miércoles, 25 de marzo de 2015

RAZONES DE CABARET; CHIHUAHUA-ZOMBIE.Y ROMA CALDERÓN

Razones para no  perderse  Chiahuahua
La primera es porque a las 22,30 de un finde  no hay nada mejor que irse a un cabaret y si la hay que espere. La segunda es que mezclar el rito de la muerte con el folclore mexicano da unos resultados excelentes. En México hay una cultura funeral de tumbas adornadas con flores, de banquetes sobre las lápidas de los difuntos. Ritualizar la muerte no quiere decir que se santifique el nombre de Dios. Quizá por eso se dice, “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
Una tercera es que  asistir a tertulia y jarana, con Frida Khalo, Marylin Monroe y Liza Minelli, aunque sea en estado   zombie de marchita belleza, solo está al alcance de quien asista a este Cabaret. Sombrerazo al señor o la señora del maquillaje y pinturejas, Frida, Monroe y Liza pierden parte de su aureola erótica y seductora; pero ganan en escatología canalla, que también tiene su aquel.
Otra razón es que quedan pocos dias. Y que la significación de Cabaret Chihuahua es polisémica: desmadre funeral, metáfora de metisaca mucho calimocho y txapela sabiniana, mucho proletariado cantinflesco. Pero no se fíen; este texto y dirección de Felipe Loza llevan veneno dentro. Puede parecer que va de cachondeo, pero la segunda parte es dinamita y no deja títere con cabeza: un imperialismo que, como todo el mundo sabe, incluso los zombies, es el último estadio del capitalismo. ¡Ja! Eso no se lo cree ni Frida Khalo después de un éxtasis lujurioso con  Diego Rivera.

Razones para volver a ver a Roma Calderón
Aunque la hayan exiliado del Nuevo Alcalá  merece la pena volver a ver Lovers de Roma Calderón en el Infanta Isabel, los viernes.
Primero porque Roma sigue fiel a sí misma incluso fuera de su territorio, que nunca será territorio hostil porque maneja muy bien el sentido de la seducción y la conquista. Lo haría igual en territorio comanche rodeada de indios.
Segundo; Roma igual en Nuevo Alcala, sótano, que en el escenario del Infanta Isabel, sigue siendo bella. Una mente luminosa en un cuerpo de diosa, dándoles a las diosas mucho margen de comienza. Al cabaret de Roma le falta un punto canalla, aquí y alli, Pero eso tiene solución; le sobra con meter, de vez en cuando, la quinta marcha para que la gente aúlle como hombres lobos a la luna.

jueves, 19 de marzo de 2015

FALLAS. JULIAN LOPEZ VUELVE A SER EL JULI. ARRASÓ EN FALLAS


Cuando hay un torero poderoso y suficiente en el ruedo, no hay viento que valga. Dejémonos de coñas marineras; el viento es un incordio, pero solo frustra las faenas ya frustradas. Ayer por ejemplo, El Juli, anteayer Talavante fueron reyes del viento
El Juli es el triunfador indiscutble de estas Fallas; con varios cuerpos de ventaja sobre todos los demás. El Juli ha sido una apisonadora, pero el torero eterno lo hizo un humilde torero riojano, Diego Urdiales. Ese es el toreo que no olvidaremos nunca y que pesará en la concienca de los buenos aficionados por los siglos de los siglos; el Juli, una figura, una estrella. Diego Urdiales, un maestro: el depositario del misterio. Si en toros hubiera, como en el cante jondo, una Llave de oro, esa llave la tendría hoy, sin duda, Diego Urdiales.
Una de las ventajas del Plus, que anteayer comentaba, es que te permite una libertad de movimientos que no te da la corrida in situ. La tele alivia las urgencias que durante 25 años me han mantenido en vilo en el rifirrafe diario de la crónica. Si ahora estuviera  haciendo crónica para el Mundo la haría desde  el Plus, lo que  evitaría las sonrojantes urgencias de todas las tardes. Ahora, antes de que los cabestros arrastren el sexto toro, me iré al teatro. Con la comodidad de haber ido redactando la crónica con media botella de Viña Tondonia al lado, un plato de jamón Joselito y con el ordenador sobre la mesa

Esta comodidad de la tele la comentaba a diario en el tendido del 1 de las Ventas con Javier Díez de Polanco, mandamás del Plus,  con el mantuve una razonable cordialidad  y proximidad de asiento durante años. Fue cuando la gente dio en decir que yo me iría al  País; lo cual producía en Díez de Polanco, en mí y hasta en su distinguida esposa Marisa, ataques de leve hilaridad. Todos sabíamos que eso no era posible. Y que a mí luchar con el recuerdo invulnerable del crítico que más he querido y admirado, Joaquín Vidal, me producía sarpullido. 

