Dias atroces en Madrid; dias de poesía en distintos centtros. Dias de mierda y de basura. Mañana o pasado Madrid empezará a ser un problema sanitario. Sin alarmismos, Y dicen los que tienen voz, que eso no es cosa de doña Botella. Cuando aparezcan las ratas correteando sobre su habitat que les estamos propiciando los humanso-barrenderos, y con ellas la amenaza de peste (Albert Camus, releer), veremos si es cosa del Ayuntamiento o no.
Anteayer gozo poético en el Centro Buenavista. Abigail Tomey, inspirada como rapsoda y yo también inspirado, o sea muy a gusto entre amigos, como exégeta de mi proceso poético-político. Abigail Tomey, me permitió invadir su espacio y dije mi Poema a Talavera, donde murió Joselito, basado en el romance que me cantaba mi madre de chaval: "ójala te mate el toro en Talavera el domingo", La maldición se cumplió. Luego, tras los poemas vuelta a la cruda realidad, a la guerrilla de la mierda y la basura, a no poder cruzar la calle para tomarse un buen rioja de celebración. Los sucesos qu pueden celebrarse con un buen crianza de Rioja o, mejor aún, de Ribera de Duero. Traen mala suerte. La palabra guerrilla de invención española, debiera ser usada con un respeto sagrado. DE qué gerrilla forman pate estos vándalos de la mierda. Respecto a la mala suerte sin brindis, de momento acaba de morir Amparo Rivelles, y Fernando Arrabal ha entrado en un hospital con un derrame cerebral o algo así. Justo cuando acababa yo de ponerle un Mail de condolencia a Juan Carlos Pérez de la Fuente por la muere de su madre. Uno de los mejores montajes de Juan Carlos, expero en Arrabal, fue Carta a la madre; como un suplicio chino: una depuración de los fantasmas familiares de Arrabal, su madre, el padre desaparecido durante la guerra, la orfandad..
Final atroz de un dia en el que aún me quedaban ecos de algo que no hacia desde hace tiempo: decir, explicar la génesis de un poema, el proceso y la poética de un libro, Abigail Tomey, bordó literalmente el Poema a Ronda, con recuerdos de Hemingway y de Rilke: los ángeles terribles de Rilke, las mujeres que, según Hemingway, enloquecen de amor. Ronda la de los toreros machos. Esto quizá no guste a un my friend, a un a friend tuitero que viene dándome la vara con mi afición bárbara a los corridas de toros, desde hace unos dias. Todo empezó por decir que a mí El Gran Wyomin, no me preduce ni un jaja. Se indignó a friend y de ahí a pasó a la política y a acusarme de torturador de animales por escribir de toros, y de ser un antiguo respecto a mis humoristas preferidos: La vieja Codorniz, Cervantes, Quevedo, Mihura (nada que ver con el de los toros) Ionesco. Para que no vuelva a acusarme my friend de antiguo, podría añadir a Tip y Coll, Gila y así. Dejémoslo; me parece una hipocresía hablar de ecologismo y huanidad con los toros y zamparse chuletas de cordero, filetes de vaca, buena caza mayor o menor y vestir pieles. De política, my friend, mejor no hablamos. ¿Para qué?. Tengo la sensación de que a usted, y está en pleno derecho, los llamados "progres" le parecen la cumbre de la modernidad. Yo creo que son la negación de la izquierda. Por mi parte doy por cerrado el tema; o lo bloqueo, como creo que se dice en la jerga tuitera.
De todo esto me compensó la presencia en mi lectura de muchos amigos y dedos poetas: un joven, Javier Magano que ha escrito La hora del lobo, un libro sorprendente e inquietante; sus fuentes, de una gran perfección expresiva - hablar de pulcritud sería un agravio-: Genet, Shakespeare, Marqués de Sade, Gongora, Munny: un moderado malditismo. Atención a este poeta. El otro es un viejos amigo, cuya poesía de corte clásico, y sentimental hace cuarenta años que conozco: Pablo Jiménez. Sigue anclado en su clasicismo, hace muy buenos sonetos y adora a Garcilaso de la Vega, su modelo.
Otro motivo de satisfacción ha sido la petición de algunos amigos, entre ellos algunas tuiteras como Fabregat, que publique en este blog algunos de mis versos. Lo haré. Y pronto empezaré con Sonetos de la nueva impostura. De momento ahí va uno de Sonetos de fuego y nieve. Lo dijo muy bien Abigail Tomey y yo expliqué, más o menos, en qué circunstancias surgió ese libro de belleza alucinada, de amor, de decadencia y arrebatos. Juzguen ustedes si este poema es de fuego o de nieve; si es de brasas o ceniza:
Guitarra o violín, música pura
tu respirar, tu cuerpo, tu latido;
pentagrama y atril, voz y sentido
de bosque o mar, de pez o arboladura.
Sinfonía, floral aquitectura
tú y lamento cuando tu gemido
es trino y vendaval, es ciervo herido;
tormenta es que brilla y que fulgura.
Te ensimismas; Yo nieve, brasa o viento.
Tu por mi piel, yo tembloroso, y luego
transparenecia de cauce ensimismmado.
Tu prolongado, lento arrobamiento
y el acorde final enamorado:
ers música, amor, música y fuego .
Te palpitan las yemas de los dedos encima de estos teclados tan poco aporreantes. O debe ser por la emoción de tus sonetos, que te consumen. Un abrazo cabe el Tormes, compañero.
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