El gran momento de Gabriel Antuñano.
Antuñano, Mexico y la versión de la La hija del aire, de Calderón; Semíramis, la mujer qe renuncia a la corona y los salones donde se desarrollan los mecanismos y ambiciones de poder, para acceder a un poder más profundo y determinante; su estreno ha sacudido los cimientos teatrales de México. Y sacudirá probablemente los cimientos del CDN donde llegará este verano. La dirige, Ignacio García, el más internacional de nuestros directores actuales. Y el que más ha hecho por la recuperación del teatro del exilio español.
Antuñano y Saramago y el Festival de Almada, que dirige otro teatrero hiperactivo, Francisco Rodrigo en espera del momento oportuno que decida el Centro Dramático Nacional, de Ernesto Caballero para iniciar una fecunda colaboración. El Centro Dramático Nacional y Almada están condenados a entenderse. José Gabriel Antuñano acaba de publicar un libro clave para entender el momento actual de muestro teatro La escena española del siglo XXI. José Gabriel Antuñano trabaja sobre la obra del Premio Nobel portugués para armar una obra de teatro espectacular.
Reflexiones y comentarios sobre la actualidad política y cultural.
miércoles, 26 de abril de 2017
viernes, 14 de abril de 2017
IN MEMORIAM FRANCISCO PUCHOL, HIJO.
Se me ha muerto un buen amigo. Francisco Puchol-Quixal, quince años presidente del Club de Encuentros Manuel Broseta que fue asesinado por los sicarios de Eta. Abogado, político sin sectarismos partidarios; era fiel al recuerdo de UCD de la que creo fue fundador y un elemento de consenso en la Comunidad Valenciana. Adjunto a la Presidencia del Colegio Penal Internacional. Prestigio y respeto. Esas eran las palabras que lo definían. No me he interesado mucho por los detalles. ¿Para qué?. Se cayó al mar, me dice Javier Mompó que es quien me ha dado la mala noticia. Así de sencillo, así se trunca un vida y una carrera política que empezaba a rebasar el ámbito nacional. Se cayó al mar. Era hijo de Catita Antón y de Francisco Puchol príncipe de la bohemia valenciana, anticuario, coleccionista de obras maestras, amigo de Guayasamín y taurófilo. Por Francisco Puchol, hijo, la Peña Los Machaco lleva luto estos días, el Mediterráneo lleva luto. Era moderadamente, como en todo, aficionado a los toros, un derecho y una seña de identidad
Viernes Santo fúnebre Y jubiloso.
Cuando yo era niño el Viernes Santo
era un dia de silencio absoluto; ni el buenos días estaba permitido. Mi aldea
de Palencia, Torre de los Molinos, era una comunidad de fantasmas. Enmudecían
hasta los pájaros y los gorriones, los pardales, se ponían de luto. Las campanas guardaban sus sones para el júbilo de la
Resurrección. Entonces, recobrarían la violencia de su volteo y la crispación de
su sonido, a tal extremo de furia, que el metal llegaba a perder la
voz. Era hazaña muy celebrada que la fuerza y la rapidez de los brazos de los mozos que las
volteaban, lograsen hacerles perder voz y
sonido. En un momento del vertiginoso voltear, el badajo se quedaba suspendido en
un misterioso centro, inmóvil y sin repercusión. Entonces, la gente miraba hacia
el campanario y a veces aplaudan. El Viernes Santo, para llamar a los Oficios Divinos
y el Via Crucis, se usaban las carracas, un artefacto de madera dentada. Las
carracas y más todavía el carracón sonaban a madera quebrada o a punto de quebrarse. La muerte de Cristo,
era la muerte del universo.
Carrión,
eje del Camino. Las 100 doncellas.
Mi aldea está un poco a trasmano
del Camino de Santiago, a la izquierda de Carrión de los Condes, patria de los
condes felones y cobardes que casaron con las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, abandonadas y ultrajadas en zafio intercambio de parejas, en
el robledal de Corpes (Burgos). A mí, de niño, lo que de verdad me gustaba era
ver pasar por Carrión a los romeros y las romeras.
Me llegan noticias de que por estos días
transitan estos pagos de mi niñez un grupo de teatreros amantes del Camino,
chicas con faldas rojas. Podían
resucitar la vieja costumbre de representar pequeñas piezas en los atrios de
las iglesias. En Carrión, tan pregonado por las maldades de sus condes, en Santa María del Camino se ve una manada de
toros furiosos arremetiendo contra los moros a los que los nobles castellanos
acababan de entregar sus más bellas hijas: el oprobioso Tributo de las Cien Doncellas. La servidumbre y cobardía de los
castellanos la remediaron los toros liberando a las vírgenes de un destino de
harén y comercio carnal, que acaso no fuera tan sombrío como los castellanos
han visto siempre estas cosas del sexo.
