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lunes, 1 de mayo de 2023

 

MORANTE;  RABOS Y OTROS DESPERDICIOS

La Maestranza ha perdido su virginidad del rabo a manos de Morante de la Puebla que, según indicios y proclamaciones, es ya torero de Sevilla; la virginidad le duraba a la Maestranza desde el año 1971, en que la desfloró Ruiz Miguel, el torero gaditano de la Isla, que le cortó el rabo a un toro de miura duro y aborrascado. Ruiz Miguel proclama siempre que tiene oportunidad, su admiración por Paquirri, ¨¨el mejor torero de todos los tiempos¨´, dice. Pero yo creo que Ruiz Miguel se equivoca. Para mí el mejor torero de todos los tiempos, hablo sólo de los que yo he visto, es Rafael Ortega que ha pasado a la historia como estoqueador sublime. Chenel era de la misma opinión.  Ya tenemos, pues, acontecimiento, episodio nacional, en una época abundante en mediocridades y parca en gestos extraordinarios. Sevilla tiene, pues su torero, su acontecimiento en tiempos en que estamos necesitados de episodios nacionales como los de don Benito Pérez Galdós. Ser torero de Sevilla, de la Maestranza, es un jerarquía máxima. Como ser torero de las Ventas o algo así. La Maestranza, porque se ha atribuido la representación sacra, y acaso lo seaCurro Romero era, es, torero de Sevilla, porque si Canorea no lo ponía en los carteles los aficionados se amotinaban y Canorea tenía que rehacerlos. Y era, es, torero de Madrid porque abrió seis veces la puerta grande de Alcalá. Ruiz Miguel la abrió diez veces, una menos que el Viti que la abrió once. Máxima aspiración de todo torero sevillano, según tengo recogido en mi Diccionario Taurino, Tauromaquias, es coger el toro en el burladero de capotes y llevarlo hasta el terreno contrario de toriles con suaves lances de tirón y verónicas inconclusas. Ignoro si Morante alberga ese deseo. Curro estuvo a punto de conseguirlo una vez, yo lo ví, y juro que esa misma tarde lo ví cruzarse al pitón contrario, y la Maestranza en pleno contuvo el aire, suspensa y sobrecogida. A Curro le faltó fuelle y respiración y al toro acometividad para completar la hazaña.  Carlos Crivell fue quien primero vió a Morante,  hace mucho tiempo, y me lo advirtió con el clásico este viene con la goma de borrar,  no le pierdas de vista. Carlos Crivell, con Antonio Lorca ostenta el rigor y la excelencia de la crítica, en una ciudad en la que el periodismo taurino, como escribí temerariamente, y acaso arbitrariamente,  hace muchos años,  no es de los mejores de España.

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