En mi blog escribo con absoluta libertad de horario cosa que no podía hacer en el Mundo pues el cierre es el cierre. La libertad  es la misma, pues en esto el Mundo siempre ha sido un modelo ejemplar de libertad. Lo primero que Pedro Jota me advirtió al llamarme; aquí lo único que importa es la independencia. Y escribir bien. En lo de la independencia no tenía que darme ánimos pues entré en la crónica taurina como un caballo en una cacharrería; para regocijo de Pedro Jota y rabia de los taurinos que dieron en calificarme de  antitaurino infiltrado y  cosas peores. En lo de escribir bien, valga la inmodestia, siempre he andado sobrado como reconocen incluso mis detractores.

De Finito, establecí en tiempos un triple baremo: Finito de Sabadell, cuando estaba horrible; Finito de Córdoba cuando estaba en su ser intermedio y Juan Serrano cuando rozaba la excelencia. Ayer estuvo más cerca de Juan Serrano, de ese que gustaba a Jaime Sanz  o a Paco Puchol. Puchol ha muerto y mañana, como apéndice de estas Fallas ventosas y friolentas, les dedicaré un recuerdo a ellos y a todos los buenos amigos valencianos cuya amistad ya justificaría mi paso por el mundo  del toro.

De Julián López El Juli nunca fui devoto fervoroso, con gran contrariedad de Álvarez del Manzano que veía en él la reencarnación de Joselito y Belmonte juntos. Di en atribuir la fascinación que el torero niño ejercía sobre el público a una cuestión de aceleración, de emotividad dinámica. Primero su capa vertiginosa de lopezinas, serpentinas y revoleras; luego sin transición las banderillas igualmente vertiginosas y por último la aceleración in crescendo de la muleta; al público no le daba tiempo no ya a pensar, sino a respirar. Esa era la clave. Siempre fue respetuoso con mis críticas y su padre, a tal punto me valoraba que una vez que le hice una loa grande, me lo encontré `por los pasillos del hotel con el Mundo en las manos  gritándole a la gente: “cómo  habrá estado  Julián que hasta Villán lo ha puesto bien”. Recuerdo aquel momento con enorme gratitud y afirmo que el Juli ya no es aquel torero vertiginoso, aunque aun esté lejos de la unión hipostática de las dos naturalezas primigenias, Belmonte y Joselito, que auguraba el Alcalde sevillano de Madrid Álvarez del Manzano.

De Pereda lo más que llegué a decir es que era un torerito juncal que había estilizado el  abrupto parón de Ojeda, lo cual irritó a ojedistas y peredistas. Ambos bandos siguen irreconciliables con aquella definición un tanto osada, lo reconozco; pero siempre que he tenido oportunidad he afirmado que Pereda no es un torerito juncal, sino algo más sólido; como ayer por ejemplo.

A quien pediría más solidez es a la cabaña brava y a los de Garci Grande/ Domingo Hernández  siempre con más kilos, aunque bien repartidos,  que fuerza y casta: el toro suave que han exigido las figuras. Y aquí viene lo bueno de este invento de la tele: nadie podrá reprocharme que antes de que doble el sexto toro me vaya al teatro. Me atrae más una función de Marivaux el las Naves del Español, El príncipe travestido, que esperar a ver cómo remata tarde el “sólido torerito juncal” extremeño. Prometo dar noticia de El lenguaje  de tus ojos (El príncipe travestido) dentro de un rato.

miércoles, 18 de marzo de 2015

MIGUEL DE CERVANTES, CRONISTA TAURINO


No  es coña. Don Miguel de Cervantes  cuando le dejaba tiempo libre la redacción del Quijote, fue cronista taurino. Eso supone al menos José Maria de Cossío, quien afirma que en 1605 pudo encomendársele en Valladolid a don Miguel la recepción, o crónica,  de la corrida conmemorativa  del nacimiento de quien más tarde sería Felipe IV.

Cossío no llega a demostrar nada, pero como rumor vale. Lo avalamos Celia Forneas y un servidor que, seguidor de la doctrina de Paco Umbral, pongo más fé en un  rumor que en  una noticia.  Celia Forneas es una investigadora de periodismo a quien el taurinismo ignaro y pedernal ha ninguneado sistemáticamente y a conciencia. Al taurinismo ignaro y pedernal el conocimiento de su historia se la suda

Aprovechando el revuelo necrófago y funeral que se ha levantado en torno al descubrimiento de los restos de Cervantes, autor del Quijote como muchos  acaban de descubrir, traigo a colación esta noticia: Cervantes, cronista taurino. De hecho yo me metí en esta cosa de los toros, convencido de que, después de pegar unos cuantos muletazos periodísticos, podía escribir el Quijote; pero me dí cuenta  de que el Quijote ya estaba escrito.

