UN PROYECTO Y UNA HISTORIA
A Israel Elejalde y Miguel del
Arco, teatralmente, siempre los recuerdo juntos desde aquella incursión en
los predios de Pirandello, La función por hacer. Posteriormente Veraneantes fue otra llamada de atención
definitiva. Como si anunciaran ya este proyecto Kamikaze producto de una nueva
visión organizativa del teatro al que el
Inaem ha otorgado el Premio Nacional de Teatro. Su teatro es un elemento de
transformación no de consumo, pero se consume y mucho. Este es el enigma.
Aunque su intención al dirigirse a todos los públicos -jóvenes, personas, curas,
canónigos y militares- puede difuminar un perfil demasiado exigente. Cómo
consiguen la excelencia, debe de formar parte de ese espíritu proteico y a la vez popular. Kamikaze es un proyecto totalizador y colectivo del que
también forman parte Aitor Tejada y Jordi Busó.
Su primer gran acierto
fue Ifigenia
en Vallecas, con una María Hervás que nos recordó lo más abrupto de Jbara, la mora de Confesiones a Alá; y lo más escondido de la amnésica en Teatro solo.
Ensayo, todavía en cartel
con Fernanda Orazi, María Morales, Jesús
Noguero y el propio Elejalde, es la
postrer obra maestra actoral de Kamikaze, en espera de la próxima. Sólo
por esto, que probablemente ningún miembro/a del jurado ha visto, ya merecían
el premio. Pero el Premio ha sido a un proyecto ya materializado y en pleno desarrollo, no a
una obra en concreto. O sea, que bien
están las cosas como están y Kamikaze seguirá creciendo. No hacerlo sería malo para el teatro español.En otras ediciones otros jurados lo teníamos más
crudo y había más competencia. Este país llamado España solo se entiende desde
la paradoja. Y en ocasiones, -vean la sedición, la subversión, la desconexión, la
biblia en verso de Catalunya- ni siquiera desde la paradoja. O se entiende desde el teatro o no se
entiende, pese a que el ínclito Pablo Iglesias, piense que el teatro es una
mariconada.
Un Ministerio conservador premia
la vanguardia. Con un jurado vanguardista, todo hay que decirlo, o por lo menos
mitad y mitad. Tenía previsto dedicar este retrato
a punta seca de hoy a Elejalde o a
algunas de sus actrices de mi devoción.
Pero prefiero dedicárselo a todo el equipo de Kamikaze. Que nadie piense que
han vendido su primogenitura por un plato de lentejas. Por otra parte, los tiempos del teatro como Resistencia política han pasado. Como comentamos, de vez en cuando,
Juan Margallo, Petra Martínez y Hormigón
entre otros, hemos llegado a la conclusión de que “convicto y cautivo el
ejército rojo, la democracia putrefacta ha alcanzado sus últimos objetivos”
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