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martes, 25 de febrero de 2014

MEMORIA DE ENRIQUE MORENTE. HETERODOXO Y CLÁSICO.

Tantos años asistiendo a teatros y plazas de toros, en plan aristarco togado, me han quitado la costumbre de aplaudir. Ayer, a la salida del oratorio-memorial en torno a Enrique Morente,  amigos y conocidos me señalaban con el dedo, te he visto, te he visto....Y eso que a Enrique Morente  no se le puede aplaudir, sólo llorar. Como hizo Gerardo Núñez Trio -guitarra, cajón, violonchelo-, como hizo toda su tribu en un final de misterio brujo, de Euménides enloquecidas por el dolor y la rabia de haberlo perdido . Luis García Montero evocó a Pepe de la Matrona y ahí el corazón me crujió. García Montero trazó una línea de flamenco: Manuel Torres, Pepe de la Matrona, Enrique Morente. Puede ser discutible, pero vale. Pepe de la Matrona, Gayango, Los Gabrieles, La Venta de don Jaime, donde conocí a un Enrique Morente arrojado como un novillero  que quería comerse el mundo. Y acabó comiéndoselo; tanto que no pudo digerirlo y hace tres años reventó en un hospital maldito.

 Últimos 60 y primeros 70. Por entonces a Enrique Morente le prestábamos especial atención Pepe de la Matrona, Beppo Abdulwahad y yo, mínima parte de la muchedumbre que lo siguió después. Beppo era una pintora inglesa grande, caballuna y malhablada que dejó en París a un príncipe moro y se lió con banderilleros y tocaores. El príncipe era un gran acuarelista y se tiró por el hueco de un ascensor. Desde entonces Beppo sólo se enamoraba de subalternos o guitarristas de segunda fila. Natalio Grueso  se ha unido a la memoria de Enrique Morente con este ritual magnífico, con esta memoria del dolor en el Teatro Español. Enrique Morente siempre inventando, siempre visionario. Su voz, en una soleá, mientras Aurora Carbonell, procesionaba por el pasillo del patio de butacas, llegó a ponerme en duda de si era una soleá. Juan de Loxa y otros viejos amigos lo aclararon con rotundidad a la salida: "una soleá de Enrique Morente"

En el escenario, un toro de alambres, una bailaora también de alambres y Gerardo Núñez Trio, esencia musical y elemento escenográfico. Y un atril. Y detrás del atril, Luis García Montero; y detrás de García Montero , y los que vinieron luego, (Dueñas, Victor Manuel, Sacristán Ana Belén, Pilar Bardem, Laura García Lorca)  la palabra, el verso. El poeta granadino dijo, más o menos, que el puritanismo es una agresión a la pureza, que el populismo niega lo popular y el tradicionalismo ofende la tradición. Una forma de definir, a contraria, la pureza, la tradición y lo popular en Morente.

Cuando su viuda, todo de negro hasta los pies vestida, atravesó el patió de butacas y subió al escenario, hubo como una catarsis colectiva: una ceremonia de vieja tragedia con el coro de toda la tribu en torno de ella,    Estrella, Solea, José Enrique. Y hasta Javier Conde,    el torero que siempre fue menos de lo que pudo ser. Fuera la academia y fuera los versos: un sacrificio y un ritual. Pura belleza todo y puro dolor: desgarro, furias, quebranto, lamento. Aurora Carbonell, la Pelota,    ha dicho: "Enrique  Morente es la obra de arte más grande que he conocido nunca".

Te hemos visto, te hemos visto aplaudir,  me señalaban con dedo acusador los amigos. No les dije que, en la última parte de coreografia de sombras, responsorios sy ceremoniales, podían incluso haberme visto llorar. Para desgracia de mi corazón endurecido, -flor roja del desierto pétalo de sal, espuma de mar en calma como máximo- eso no ocurrió. Pero aunque algunos no lo crean, los críticos también tenemos corazón. Ayer yo no estaba en oficio de crítico, sino de aficionado: como polvo y hojarasca de la memoria de la Venta de don Jaime abrazado a Enrique Morente, a la Beppo  y Eduardo Tijeras, el Tijeron de Cádiz  Camino de tomarnos unas manzanillas de Sanlucar, me llama Isabel Bernardos de Salamanca. Toda Salamnca ha descubierto que los poetas llamados de la AntiEspaña, amaban mucho a la tierra que los arrojó de sí: Que trata de España, título robado a Blas de Otero. Los poetas malditos y exiliados  también tenían corazón. Isabel me manda su pregón taurino. No hay tiempo para más. Mañana hablaré del pregón y más de Morente y más de Que trata de España: Max Aub, Bergamin, Cernuda, Alberti  y así hasta quince que pudieran  ser treinta o cincuenta. O cien. La noticia me hace exclamar: "Salamanca, tierra mia."
  

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