 De algo, pues, y con todos los respetos a los  buscahuesos -sean los de Lorca, los de Cervantes o los de cualquier ser anónimo en una cuneta apócrifa-  nos ha servido este revuelo de cenizas y huesos suculento banquete de  gusanos; descubrir la parte más cotidiana, prosaica y, a la vez,   oculta de Cervantes: su coyuntura de cronista taurino, fuere por necesidad o por afición. No hay constancia de que como cronista accidental, Cervantes pusiera el cazo o recibiera sobres.  

Cervantes anduvo en pleitos con la justicia porque las cuentas de recaudador o alcabalero no le cuadraban. Y que nadie me venga ahora diciendo que ultrajo la memoria del genio de nuestras letras. La vida del más grande escritor de todos los siglos fue dura y con frecuencia diéronle cárcel las Españas. También sufrió cautiverio moro tras asistir, como combatiente, a la más alta ocasión que vieron los siglos, o sea Lepanto contra el turco.  Yo no pondría la mano en  el fuego por la ortodoxia y la independencia taurina de Cervantes, si es que llegó a escribir aquella célebre recepción,  una revista para entendernos en lenguaje más moderno.  

Imaginación tendría que haberle echado en estos tiempos, pues no es lo mismo la reyerta diaria de una crítica que unos versos gloriosos  para unos cortesanos caballerescos y alanceadores . La corrida de hoy, cartel  de figuras, figuritas y figurones, según el gusto de cada cual, no da para grandes relatos. Un ventarrón horrible en Valencia, lo que explica por qué los mediotoros, los animalejos  claudicantes de Zalduendo, anduvieran con tanta insistencia por los suelos.

 Alejandro Talavante apuntaló la debilidad menesterosa de los toros y le bajo la mano al viento yéndose al pitón contrario de la borrasca. Francisco Rivera, anduvo parejo de los toros, o sea justo de fuerzas. Y Morante de la Puebla sigue aspirando al milagro de taparse con unos lances de inspiración. No fue, en verdad, una corrida cervantina. Ni tampoco para don Francisco de Quevedo del cual sí está datada una grande e inspirada recepción por parecidos tiempos a los de Cervantes. Depende  de lo que ocurra mañana, se la contaré o no.

martes, 17 de marzo de 2015

Fallas, URDIALES, EL MEJOR TORERO DE ESPAÑA NO SABE MATAR

El nombre de las cosas.
Lo mismo que ayer la tarde tenía para mí un nombre, El Soro, por encima de consideraciones toreras, la de hoy tenía otro por indiscutible torería esencial: Diego Urdiales. Se cumplieron ambas expectativas. Soro sobrevivió a duras penas a su sino maldito, el sino de todos los inocentes impecunes, y Urdiales  cayó otra vez bajo la fatalidad de su mala espada. Nunca anduvo bien con el estoque el riojano. Ahora se le disculpa  porque ha llegado a ser el torero más puro y cabal de España de estos momentos. Mala suerte, dice la gente. Mala suerte parece pensar también un torero que es ya el maestro que pudiera  marcar una época que no estuviera dominada por los mercaderes.
 Pero no es cuestión de mala suerte. Es que el mejor torero de España, el que atesora la tauromaquia eterna y sin edades, no sabe matar. O no se atreve a matar. Ya es paradoja grande, el mejor torero de las Españas no sabe matar. Cada natural de Urdiales a los vulgares y desrazados alcurrucenes era un viejo códice con todas las claves de la tauromaquia iluminadas; cada derechazo, un incunable. El coso de la calle Xátiva era Siberia. Y sin ánimo de agravio, tanto Padilla como Miguel Abellán  parecían rehenes de trabajos forzados frente a la revelación indómita de Urdiales. Se acabaron las componendas; le darán pocas corridas a Diego; pero hoy el toreo de Iberia pasa por Arnedo.
La verdad que esto del Plus está muy bien para ver los toros cuando hace frio; y cuando hace calor también. Tiene un inconveniente máximo; las divergencias o desavenencias que uno pueda tener  con los comentaristas. Pero entonces me acuerdo de lo mucho y bien que he escrito de Manuel Caballero, Vicente Barrera y, especialmente, de cómo he jaleado bajo la Puerta del Príncipe, a Emilio Muñoz. Y todo se olvida. El recuerdo del torero se impone a cualquier otra consideración. Son obviamente gremialistas y barren para casa; pero hay elementos técnicos y apreciaciones muy precisas que sin duda iluminan a los escribidores.
Es la ventaja de estar retirado de esto; que todo empieza a importarte un carajo; que si el choto afeitado, que si los nacionalismos perversos antiespañoles, que si  las  esencias patrias  y el Patio de Monipodio en que España toda se ha convertido. El Plus te permite, además ver en diferido la corrida. El otro dia preferí irme al Canal a ver un fantástico Cyrano, el narizotas, tan grande de nariz como desmesurado de metáforas, y a la vuelta enchufé el Plus y  me hallé con Castella y un toro que algunos consideraron de indulto. La vuelta al ruedo ya fue excesiva.
 Sin ser el Castella de sus mejores tiempos, ese tigre con apariencia de Bambi que nos encandiló, Castella estuvo bien; bien a secas. Y el toro, un Nuñez del Cuvillo  mecánico sin más capacidad de reacción que el tiempo que le durase la cuerda mecánica. Por esta faena nunca le hubiéramos dado el Paquiro, el gran Premio ideado por Luis María Anson y Luis Abril, de cuyo Jurado formé parte hasta el año pasado en que dimití. Apenas veo en vivo una docena de festejos y con ese bagaje no puedo, honestamente, defender o atacar candidaturas en un jurado.

