día que, en mi opinión,
negaba lo que pretendía defender, la unidad de España, presenta además problemas logísticos; ¿cuánta gente
había en Colón? Para la policía, unas 45.000 personas; para los convocantes,
unas 250.000. La diferencia es notable. La eterna guerra de cifras. La política
es una cuestión también de estadísticas y ni los números ni las imágenes son
inocentes. El lirismo l de las cifras....
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