Recordaba ayer yo en las redes cosas y personas gloriosas de Carrión; por ejemplo don Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, noble y guerrero ilustrado; político de altura en sus tiempos y
versificador de las deliciosas serranillas. Se le tiene más aprecio que a otro
carrionés ilustre, el rabí Dom Sem Tob,
el de los Proverbios Morales, señalado por judío. Históricamente el
antisemitismo de estas tierras es notable; en los límites aproximados de Burgos
y Palencia hay un pueblo llamado
Matajudíos. Lo cual no quita para que en el Camino esté presente la Imagen
de Santiago
Matamoros y la célebre batalla de Clavijo y el caballo blanco. O sea que
Castilla, este pequeño rincón en el que Fernán González se independizó del Imperio de León es, a la
vez y a partes iguales, antisemita y antimora; Castilla “concejil y comunera”
para recordar quizá lo mejor de nuestra historia.
Madrid “Matadero” de sueños.
Madrid es hoy un sepulcro inmenso,
solitario, deshabitado. El teatricida
del Matadero, don Feijoó podría
aprovechar estos días y organizar, teatralmente por supuesto, un pequeño
recorrido por un Camino ficticio, el
paseo de la Chpera, con romeros y romeras, una Semana Santa llena de
imaginación laica con los mejores imagineros de las tierras por las que ahora
peregrinan chicas con faldas rojas, tuiteatreras y tuiteatreros, geniascriados y otras españolas de
atrezzo con acento de Chicago. El aspecto
lúdico del Camino, la “confraternización” de romeros y romeras con los
lugareños, yo creo que no ha sido suficientemente resaltado.
Estoy por proponérselo a mis amigos
de la Revista Mongolia, Edu Galán y
Adanti. Pero no sé cómo se lo van a tomar. A mí me gusta la imaginería, la
genialidad necrófila de los imagineros, en especial Gregorio
Fernández. Y las marchas militares de los novios de la muerte, los
legionarios a los que la suerte trató con zarpa de fiera. En toda manifestación
de fe convencional, hay una idea de pecado, incluso un objetivo de pecado, que mueve fervores y aventuras. Sin esa idea
no se entendería el mundo; ni las procesiones de Semana Santa ni el Camino de
Santiago. Y sin la fe de los hombres en algo supremo, esa fe que yo perdí y nunca he recuperado, tampoco.
viernes, 7 de abril de 2017
DEL POZO del TIO RAIMUNDO A EFIGENIA.
A propósito del cura Llanos y Efigenia
Un diario debiera ser solamente
un recuento sentimental o político de las emociones del día; un detallado
testimonio de lo que hemos hecho, pensado o deseado hacer. Así concebí hace
tiempo este blog, pero me di cuenta de que un diario puede inducir a la melancolía o estar provocado por ella,
lo cual es peor. Hay que tener en cuenta
que ya no valen las viejas ilusiones, que acaso tampoco fueron ilusiones, al
menos de la magnitud poética que hemos creído. No importa. La poesía no es del
todo necesaria en la vida, aunque lo descubramos
tarde o no lo descubramos. Mi diario, que ni siquiera es diario, es lo que es.
Un cajón de sastre en el que cabe todo. No me arrepiento; sobre todo porque esa
disparidad ha sido muy bien recibida por los lectores.
Los encuentros de Lazcano
Lectores, seguidores,
contertulios, compañeros de desayuno con
el periódico manchado de churros de la pastelería Lazcano donde a veces me encuentro con Miguel Rellán y su madre; o con la veterana Charo Soriano de vuelta ya de todo, quién escribiría para esta mujer un papel digno de su historia…A veces me
encuentro también con Curro Vázquez,
el torero que más he admirado después de Antonio
Chenel. Sobre Curro escribí una tauromaquia de impecable y preciosista
edición por parte de Ricardo Navarro
y Pepe Esteban. Y a Chenel le
hicimos Antonio Leyva y yo, hace
muchos años, un homenaje, una carpeta con medio centenar de dibujos y otros
tantos textos, digna de una tanda de naturales o de verónicas del torero
madrileño.
Antes me
encontraba casi a diario con el empresario Justo
Alonso y pasábamos las horas
hablando del teatro de Alfonso Sastre
que él había producido. Justo, con
su aire de senador romano imperial, se mudó de barrio y le he perdido la pista,
no hallo forma de dar con él y, a veces, me temo lo peor.