Si siguiera en esta línea ascendente de maestro reposado y seguro de sí mismo, el torero de Arnedo podría ser algún año un serio candidato al Paquiro. Francisco Montes le debe parte de su fama a la Oda, In Memoriam,  que le dedicó Reiner María Rilke. Yo, modestamente, en Bilbao le dediqué  a Urdiales un romance. No es lo mismo, claro; ni yo soy Rilke. Pero  tampoco Diego Urdiales es Francisco Montes, aunque está más cerca de él que yo de Rilke. Lo cual lamento de verdad,  pues el autor de Elegías de Duino y Sonetos a Orfeo es el poeta imposible que siempre hubiese querido ser. Como otros sueñan ser Enrique Ponce o José Tomás. Como decía el otro, hay gente pa to.

lunes, 16 de marzo de 2015

FALLAS. SORO; SIGUE VENCIENDO LA MALDICIÓN

Las cosas son las cosas, los hechos y la palabra que las nombra. Con esta filosofía, la tarde de hoy en Fallas tiene un nombre especial que la nombra y designa. La tarde se llama Soro. Y al decir Soro estamos nombrando no solo un apodo, sino una épica, una historia de héroes y semidioses. Y una conciencia del dolor, de la lucha contra el dolor y el olvido. El dolor aniquila, el dolor es el gran fracaso de hombre. O mejor dicho, es el gran fracaso de Dios, creador del hombre, si ese dios existiera que para muchos sí que existe. Para el mismo Soro, sin ir más lejos, traseúnte de quirófanos, carne de bisturíes: rodilla herida.
 Hay una tarde fatídica, la tarde de Pozoblano hace tantísimos años, de la que solo el Soro sobrevive; Paquirri murió aquella misma tarde, Yiyo murió año después en Colmenar Viejo. El Soro está ahí, trágico, solitario y otra vez vestido de luces, aclamado por el sorismo antiguo, venerado por el sorismo  de nuevo cuño que acaba de descubrir al viejo  héroe urbanita de la huerta.
 Hay otros efectos colaterales de aquella tarde maldita.  Tomás Redondo, apoderado de Yiyo, se suicidó; y a uno de los ganaderos del hierro que mató a Paquirri,  Bandrés, lo mataron a tiros en Algeciras por no sé qué ajuste mafioso  de cuentas. O sea que, si existe Dios y parece que Soro tiene argumentos sólidos para afirmarlo, existe también su correlato: el diablo. Y si existe el cielo donde todos se imaginan a sus seres queridos, también existe el infierno, antídotos recíprocos de sus respectivas maldades.
El Soro embraveció los tendidos de la calle Xátiva con un carisma olvidado en las plazas de toros; el Soro ha embarnecido pero sigue teniendo aire y cara de torero: el sorismo  cobra hoy más sentido que antaño, cuando era joven, atleta y banderillero de tormenta y tornado. Embarnecido y torpe, es una muralla  contra lo imposible y contra los toros. Demostró más fortaleza y más casta y  movilidad que todos los juampedros juntos.
 A partir de hoy es cuando el sorismo adquiere verdadera naturaleza de  fenómeno esencial. Envejecido, al menos en unos veinte años, se ha puesto en pie frente a la adversidad, desafiando a un destino que lo tiene marcado. Ha pasado de ser un movimiento taurino de masas, a un movimiento ecuménico y  espiritual. Lo mejor de la tarde, lo único que en verdad importaba, -aparte celebrar los 25 años de alternativa de Ponce, las lágrimas de Soro; su rabia de torero macho; y el ritmo lento de unas banderillas. Y sus puños cerrados como mazas de guerrero invencible. Pero los héroes también tienen sus riesgos y los dioses son vengativos. Al entrar a matar le falló el tino o la pierna biónica y quedó en el suelo al albur de una cornada.

