sábado, 14 de marzo de 2015

FALLAS. (II). Toreo de María Toledo, cante jondo de Morante




María Toledo ha sacado un nuevo disco que  muchos coinciden en afirmar que es mejor que el anterior Uñas rojas. Sin embargo, le va a la zaga en la cuestión del título. A ConSentido, con esa ese mayúscula intermedia no acabo de hallarle el sentido, permítaseme  el chiste fácil; o si se prefiere no le encuentro el quid de la cuestión. María Toledo, al piano,  es una  flamenca depurada y muy elegante, lejos de la belleza agitanada y morena de la gente del bronce de rompe y rasga. Como no  soy crítico de flamenco puedo decirle que la admiro sin restricciones,  porque a veces, en conciertos, ha cantado mis versos.  Y antes eso un poeta,  está perdido. A partir de entonces mis versos han  merecido más atención de  mis editores, aunque no me liquidan más derechos de autor.
Por escuchar los versos de El fulgor del círculo, cantados en el palo de bulerías por soleá, merece la pena ser poeta poeta. A mí lo que me gustaría sería escucharle alguna letrilla que le hice al efecto cantándosela al Morante del cuarto toro de ayer en el coso de Xátiva.  ConSentido es el más aflamencado de sus tres publicaciones y posiblemente el  que más se despega de la canción  y llega más dentro de las raíces.
Aunque es de Toledo, en la cuestión del cante, yo la asocio más a la Escuela Sevillana del toreo: a Morante de la Puebla, sin ir más lejos. En una cena del Paquiro les hice las presentaciones protocolarias, María le dedicó su disco y con esa magnífica retranca que da sello al sevillanismo puro el torero preguntó: “y el teléfono?” María Toledo es, como su propio apellido indica, de Toledo, pero Morante se empeñó que tenía que  ser sevillana y como tal  la rebautizó. María Toledo es una gran aficionada a los toros  y admira a Morante, y a Julio Aparicio –al que le regaló un pañuelo de seda que le tapa la terrible cicatriz de la garganta. También admira a Enrique Ponce por razones teatrales con el que compartió escenario y protagonismo en El María Guerrero, haciendo ella Encarnación Júlvez y Ponce, Gallito, su novio infortunado.
La Argentinita, fue una lectura dramatizada que Santiago Sánchez convirtió en milagro. Es lo que más me une a María Toledo: La Argentinita. Se la conté una noche paseando por la plaza mayor de Salmanca; el personaje no le decía mucho pues la historia no es su fuerte, pero le prometí que si un dia escribía esa función lo haría pensando en ella como intérprete y como cantante. Cuando Diana de Paco Serrano y yo concluimos la función a cuatro manos, seguí pensando lo mismo. Y esa idea sigue en pie. Si  por fin se hiciera el musical que algunos piensan de  La Argentinita, María Toledo es mi gallo. Para ella lo pensé una madrugada  de fantasmagoría plateresca salmantina.
La corrida fallera de esta tarde tenia para María Toledo el aliciente seguro de Morante de la Puebla He tenido  enchufado  el DVD y, cuando el torero de la Puebla dibujaba la chapuza y la apatía con esa mueca de desdén y cara de asco que ponen algunos elegidos en mal trance,  me iba al cante de María Toledo en ConSentido
Es una faena corta, con los muletazos precisos. Va y viene, Tangos retrecheros, Tienes algo para mí, ConSentido, Me hieres, A Paco de Lucía, Aléjate de mí, Compare. ¿Porqué me mientes? El Charco. Penas de amor    que ha de sufrir toda cantaora que se precie. Llora el cante con suavidad y sin desgarro, aunque nunca la boca le sabrá sangre. Algunos tópicos disculpables. María Toledo alcanzará su verdadera grandeza cuando sin sentimentalismo sea capaz de grabar un disco,  letras sobre los toreros de su altar,  a los que venera de verdad. Es decir, una verdadera tauromaquia de estos tiempos.
Lo de Morante en el primero fue una trapacería no digo de juzgado de guardia para que María no le cante una carcelera que de todo es capaz. Antes que se me olvide, los toros de Victoriano del Rio, hombre del ladrillo de probada pasión por el toro, una mierda de toros: Mal presentados, medios toros, medio bravos, y medio mansos. Esto es lo que nos espera esta temporada.
En el cuarto, segundo de Morante,  María Toledo de haberse hecho visible por alguna mlagrería, hubiera podido cantarle soleas, fandango, bulerías,tangos. Cumbres de la verónica de altos vuelos y mano baja, sonido de órgano, silencio sonoro, música callada y en sordina

 El Juli no es torero de cante, ni grande ni chico; pero  va a ser el torero de este año y  de estos años. Es el más firme y el más poderoso al que llevan unos apoderados que son el álgebra, la matemática pura de la fórmula taurina. Los Lozano. No es torero de cante jondo, pero es torero de sólidos fundamentos mediáticos sólidamente administrados. Ahí va la profecía; con la firmeza de ayer, sin florituras,  va a ser el diestro más alabado de esta temporada. A Luque le resultará más difícil, pero es un torero de raza, También necesita  un toro de raza y no los simulacros de  la sierra madrileña. Daniel  Luque tiene uno de los capotes mejor apuntalados, con menor aire y más vuelo de estos momentos. De los que pueden convertir  en  brisa el vendaval de la salida del toro de chiqueros. A Luque se le murió su máximo defensor, Antonio Chenel. Eso no debe importarle, superados algunos batacazos inoportunos. En esta vida hay que aprender a caminar solo. Y en el toro nadie regala nada, salvo cornadas. El quite ha de hacérselo uno mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario