Joaquín Vidal, el maestro y el amigo
En lo referido a la crónica de
toros yo considero el magisterio, como la expresión imprescindible de dos condiciones: primera, excelencia comunicativa de la escritura periodística
y segunda, conocimientos técnicos de los
fundamentos de la lidia. De ahí que el término maestro cuadre perfectamente a la figura
de Joaquín Vidal. Tan convencido he estado siempre de ello que un
dia propuse a Joaquín para la RAE, al presidente
de la misma don Fernando Lázaro Carreter, filólogo eminente que se había
hecho millonario con La ciudad no es para mí, firmada con el ¨´secretísimo¨´
seudónimo de Raimundo Lozano y
la complicidad de un paleto genial, Paco Martínez Soria. En realidad, yo no podía proponer a nadie pues yo no era
académico, sino periodista de calle y barricada y el candidato necesitaba del aval de tres académicos. Se lo
comenté al autor de El dardo en la palabra y me contestó que eso quedaba
de su cuenta. Como la cuestión de Umbral respecto a la Academia, la cosa
de Vidal quedó en el olvido.
Viene a cuento este exordio del gozoso suceso de que un grupo de amigos, encabezado por Javier
Galiacho y apoyado por Emilio Martínez, activistas del periodismo,
el arte y la cultura me han otorgado el premio Joaquín Vidal,
atendiendo, supongo, más a la huella que dejó Joaquín Vidal, y a ciertas
identidades compartidas que a mis méritos. No voy a decir que no me lo merezca,
lo cual sería descortesía y desdén para los componentes del jurado,
todos ellos honorables, cultos y gente bien. Lo mejor de este galardón es que
me da la oportunidad de mostrar mi visión de Joaquín Vidal. La doble J
V. O sea, un respeto.
Curro Fetén, gacetillero y
p´caro, hombre de bien y corresponsal de una cadena de radios hispanoamericana,
nos llamaba a Joaquín y a mí, los vengadores, aludiendo con ese título a la dureza de nuestras críticas, que le
hubiera gustado firmar a él, pero no podía por compromisos de la emisora y
otras limitaciones publicitarias. ¡!Los vengadores!!!! Curro Fetén había militado en la CNT, antes de
la guerra y luego durante la Oprobiosa, sobrevivió como pudo para sacar adelante
a la familia. Aunque Joaquín no era dado a meterse en política y yo me metía en
todos los charcos, ambos mirábamos con
mucho respeto e inmensa comprensión a Curro Fetén.
No soy hombre de premios, pero
ninguno como este podría satisfacerme tanto. Gracias, pues, Javier Galiacho.
La talla literaria y periodística de Joaquín está ya en la historia. Su
calidad humana puede dar fe la tarde que en las Corridas Generales de Bilbao nos
conocimos personalmente esperando el ascensor de la plaza.
Joaquín , serio y mal encarado.
Es usted Javier Villán, el crítico de El Mundo?
Yo. Serio también y
cabreado Sí yo soy
Joaquín. Se está usted pasando y
no tiene respeto a los toreros.
Yo. Pues no lea usted El Mundo
¡!!!
Joaquín. Imprevistamente sonriente. Estrechándome la mano. ¡enhorabuena
y gracias…Ya no estoy solo.
Otro dia, en las Ventas, ante una
bochornosa salida a hombros de José Tomas, titulé. ¨´Puerta Grande,
Puerta Chica. ¨´. A las doce de la mañána sonaba el teléfono.
Soy Joaquín Vidal. Enhorabuena por ese titular. Me llegan rumores de
que te están poniendo a parir y esta tarde te esperan en el patio de arrastre.
Espérame donde Fleming, entraremos juntos.
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