 La tragedia habría consagrado el mito. Pero hubiese truncado sus intenciones más prosaicas y cotidianas. Soro es un romántico, pero ha vuelto para quedarse, porque necesita contratos. Y ese es el gran enigma: que será de este hombre cuando le echen toros inamistosos, cuando los empresarios y los públicos le exijan  más de lo que puede dar. No todas las tardes son tardes de celebraciones. ¡Va por usted!.  Y que Dios reparta suerte. 

sábado, 14 de marzo de 2015

FALLAS. (II). Toreo de María Toledo, cante jondo de Morante




María Toledo ha sacado un nuevo disco que  muchos coinciden en afirmar que es mejor que el anterior Uñas rojas. Sin embargo, le va a la zaga en la cuestión del título. A ConSentido, con esa ese mayúscula intermedia no acabo de hallarle el sentido, permítaseme  el chiste fácil; o si se prefiere no le encuentro el quid de la cuestión. María Toledo, al piano,  es una  flamenca depurada y muy elegante, lejos de la belleza agitanada y morena de la gente del bronce de rompe y rasga. Como no  soy crítico de flamenco puedo decirle que la admiro sin restricciones,  porque a veces, en conciertos, ha cantado mis versos.  Y antes eso un poeta,  está perdido. A partir de entonces mis versos han  merecido más atención de  mis editores, aunque no me liquidan más derechos de autor.
Por escuchar los versos de El fulgor del círculo, cantados en el palo de bulerías por soleá, merece la pena ser poeta poeta. A mí lo que me gustaría sería escucharle alguna letrilla que le hice al efecto cantándosela al Morante del cuarto toro de ayer en el coso de Xátiva.  ConSentido es el más aflamencado de sus tres publicaciones y posiblemente el  que más se despega de la canción  y llega más dentro de las raíces.
Aunque es de Toledo, en la cuestión del cante, yo la asocio más a la Escuela Sevillana del toreo: a Morante de la Puebla, sin ir más lejos. En una cena del Paquiro les hice las presentaciones protocolarias, María le dedicó su disco y con esa magnífica retranca que da sello al sevillanismo puro el torero preguntó: “y el teléfono?” María Toledo es, como su propio apellido indica, de Toledo, pero Morante se empeñó que tenía que  ser sevillana y como tal  la rebautizó. María Toledo es una gran aficionada a los toros  y admira a Morante, y a Julio Aparicio –al que le regaló un pañuelo de seda que le tapa la terrible cicatriz de la garganta. También admira a Enrique Ponce por razones teatrales con el que compartió escenario y protagonismo en El María Guerrero, haciendo ella Encarnación Júlvez y Ponce, Gallito, su novio infortunado.
La Argentinita, fue una lectura dramatizada que Santiago Sánchez convirtió en milagro. Es lo que más me une a María Toledo: La Argentinita. Se la conté una noche paseando por la plaza mayor de Salmanca; el personaje no le decía mucho pues la historia no es su fuerte, pero le prometí que si un dia escribía esa función lo haría pensando en ella como intérprete y como cantante. Cuando Diana de Paco Serrano y yo concluimos la función a cuatro manos, seguí pensando lo mismo. Y esa idea sigue en pie. Si  por fin se hiciera el musical que algunos piensan de  La Argentinita, María Toledo es mi gallo. Para ella lo pensé una madrugada  de fantasmagoría plateresca salmantina.
La corrida fallera de esta tarde tenia para María Toledo el aliciente seguro de Morante de la Puebla He tenido  enchufado  el DVD y, cuando el torero de la Puebla dibujaba la chapuza y la apatía con esa mueca de desdén y cara de asco que ponen algunos elegidos en mal trance,  me iba al cante de María Toledo en ConSentido
Es una faena corta, con los muletazos precisos. Va y viene, Tangos retrecheros, Tienes algo para mí, ConSentido, Me hieres, A Paco de Lucía, Aléjate de mí, Compare. ¿Porqué me mientes? El Charco. Penas de amor    que ha de sufrir toda cantaora que se precie. Llora el cante con suavidad y sin desgarro, aunque nunca la boca le sabrá sangre. Algunos tópicos disculpables. María Toledo alcanzará su verdadera grandeza cuando sin sentimentalismo sea capaz de grabar un disco,  letras sobre los toreros de su altar,  a los que venera de verdad. Es decir, una verdadera tauromaquia de estos tiempos.
Lo de Morante en el primero fue una trapacería no digo de juzgado de guardia para que María no le cante una carcelera que de todo es capaz. Antes que se me olvide, los toros de Victoriano del Rio, hombre del ladrillo de probada pasión por el toro, una mierda de toros: Mal presentados, medios toros, medio bravos, y medio mansos. Esto es lo que nos espera esta temporada.
En el cuarto, segundo de Morante,  María Toledo de haberse hecho visible por alguna mlagrería, hubiera podido cantarle soleas, fandango, bulerías,tangos. Cumbres de la verónica de altos vuelos y mano baja, sonido de órgano, silencio sonoro, música callada y en sordina

