lunes, 3 de junio de 2024

 

Malos tiempos para la lírica. JVILLAN

Eso dijo me parece, Bertold Brecht, hombre de teatro total, marxista de corazón y autor dramático cuya primera aspiración, con su teatro era divertir. Luego vendría lo del compromiso, la historicidad, el distanciamiento tan mal entendido por la tribu española de la Farándula. Perseguido por el nazismo  refugió en EE UU, patria entonces de la  libertad y hoy gendarme del universo, terrorista en Israel contra Palestina. En la biblioteca de mi despacho, de mi dacha, copyrith PacoUmbtal, en la sierra madrileña reposan sus obras completas, nueve tomos º con olor a historia, a papel subrayado, doblado, manoseado. Respeto las exigencias de la tecnología y las admiro, pero me cuesta adaptar mi lectura a esas exigencias. Malos tiempos, pues, para lírica  y yo me atrevería afirmar que también para, la épica y la dramática. Y no se trata de culpar a la democracia, el menos malo de los sistemas políticos, según dijo me parece Winston Churchil. La democracia o es el pérfido disfraz de la dictadura o lleva en su propia naturaleza el germen de su destrucción. Esa es la cuestión. Tampoco se trata  de culpar de todo a la derecha. La derecha, al menos hasta que llegue un sociedad sin clases, que Marx teorizó y Lenin no acabó de dibujar del todo, calificando el imperialismo como la última dase del capitalismo. La derecha es un elemento necesario para el equilibrio democrático, máxima aspiración de la sociedad de estos tiempos tan malos para la lírica. Lo  que ocurre es la derecha española no es que sea ágrafa e inculta, es que no es una derecha ilustrada y está directamente sin civilizar.

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