Messi y su contrato, una obscenidad
MESSI y la indecencia
El primero, naturalmente Messi, Lionel
Messi, una obscenidad. Un agravio para la humanidad doliente. 55 millones
de contrato. El futbol es el verdadero opio del pueblo y el opio está muy caro
y adormece las ideas y los sentimientos. Y el club de fútbol Barcelona, mes
que un club, según reza la leyenda,
otra obscenidad, el puerto de arrebatacapas. Comparados con la corrupción del
deporte rey, ¡benditos toros tan denostados por una progresía analfabeta!. La corrida
es una de las manifestaciones más democráticas de este país llamado España. Las
ovaciones, la vuelta al ruedo, la concesión de la primera oreja es
exclusivamente potestad de la voluntad popular. La segunda oreja, supremo
galardón, ) el rabo es otra historia carente de jerarquía), es potestad del
presidente de la corrida. Pero en muchas ocasiones obedece también a una
insistente petición del público. La corrida
que Ortega y Gasset consideraba inseparable de la historia de
España es una de las pocas manifestaciones democráticas que nos van quedando. Y
gracias a los toros y a su Gran Enciclopedia, el Cossio, podemos recordar
también a Miguel Hernández que, condenado a muerte por el genocida
golpista, fue indultado por la intercesión de Jose María de Cossio. En
esta biblia del toreo las huellas de Miguel no son imposibles de rastrear en
las biografías de toreros.
Otro nombre propio que traigo a
colación y con todo derecho es Constantino Blanco, un hombre de bien, un
hombre anónimo entre los millones de hombres anónimos que ayudan a construir un
país. Era mi amigo y falleció hace unos días. Noventa y dos años de honradez y
trabajo. Descanse en paz.
Fran. No me imagino un
estreno de teatro sin la presencia de Francisca Blanco, la esposa de Antonio
Garrigues Walker, que ya no va a los
teatros. Por eso yo también, aparte otras circunstancias, he dejado de ir por
el momento. Contrastar opiniones con
ella, en el entreacto o al final del espectáculo, me resultaba imprescindible.
Si coincidían nuestros juicios, me besaba la mano en un supremo gesto de
elegancia.
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