 El Juli no es torero de cante, ni grande ni chico; pero  va a ser el torero de este año y  de estos años. Es el más firme y el más poderoso al que llevan unos apoderados que son el álgebra, la matemática pura de la fórmula taurina. Los Lozano. No es torero de cante jondo, pero es torero de sólidos fundamentos mediáticos sólidamente administrados. Ahí va la profecía; con la firmeza de ayer, sin florituras,  va a ser el diestro más alabado de esta temporada. A Luque le resultará más difícil, pero es un torero de raza, También necesita  un toro de raza y no los simulacros de  la sierra madrileña. Daniel  Luque tiene uno de los capotes mejor apuntalados, con menor aire y más vuelo de estos momentos. De los que pueden convertir  en  brisa el vendaval de la salida del toro de chiqueros. A Luque se le murió su máximo defensor, Antonio Chenel. Eso no debe importarle, superados algunos batacazos inoportunos. En esta vida hay que aprender a caminar solo. Y en el toro nadie regala nada, salvo cornadas. El quite ha de hacérselo uno mismo.

domingo, 8 de marzo de 2015

RUEDO IBERICO; EL ESPERPENTO Y LA CAMPAÑA ELECTORAL


Corridas falleras (I) 
Toros de rigodón y terciopelo.
Parecido al mio debe de tener el cuerpo Jesús Duque, tras la paliza que le pegó el toro; o sea hecho unos zorros. Me fui el  pasado fin de semana con toda la flamenquería a Salamanca, la cuna del saber, para poner en el Liceo Los toros a Escena: arte y ensayo, palabra. Toros, poesía flamenco: gozo y patrimonio de la humanidad. Eso deben ser, o debían ser, los toros. Entre una cosas y otras, después de la fiesta, me descubrieron el pasado jueves una cornada envainada que me retiró de la circulación.
 Hoy tenía que estar en Zamora hablando de León Felipe  y de paso de Claudio Rodriguez, pero me han  prescrito reposo absoluto por agotamiento muscular. Sorry, Berrendita; pero más sorry las miserias de mi cuerpo condenado a la inmovilidad durante al menos tres dias más. Me he tumbado ante el aparato  de televisión, para ver  los Fuenteymbro que eran la niña de los ojos de todos los toreros y hoy las figuras no quieren verlos ni en pintura. Pobrecitos estos jandilla proletarios frente a la nobleza terrateniente de los jandilla genuinos. Don Ricardo Gallardo es hombe de orden que amasó una fortunita en el filo de la aduanas, dicen las lenguas viperinas;  y que como representante del orden, al calor de los jandillas, de Domecq ha creado una ganadería, con sello propio. Pero Borja Domecq es Borja  Domeqc y don Ricardo Gallardo tiene aire de picoleto sin tricornio. En el campo andaluz están muy delimitadas las clases.
Si los tres aspirantes a figura, Juan Bautista ya lo fue, buscan toros más suaves  y cómodos que los de ayer en Valencia, tendrán que ojear por otro lado; mejores jandillas, imposibles.  Don Ricardo debe de andar preguntándose por qué a sus toros las figuras los han arrojado a las tinieblas exteriores. Jimenez Fortes es un torero de trazo fuerte y hondo, pero siempre da la sensación de que un toro puede romperlo por la , mitad .Y Juan Bautista es un toreo francés y versallesco, somo dispuesto a bailar siempre un rigodón con el toro. Y Luis Duque no sé.   


El gran ojo vigilante. 

Esta breve entradilla o actualización en torno a doña Esperanza Aguirre y el gran ojo policial que se atrevió a denunciar hace unos pocos años, nada tiene que ver con los toros y el teatro; con el flamenco y Los toros a Escena que figuran aquí abajo. Andaba yo emperrado en convencer a algunos directores y empresarios de la Metrópoli de que pusieran en escena Los hombres y sus sombras, obra que me parece capital en la dramaturgia de Alfonso Sastre y que no verán mis ojos en un escenario. En síntesis viene a ser la dramatización de un estado policial, de un gran ojo que todo lo ve, un ordenador gigante que nos tiene a todos fichados. Y vino doña Espe y soltó aquello de que en España todos estamos controlados y seguidos por una gran máquina y que del espionaje policial no se salva ni Dios. Aproveché la oportunidad para escribir en El Mundo que, en la cuestión del Estado Policial, coincidían doña Espe y el exiliado de Hondarribia. Se armó el cirio y creo que los únicos que se tomaron a coña la identidad política que yo les atribuía  fueron los personajes protagonistas.
Doña Espe no es la caja de las sorpresas, es la caja de los truenos. Yo hace tiempo que le perdí la afición a las urnas de esta democracia pútrida y putrefacta; pero si fuera del PP, que no lo soy, votaría a Esperanza Aguirre. De momento, ya ha dicho que si Podemos le propone plantar miles y miles de árboles en beneficio del medio ambiente, pactará con ellos. Y ahora sigamos con los toros y el flamenco, a los que doña Espe es muy aficionada más, creo yo, por españolaza que por taurina. Volvamos pues a Salamanca.


