Del retiro navideño al
frenesí teatral
Retorno a Madrid desde los frios de la sierra madrileña y me
encuentro con un aluvión de estrenos de teatro. De la más humilde sala
alternativa, a la más encumbrada sala convencional. De la Pensión de Las Pulgas
que va a poner La Fundación, de Buero Vallejo, hasta La Zaranda en el
Español. Más abajo detallaré esta semana de estrenos. No me imagino La Fundación en el piso de la calle
Huertas; pero no me la perderé. La última Fundación
que vi fue la de Perez de la Fuente
en el María Guerrero. Buero, lo ví, lloraba de emoción. Iba a verla casi todas
las tardes, menos el lunes. Y, como estaba enfadado conmigo, Ana le llevaba de vez en cuando una
caja de bombones. Don Antonio se comía los bombones, pero seguía enfadado.
Hasta que una noche Maria Jesús Valdés y
Pérez de la Fuente lo llevaron a casa y con bombones y un poco de güisqui
firmamos la paz. Durante un tiempo, eso sí, me abstuve de afirmar que el imposibilismo de Alfonso Sastre, históricamente, llevaría mejor camino que el posibilismo de
Buero. Se espera con interés la función de José
Luis Garci, Arte Nuevo, un homenaje;
Cargamento de sueños/Sastre; El hermano/Medardo Fraile.
Una vida de Teatro.
Navidades fecundas. Al arrimo del fuego de la chimenea he dado
un estimable avance a la redacción de Una
vida de teatro, mis memorias teatrales. El calor, como los recuerdos, hay
que verlos; y oírlos. Crepitan los
troncos de encina y crepita la memoria. Por eso me acuerdo de estos detalles
intraescénicos.
Despido las
Navidades con un poco de melancolía. Con
la sensación, o acaso el temor, de que
un dia no tendré Navidades, la eternidad del poeta en la que no podré
participar; “y seguirán los pájaros cantando y yo no estaré aquí”. Se posan en
el alfeizar de mi ventana una pareja gorriones solidarios y bulliciosos. Busco
por los recovecos de mi alma esas sensaciones antinavideñas que me cuentan los
amigos: hastío, cabreo, broncas familiares y
no hallo ninguna. Debo de estar en otro lado, donde cantan los pájaros.
A veces, la sensación de que habría que recortar las Navidades unos días; pero hay una dificultad insalvable para ese
acortamiento: los Reyes. Todo lo borra la noche
de Reyes.
En esta familia en la
que habito hace medio siglo, escasamente monárquica, las Navidades están en función de la noche de Reyes. Un mes antes,
empiezan movimientos
clandestinos, complicidades, silencios. Es
indicio de que las Navidades llegan,
y de que Noche Buena y Noche Vieja son un trámite que se pasa con buen
rollo, pero sin exagerar. Y cuando llega la noche de Reyes esto es un Festival:
montones de regalos que ni rebaños de camellos podrían transportar.
Carta de Susú a los Reyer Magos
Hasta los animales, Susú la siamesa ennoblecida de
callejera, Kuajo el perro más
arrogante de la colonia y Ronda, la perrita
schnauzer seductora y golfa, que no cesa
de perseguir a Susú, hacen las paces y colaboran rompiendo los papeles de los
regalos. A Susú ya no la defiende Otto, que se murió. Este año Susú ha escrito una carta a los Reyes pidiéndoles que le
quiten de su rabo a Ronda. Con ayuda de Diana,
la está corrigiendo con la fina
caligrafía de las plumas que me ha
regalado David. Me pide Susú que se la envíe Marta
Valsero, de la Fundación Jorge
Guillén.
El roscón y el brindis, unos con Sidra el Gaitero porque les gusta yo con
Mohet Chandon porque también megusta, otro trámite urgente. Lo de menos es el roscón, la sorpresa por
la cual el afortunado/a habrá de apoquinar. Hay una frenética emulación de la
generosidad. No sé si, como gritábamos en la Santa Transición, “mañana España
será republicana”, pero que nadie ose quitarme los Reyes Magos de Oriente
cargados de regalos.
El teatro que no cesa.
En una semana se estrenarán en Madrid las siguientes obras, más alguna de la que seguro no tengo noticia; Ternura negra,
de Denise Despeiroux, en La Mirador; Cervantina,
de Ron La La en La Comedia, Brecht-Weil,
Cabaret, de Pia Tedesco en el Fernán Gómez; El grito en el cielo, La Zaranda en el Español; Amén, de Carlos Be, los problemas
de la Iglesia Católica con los homosexuales, con los pecadores extra Ecclesia, no con los obispos, curas y cardenales
pederastas; en el Infanta Isabel, la
vuelta de Bibiana Fernández y Manuel Banderas con El
amor está en el aire. No culpen a este título de la polución ni del sombrío
gorro que envenena Madrid. El amor es oxígeno, no dióxido de carbono. En defensa propia, Alfonso Pindado; el nombre
legendario de los primeros tiempos de lo alternativo, vuelve a la sala que
fundó, La Triangulo, sede actual de
Teatro de Barrio. La respiración, de Alfredo Sanzol en La Abadía .Etc, etc,
etc….
Libro sobre el Lara.
Creo que el Lara fue el primer teatro que pisé en Madrid.
Después de la misa de doce de un Domingo. Un hombre de misa, rosario y novena,
buena persona y poeta voluntarioso, Conrado
Blanco, reunía los domingos en el Lara una tropa de líricos para decir
versos; creo que la sesión se llamaba Alforjas para la Poesía. La Bombonera, la
belleza de la arquitectura teatral que ha seguido alimentando no mi poesía,
sino mi pasión por el teatro.
Hoy me llega un libro bello y monumental, como no podía ser
menos, tratándose del Lara, firmado por un gran conocedor del teatro español, Antonio Castro. Pocas cosas hay que se
escapen al sentido investigador y analítico de este periodista. José María-Muro-Lara y Botella ha
facilitado los datos, la memoria. Y Antonio Castro Jiménez, el orden la
precisión y la profesionalidad de hombre de Teatro. Hacer la historia del Lara,
es hacer, en buena medida, la historia
del teatro español.
Biografía de Nuria Espert.
Me llega
otro libro monumental de Ana María Arias
de Cossío. Casi 1000 páginas sobre
la gran actriz, emblema del teatro español de los últimos sesenta años. Nuria Espert inmortal. Mil páginas dan
para mucho. Y espero que, muy pronto, me den para un comentario amplio en esta
Concha del Apuntador.
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