GALINDO EL GENERAL TORTURADOR
Verdugo, el
felipismo zafio, criminal y cruel. Lasa y Zabala, in memoriam, la cal viva…El
terror de Inchaurrondo. Tan brutal era Galindo en la guerra sin cuartel
contra eta, que acabaron por degradrarlo y empapelándolo. Se pasó, exceso de
celo. Dejó de ser general…Y sin
uniforme, entorchados, medallas y sin la protección que le
dispensaban los políticos, Rodríguez Galindo no era nada. Bueno…sí era
algo: un miserable para la historia universal de la infamia. Ahí ha quedado. No
sé por qué traigo a colación a un ser tan indigno y tan innoble, a un verdugo
sádico, a una serpiente venenosa que, cuando picaba, su picadura era mortal de necesidad. Quizá sea
por algo relacionado con Canal Red, Pablo Iglesias. Galindo tenía las manos manchadas,
literalmente, de sangre. No sólo eran
sus esbirros y subalternos obedientes a la voz de mando; a él le gustaba participar
de las torturas o, por lo menos, supervisar que el “trabajo estuviera bien
hecho”; a simple vista, a la primera mirada, esta víbora parecía un ser
inofensivo y vulgar, pero pronto se desvelaba su verdadera condición de
matarife; astuto, taimado, frio y silencioso; quizá el retrato no sea demasiado
fiel, la memoria tiende a difuminar todo lo que le es incómodo y terrible. No
me hagan mucho caso porque, al carecer de televisión, no podré verlo. O quizá sí. El camarero del bar de la esquina donde
desayuno algunos días, es adicto a Canal Red, me dice, y se ha ofrecido a
grabármelo. No lo sé.