Viene a esta
sección, Retratos a Punta Seca, por la que han pasado casi todos los grandes de la farándula, Belen Cuesta, más conocida en televisión, que no veo nunca y en cine, que veo poco, aunque
estuve en la escuela de Julio Baena y un coronel de artillería
que ejercía de Jefe de Estudios. Yo sentía la llamada del cine como otros sienten
otro tipo de llamadas; La llamada es
una película bella que me ha descubierto a Belen Cuesta; no me interesa el
tema, pero hay secuencias muy hermosas que justifican la predicación. Por cierto, quién tenga poder que
advierta a un tuitero que, arrebatado de
entusiasmo, caía en la pornografía grosera; en pleno éxtasis penetrativo, decía
que había recibido la llamada abierto de piernas, dudosa posición que no creo
tenga nada que ver con los fervores militantes de la llamada. A lo peor es un fake, que de estos sabe un montón mi
amiga mediterránea y psicóloga Pilar Fábregat.
Lo que pueda haber visto de teatro de Belén
Cuesta no me dejó especialmente marcado, pero tiene perfecto derecho a figurar
en esta serie, en el supuesto de que esto sea un privilegio y no un castigo.
Viene en compañía de Miguel Arranz,
un hombre que ve el teatro con singular perspicacia.
Más que un
retrato a punta seca, este es más bien
un retrato al pastel. Belen Cuesta es
guapa sin llegar a la categoría de bella y espero que el feminismo áspero e hirsuto no se me
eche encima por aludir a la belleza de una actriz olvidándome de sus condiciones actorales. No tengo
intención de olvidarme, aunque sé que
para algunas actrices y mujeres en general, la belleza ha sido un infortunio en
vez de una liberación.
Nieztche decía que el hombre capaz de admirar
la belleza nunca envejecerá. Y yo tengo la intención de ser inmortal. A veces
reniego de este objetivo, pero se me pasa pronto. Y me
olvido del capítulo que más me gusta de mi libro, inédito e inconcluso, Javier Villán, una vida de teatro, “Razones
por las que nunca me enamoraré de una actriz” Algunos dicen que eso es una
promesa de difícil cumplimiento, pero carecen de datos.
Los "javieres" de la peli han sabido extraer de la fotogenia de Belén algunos planos bellísimos y
memorables. Ójala pille algún premio de
los que supongo quedan por otorgarse. Belén Cuesta puede llegar a ser buena
actriz de teatro. Para definirla a título personal, me quedo con el verso de
Juan Ramón, aludiendo a la perfección del poema: “no lo toques ya más, que así
es la rosa”.
Miguel Ayanz
es una de las personas que mejor ve lo que
ocurre en escena y fuera de ella. No es un conversador brillante, es un
conversador preciso y exacto con conocimiento de causa. Y un ser solidario.
Hace unos años, en México donde fuimos unos cuantos a rendir homenaje al
recuerdo de Cárdenas y a hablar del exilio, fue mi sostén para alivio y
gratitud de Ana. Por culpa de la silla de ruedas, hoy por fortuna aparcada pero
entonces no, me perdí algunas excursiones. Me hubiera perdido muchas más de no
ser por Miguel Ayanz.
Ha muerto Josefina Samper viuda de Marcelino Camacho, Penélope incansable, tejedora de jerseis de lana que abrigaban la revolución española, la izquierda comunista. El obreraje no resistirá las heladas, ni los presos la solitaria tristeza de las celdas. La izquierda tiene frío. Ha muerto Josefina a los 90 años, mujer luchadora. Desde qué ángulo se planteo la lucha Josefina?,Desde un feminismo improbable, desde la revolución necesaria, desde la dignidad necesaria, desde la lucha de clases? . Una mujer en la historia y para la historia, la historia sin focos ni luminarias. In memoriam.
Recuerdo última vez que Marcelino Camacho cenó, frugalmente por supuesto, en mi casa calle Enrique Larreta. Acaso una tortilla francesa de un solo huevo. Televisión Española, amable y obsequiosa siempre con los invitados próximos al poder de la derecha, le había hecho una entrevista a muerte, se le habían tirado a la yugular. Antes,la gentil María Antonia Iglesias, brazo armado e incorrupto del felipismo, había tratado de amañar la entrevista, de pautar incluso preguntas y respuestas. Cuando los esbirros del felipismo televisivo lo soltaron de sus garras políticas, Ana Merino Herrero redactora de cultura, lo recogió en su coche y lo trajo a Enrique Larreta.