 La hermosa fusión de toros y flamenco.
Francisco Umbral comienza su mejor novela, El César Visionario, de la siguiente manera: “en un Burgos salmantino de tedio y plateresco; en una Salamanca burgalesa de plata fría, Francisco Franco Bahamonde merienda chocolate con soconusco” etc, etc, etc. A Umbral no le gustaban los toros o eso decía, pero anteayer habría alucinado en el teatro Liceo. 
 En el Novelti, Plaza Mayor, al lado de la estatua ciega de Torrente Ballester yo no tomo chocolate con soconusco, bebo vino de Ribera del Duero mientras espero a la tropa flamenca que viene a hacer la décimo quinta edición o algo así de Los toros a escena. Esto lo ideamos hace años  Gonzalo Santonja y yo para el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.
¿Qué es Los toros a escena?. Una clara y contundente defensa de la corrida por parte de un investigador taurino, Gonzalo Santonja, que ha revisado las teorías de Ortega y Gasset, y de un visionario como yo, Javier Villán, que no revisa nada. Solo reviso el vino que me sirven; cato la botella que me descorchan y sanseacabó.

El máximo triunfo de un torero consiste en que, al terminar la corrida, la gente salga toreando por la calle de Alcalá,  si es en Las Ventas, o por  el Arenal, si es en la Maestranza. El otro día en Salamanca ese honor lo consiguió una guiri glamurosa (Isabel Blanco) “oh togegos togero, amante espanol, mi no entender qué ser testiculario, mi no entender tora y esas cosas”

La gente salió a la plaza mayor, plateada y plateresca, madre de todos los saberes y  hasta en el Novelty, sede de los “laines” (Lain Entralgo) de Paco Umbral, Torrente Ballester habló un raro spanglish galaico,  jerga taurina  de Nueva York y caló de Sacromonte.

A la guiri glamurosa (Isabel Blanco) la acompaña en tablao y tentadero -milagros del teatro- una periodista (Rocío Osuna) que no sabe de lo que habla, -cosa común a la profesión de periodismo-  una tabernera castiza que le canta las cuarenta (Sabela Hermida) y unos asimilan a chulapa madrileña y otros a Carmen la cigarrera, asegún. Sabela, sin embargo, es gallega. Bailar como Raquel Valencia solo es posible para ella. Y cantar como Antorrín  solo lo hace él y el padre, el Yunque, que se pasó parte de la madrugada cantándole a Villamor las diferencias entre el polo y la caña, el taranto y la cartagenera. Noche mágica, sin tópicos.

Subieron al escenario Pedrito de la Capea, campero, enjuto y mexicano, y José Ignacio Sánchez, ganadero y director que fue de la Escuela Taurina. Vengo a Salamanca por ver todavía la izquierda de José Ignacio. Pablo, sobrino de Juan del Álamo, manejó la tora con tal precisión y habilidad que empitonó a Capea en una verónica; la guiri se desmayó, naturalmente; la serenidad de Capea dio la pauta a Villamor: “una cornada de tres direcciones, doctor; haga lo que tenga que hacer. Parte facultativo de Villamor: “leves contusiones”.

Dirigió, David de Loaysa, un joven  histórico de Los Toros a Escena, como escenógrafo e iluminador, cuando dirigía Mariano de Paco Serrano. Es la primera vez que Loaysa asume labores de dirección. Extrajo de un texto de humor, a veces negro otras desternillante, lo más profundo e intencionado. Y lo más político. Conozco muy bien el texto porque lo he escrito yo.

