San Miguel mató al dragón
San Miguel Arcángel, es el patrón
de mi aldea, Torre de los Molinos (Palencia). O sea que, posiblemente, hoy
estarán de fiesta. San Miguel, sin embargo, a pesar del patronazgo,
nunca fue allí fiesta grande. La gran fiesta de Torre,
pedanía de Carrión de los Condes, era el día 8 de septiembre, cuando los
agosteros regresaban de la recolección,
se bañaban en el cuérnago y se cambiaban de ropa; la muda, se llamaba al
conjunto semanal de camisa, camiseta y calzoncillo.
San Miguel me trae a la memoria
otras peripecias. Había en en el altar de la Iglesia de mi aldea, en el lado de la epístola,
una talla muy antigua y decían muy valiosa, que un día desapareció; lo mismo
que desaparecieron otras imágines y cuadros de un cuarto
trastero, adyacente al coro al que los mozos subíamos a escuchar misa los domingos. Estoy seguro de que el párroco, un
hombre austero y virtuoso que ayudaba su vida con las limosnas del cepillo,
no se benefició de nada. Otro día, uno de los caciques del pueblo, en
connivencia con alguno de esos anticuarios rapaces, regaló al templo una imagen
de escayola policromada de la Virgen del Carmen. Y todos tan contentos. Así
eran entonces las cosas. A dónde habrán ido a parar esas tallas de incalculable
valor, no lo sé. Pero mi imagen de San
Miguel, matando al dragón, será siempre la talla de la iglesia de mi pueblo.