Historias de Joan Manuel.
El separatismo montaraz ha puesto
en su malévolo punto de mira a Joan
Manuel Serrat por su posición contraria al referéndum unilateral del 1 de
octubre. Para que no haya malos entendidos, la sagrada unidad de España no es
parte imprescindible de mi filosofía
política. Pienso, además, que ese referéndum
lo perderían Ada Colau y la
tramontana de Puigdemont.
Políticamente, yo permitiría el referéndum para que se pegasen el ostión. Pero
hay una ley y esa ley hay que cumplirla.
No se puede renegar constantemente de España y
estar, a la vez, chupando de la teta de la vaca. Desde los decretos de Nueva
Planta de Felipe V, incluso antes,
la cuestión catalana es un cáncer. Que se vayan o que se queden, pero no pueden
estar a la vez repicando y en la procesión, al caldo y a las tajadas.
En cuanto a Serrat creo recordar que en tiempos de la Oprobiosa se negó a ir a Eurovisión (1968) representando a
España si no le dejaban cantar en catalán. Aquello era más difícil que el folclore de ahora. A Eurovisión fue la Masielona y ganó. El boicoteo y quema de los discos de Serrat, fue duro y partía del Régmen como ahora parte de otro Régimen
Mi retrato a punta seca de Serrat es sencillo y breve; catalán ante todo y, por
corolario natural, español. Como tantos catalanes/españoles, cuyos derechos
cercados por el independentismo hay que salvaguardar sin concesiones: Els altres catalans, que decía Candel. Esos son los que de verdad
deben preocuparnos. A su canción Mediterráneo
un dia le atribuí tanta importancia como a la Novena Sinfonía de Beethoven. Lo cual quizá es un poco
exagerado.
Hace siglos Joan Manuel, Josep María Pou y yo fuimos colegas en
la Universidad Laboral de Tarragona como
hijos de funcionarios. Mi padre era
cartero. Los padres de Serrat y Pou ignoro qué serían. Pou y Serrat estudiaban
peritaje industrial y yo capataz agrícola. A mi me expulsaron por una huelga de
hambre que decían había organizado huelga
que quizá ni siquiera se realizó. Pero a la clandestina Radio España
Independiente le venía bien difundir esta rebelión contra el ministro favorito de Franco, José Antonio Girón, artífice de las
Laborales y lo difundió a bombo y platillo.
Cuando volví a tener noticia de Pou y de Serrat ya estaban en la cumbre. Me
gustaría preguntarle a la gran Montserrat
Carulla, soberanista radical sin mácula y sin sospecha qué piensa de rodo
esto. Quizá lo lleven a la hoguera en Catolonia, pero el mercado musical del
resto de España y de Latinoamerica es más amplio. Y ese no se le va a cerrar.
Además le apoya Sabina, la izquierda castiza que es más seria que el soberanismo. O sea.
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