Se nos unió una tropa de figurantes: doctor Villamor, María Antonia de Isabel, Isabel Bernardo, que había presentado a la pregonera, Noa Carbajada. Tablao flamenco y tentadero. Esa es la clave dramática. Algunos robaron foco  y concluyeron casi de protagonistas. Verbi gratia, Victoria Motilva que acabó en figura de baile compitiendo con Sabela. No le quitará el puesto de bailaora en la Quimera a Raquel Valencia. Pero esta tampoco le quitará las funciones de gran ejecutiva en la cadena hotelera. Váyase lo uno por lo otro. El apoyo NH ha sido decisivo y capital en Los Toros a Escena por los que han pasado lo mejor de la farándula española, como María Jesús Valdés, Magüi Mira, Victoria Vera, Alvaro Luna, Ramón Fontseré, Chete Lere. Y José Manuel Seda, un Lorca insuperable. Y María Toledo al piano y sus bulerías por soleá. Cuando volvamos a hacer La Argentinita, Seda y María serán indiscutibles. Emilio Gutiérrez Caba estuvo una vez no sé si de José María de Cossio o de Miguel Hernández; un día me gustaría llevar a su sobrina, la gran  Irene Escolar, como novia de un torerillo juncal.

 Rematamos fiesta en  Palacio de Castellanos, uno de los lugares más queridos de mi larga etapa de cronista taurino, con un cóctel fastuoso escogido por Remedios Madrid, la directora, y Pilar Redondo. Palacio de Castellanos es un bello palacete del siglo XVI. Estaba previsto que Reza Jafari El Persa diera un concierto de guitarra, pero declaró que se le había puesto malo el instrumento y que a la tercera cuerda no había forma de meterla en vereda. Y se fue a dormir. Es lo que pasa cuando un persa se mete a guitarrista. También llevábamos un violinista ruso, Pavel Sakuta, un descubrimiento de Antorrín; pero ha desaparecido camino, creo yo, de la guerra de Ucrania.

La flamenquería se marchó a seguir incendiando la madrugá de Salamanca. Y unos pocos nos dedicamos a cultivar la melancolía y a seguir soñando  naturales, mientras Antonio Cirre, el Yunque, padre de Antorrín, le cantaba a Villamor una Serrana, un viejísimo cante, un códice de los viejos palos milenarios.

jueves, 5 de marzo de 2015

RUEDO IBÉRICO. LAURO OLMO Y LA ÉTICA DEL REALISMO



Querido Lauro Olmo.

Lauro Olmo ha vuelto  a los escenarios madrileños. Nadie de la Generación realista , salvo Buero Vallejo, fue bien recibido en la España de la autarquía y luego los planes de desarrollo. Buero tenía caligrafía de autor grande. Sastre trascendió siempre esos límites demasiado estrechos. El realismo es una ética y una estética.  Lo político era lo que más preocupaba a la censura. Lauro fue uno de los más castigados.
Con Alfonso Sastre hay siempre eternos recelos y sólo Malonda se atreve ahora con Lluvia de Ángeles sobre París. Justo Alonso, un gran productor y siempre leal a Alfonso está fuera de combate. Me gustaría saber si hay en el teatro español suficiente talento o ganas para montar Los hombres y sus sombras, o Demasado tarde para Filoctetes.  Pérez de la Fuente se atrevió con Dónde estás Ulalume. Y le salió uno de sus mejores montajes. Un paso al frente, colegas.

A Lauro le dio fama La Camisa, el drama de la emigración. La pechuga de la sardina tuvo menos eco o más rechazo, no me atrevería a asegurarlo. Un mundo deprimente, una pensión donde todas las maledicencias, las envidias, los rencores  se dan cita. También la solidaridad. Y una madre soltera, el gran baldón. Y beatas rezadoras y putas esquineras. Realismo total, absoluto que Canseco y la escenografía respetan al máximo, y un espacio escénico laberíntico exterior  e interior.

Justicia poética para Lauro Olmo y su Pechuga de la sardina. Justicia, pero también la constatación de que este es un teatro viejo; que los problemas que hace 50 años planteaba Lauro  Olmo han perdido vigencia. Hoy probablemente nadie se toma en cuenta el problema de una madre soltera, al menos con la virulencia de entonces.


 Yolanda Pallín y el terror sombrío

Los restos de la noche defiende todo lo que a la mujer le ha sido arrebatado en nombre del amor, palabra sagrada; sueños y pesadillas   Hay una  libertad joven encarnada en la exuberancia vital  y actoral de  Lucía Esteso, una  mujer que un dia salió de casa y no volvió. Amenaza de libertad.

Desenlace abierto. Todo en Los restos de la noche  está abierto. Incluso el recuerdo de una religión castradora. No hay resentimiento, sino verificación de un hecho por  una infancia protegida; violencia profunda.

El personaje cuya función nos cuesta desvelar es el más violento: terapia de la violencia; Jesús  Rodríguez le da cuerpo y misterio. El marido es un personaje más plano, pero no menos complejo. (Carlos B. Rodríguez) Que lo diga si no, Laura (Nini Dols). estupenda actriz que  mantiene  la tensión desde el principio hasta el final.  Toda la segunda parte es de Lucía Esteso: decisión, capacidad para infundir en Laura los sueños que le han sido secuestrados. Magnífica la confrontación  actoral entre ambas mujeres.