Recordación del cura LLanos
Me preguntan a cuento de qué he sacado a
colación estos días al cura Llanos, con el que hace siglos repartía por el Pozo del Tío Raimundo jaculatorias de El Capital, además de viáticos
más necesarios para el sustento de los pobres. El cura no hacía proselitismo,
quitaba el hambre y las necesidades quitándose el pan de su boca si era
necesario. Ello viene a cuento de que pronto, el día 19, en Pavón Kamikaze María Hervás pondrá en escena
Efigenia en Vallecas de Gary Owen y una cosa me ha llevado a la
otra. El cura me ha llevado también a Paco
Umbral, Tierno Galván y Carmen Diez
de Rivera, la hija espúrea de
Serrano Suñer, un mujer bella y triste, artífice en buena medida del
suarismo y la transición. A veces me admitían en su grupo e íbamos de tabernas
por Madrid, moderadamente, pues, salvo yo, ninguno de ellos era dado a la
priva. El padre Llanos pasó de la
teología del nacionalcatolicismo al marxismo ortodoxo. Efigenia es una lumpen, una marginal, un putón desorejado y
drogadicto, pura subversión, nada que ver con la ortodoxia apelmazada y coñazo,
del marxismo canónico de Llanos.
Es una quinqui, que a la postre, en contra de
lo que creía Marx, harán la revolución. No hace mucho María
Hervás me preguntaba si Efigenia habría gustado a Umbral; no lo sé; Paco se definía como un “quinqui vestido por Pierre Cardín”. De lo que sí estoy
seguro de que a Francisco Umbral le habría gustado María Hervás.
Veremos cómo Hervás y Owen han encajado en Vallecas el
sentido de la virgen sacrificada por su padre Agamenón para que los dioses le fuesen propicios en la guerra. Efigenia
y Vallecas han sido mi recordatorio de
la memoria del cura Llanos, lo cual reconocerán que no está mal traído. Pero Efigenia nos hubiera mandado a la mierda
a todos.
domingo, 2 de abril de 2017
MUJERES MODIGLIANI y MUJERES RUBENS
El cuerpo como ideología
Amo a Modigliani lo que quiere decir que amo a todas las mujeres dignas
de ser pintadas o esculpidas por él. Es un tema sobre el que hace tiempo tenía
ganas de escribir: mujeres Modigliani y mujeres Rubens. Esto puede
convertirse en ocasiones, en un problema filosófico que rebasa cuestiones personales. Hay mujeres Rubens que
podrían ser el canon de Boticceli y mujeres Modigliani rechazables por
artificiosas. A veces creo que, en vez de
aceptación personal de un canon, se
trata de una cuestión litúrgica y sectaria. Es decir, ideologica
Hace unos
meses sufrí el linchamiento moral por parte de quienes niegan la Divina Proporción. Tras una dura crítica al numanticidio de Juan Carlos Pérez de la Fuente, me
encontré con una cuestión de sectas que negaban a Leonardo de Vinci en beneficio de la gordura o flaqueza, que
reconozco legítimas, de los cuerpos. Entre tríbadas y pansexuales lésbicos ha surgido un pensamiento “liberador” basado
en la desproporción armónica del cuerpo como elemento reivindicativo de la belleza,
de otra forma de belleza: la gordura suprema o la delgadez suprema.
De ahí que, de un tiempo a esta parte,
me guste elucubrar con Rubens y con Modigliani, lucubraciones sin ninguna
intención empírica está claro. Mi tendencia natural no es ni Rubens ni
Modigliani, sino un equlibrio entre los dos extremos de las curvas suntuosas y las aristas hirientes con tendencia a un
Rubens modificado por Modigliani y un Modigliani suavizado por Rubens. Y con
eso queda zanjado cualquier duda que pudiera haber sobre mi canon de belleza;
mi ideal de belleza no
es Marylin, como algunos puedan pensar, sino Audrey Hepburn, la divina, que
tenía la mirada bella, incluso en una
película en que hacía de ciega. Una mujer, en cierta medida, Modigliani.
Releo aquella crítica de Numancia y me
doy cuenta de que lo que yo trataba de demoler no era un montaje sino una ideología: el feísmo de los cuerpos como
categoría estética, aunque se tenga un rostro hermoso.
Modigliani es la estilización del movimiento,
la perfección del gesto. Si hubiera de afinar mi razonamiento iría a la
síntesis picassiana de las tres gracias que empiezan siendo Rubens y acaban
siendo Picasso. Conocí en Barcelona una amiga a la que habían humillado y puteado, en términos estrictos, especializada en provocar el gatillazo de un hombre enardecido. Venganza
suprema. Siempre me he fijado en el alma y la
inteligencia de las mujeres más que en su cuerpo, lo cual tampoco tendría por qué ser un delito.
Los cuellos, los rostros, la mirada de
las mujeres de Modigliani, esos desnudos lánguidos son más una filosofía que
una estética. Una forma de celebrar la vida, no de destruirla. Igual que las suntuosidades de Rubens.
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