Detesté a Santiago
Carrillo, estalinista de convicción y socialdemócrata de eurocomunismo; respeté siempre a Simón Sánchez Montero y a Marcelino Camacho. Marcelino el de los
jersey de cuello alto que le tejía Josefina.
La historia de la clase obrera española tiene forma de jersey de lana. Y su
escudo son dos agujas de hacer punto, Penélope tejedora, Josefina . Centenario de Marcelino Camacho. La izquierda
en este país ya es recuerdo nebuloso, las CC OO cáscara vacía, amarillismo.
LOS CONGRESOS Y LAS AZAFATAS
Echo en falta
en redes y medios de comunicación una mayor belicosidad de los movimientos feministas
sobre un Congreso y otros eventos políticos y culturales, atendidos por
bellísimas señoritas de compañía. Ha saltado el escándalo gracias a una
periodista inglesa que se fingió azafata
del Congreso, mientras organizaba un vitriólico reportaje sobre las funciones
de estas y su relación con los congresistas, grandes financieros y grandes
políticos. Yo conocía estas historias. Una
amiga me lo confesó un dia con lágrimas en los ojos: sexo, vejaciones,
concesiones detalladas casi por contrato. ¿Por qué no te vas de eso, le dije. “
Ya lo he hecho, he asistido como azafata congresista a un único “congreso”,
bueno a dos o como máximo tres.. Para algunas, es una profesión y van donde las
llaman, para mí no. No es fácil esa profesión Se requiere belleza, (llegas a
odiar la belleza) saber estar, administrar con tacto el descaro, la
desvergüenza y la elegancia suprema cuando conviene, saber idiomas, preparar un
Martini como los que Marylin le preparaba al hijoputa de Jhon Kennedy. Cuando
adquieres una marca, un estilo, estás atrapada;
te buscan a ti o a tu reflejo. Pero tú nunca me vincularás a esto, ¿a que no?, nunca dañarías mi imagen de
mujer”. No hubo pacto ni promesa ni nada. Sólo lealtad. Y piedad.
“Follo con quien quiero, con el
conserje o con la camarera, no quiero follar con alguien que me pague. Eso tiene un nombre, puta de lujo con lencería
negra de lujo. No sé por qué les "pone" tanto la lencería negra de lujo” ….Tú no te lo
montarías nunca con un camarero que
oliese mal. “Ni mal ni bien, pero sí con una camarera bella que supiese
bien”. No había error en el verbo saber,
“tener sabor”. Mi amiga era bachillera. Ahora, después de tantos años, no sé
qué será. “Un dia te harás vieja y tu belleza ya no será comerciable”. No debí
decirlo. Pero lo aceptó como una liberación.
Lumpen, proletariado y personaje
Reflexiones que me sugieren Ifhigenia, la lumpenputa de Vallecas que
María Hervás pone en carne viva en el Ambigú ; cuanto más caña le mete
al público este más se emociona. El lumpen,entre los rojillos de mi generación, era una estética para llevarle la contraria a
Marx que nunca atribuyó al lumpen capacidad revolucionaria. En Ifhigenia, un poco canalla y un poco inocente, el ácido y tierno personaje ¿tira de la
persona, la hunde hasta el barro, la actriz
redime o es redimida?.Compone el personaje o el personaje la compone a ella?.
Guijosa y el principio de Arquímides
De esa
disyuntiva entre el teatro y su doble o
su múltiple, quizá AntonioCGuijosa pudiera y debiera decir algo. Guijosa
siempre ha estado al lado de María Hervás, desde Confesiones
a Alá, menos en Los Gondra. Guijosa
y el Principio de Arquímides En términos escénicos Guijosa es el centro de la ecuación
como impulso hacia arriba e impulso
hacia abajo. principio de Arquímides
teatral. María Hervás es un ser poliédrico, la actriz de las mil caras. Esa condición proteica no nos dejar ver dónde están los
abismos de la persona y los límites del
personaje. No sé si es buena o mala
actriz, sé que es una actriz distinta con resortes humanos enigmáticos. Es actriz de monólogos aunque
Guijosa los carga de varias
perspectivas, varios personajes o si se se quiere un personaje múltiple. Necesita,
para alcanzar su verdadera dimensión, medirse en la dialéctica de los elencos. Ese
era el problema de Ainara. La etarra perdía pulso en la dialéctica crispada de la
terrorista. Solo recobró su verdadera temperatura en el poema a su marido muerto,
abismos de dolor: otro monólogo para un ser invisible. Otro monólogo para la
mujer de las mil caras que la convierten
en una actriz incomparable.
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