jueves, 31 de enero de 2019

TEATRO; FLORES, SUPERSTICIONES


COSAS DE LA FARÁNDULA.  Desavenencias publicadas en el Mundo  

El amarillo no es la única superstición que sobre colores tiene la gente del teatro.  La principal superstición ha sido siempre lo azaroso  de sus vidas. Y vivir extramuros.  Existe la leyenda de que Moliere murió en escena haciendo El enfermo imaginario, vestido de tan infausto color.   Pero no iba de amarillo, sino de rojo granate, y murió en casa, aunque aquella noche sufriera vómitos en escena. Respecto a la ausencia de flores frescas en un escenario quizá no sea un enigma, sino simple economía. Cuando el escenario está a ras de suelo, a la salida me acerco disimuladamente y las toco.
Con el amarillo traigo a colación a Adolfo Marsillach que para desafiar al destino hizo un montaje todo en amarillo y, al parecer, fue un completo desastre. No lo cuenta me parece, o sí, o quedó solo en intención, en sus memorias, Tan lejos tan cerca. Tampoco  recuerdo si en éstas habla del  lenguaje de las flores que le era tan ajeno como  a Paco Umbral, al menos en la época en que yo los conocí.  Coincidí una tarde en la rotonda del Palace con ambos y yo iba armado de una rosa que pensaba entregar en mano a una aspirante a actriz, lo cual les llenó de perplejidad. Cuando vieron aparecer a la destinataria se les cambió la ironía por el asombro. Más se asombrarian ahora, pues aquella neófita ha llegado muy alto.
 Del lenguaje de las flores, el de las rosas rojas es el más evidente;  pasión. Y las orquídeas.  A mí la que más me gusta es la guzmania, un esplendor verde cercando un centro rojo de intensa significación erótica. Luminaria lustral de selva y de penumbra, que  le gustaba mucho a Ana.  Purificación de sangre y de rocío.      Mi relación con las orquídeas se rompió un día en que le envié una de ellas  a una  famosa artista, con la que me unía  idéntica pasión por las mujeres,   y su pareja lo interpretó mal. Las orquídeas no tienen claves de amor, sino de melancolía y la última vez que las regalé fue por venganza calculada.   A Marsillach y a Umbral nunca les oí hablar de flores ni me los imagino regalando plantas,  y menos llevándolas en mano como me gustaba a mí, un paleto de pueblo.


jueves, 24 de enero de 2019

HEMINGWAY, LA QUINTA COLUMNA


Hemingway y España. Publicado en El Mundo. DESAVENENCIAS

La quinta columna es el único texto teatral que se conoce de Ernest Hemingway. Hace unos dias se hizo una lectura dramatizada en Ámbito Cultural de El Corte Ingles, dode antes estuvo el hotel Florida, con dirección y versión de Alfonso Armada e Ignacio García Garzón.  En escena 15 periodistas, con algún injerto de otras áreas, más acostumbrados a juzgar que a ser juzgados. Rosana Torres, Miguel Ayanz, Juan Antonio Vizcaino, Daniel Galindo, Prado Campos triplicando papeles, Paloma Cortina, Raúl Losanez (gerente del hotel) A mi me asignaron un personaje incómodo, Max un comisario político o algo parecido. Intenté lo que en la jerga se llama la construcción del personaje. Pero, en un alarde de inconsciencia temeraria apenas había leído el texto. Alfonso Armada, meticuloso hasta la extenuación, se lamentaba  de no haber podido hacer ni un ensayo en condiciones. He tenido experiencias peores como actor aficionado y además en esos momentos yo andaba en otras historias. Como José Bódalo que escuchaba por el pinganillo los partidos de fútbol mientras actuaba. Según pasaba el tiempo yo trataba de descifrar en los compañeros periodistas su idea del teatro por su forma de interpretar la lectura. Saqué fecundas conclusiones.
Respecto a la situación en España, el texto de Hemingway,  aclara  algunas cosas. Durante mucho tiempo se creyó que la madriguera del espionaje era Chicote,  donde Manolete conoció el amor de  su vida, Lupe Sino, una cabaretera que había estado con los anarquistas de Cipriano Mera. No me extrañaría que Lupe  también hubiera andado por el Florida y que a Hemingway, recién casado o a punto de casarse, le hubiera pasado inadvertida.
Aunque La quinta columna es un texto menor, tiene destellos de don Ernesto que en España se apasionaba por todo lo que le saliera al paso. Muy celebrado fue su Verano sangriento sobre la rivalidad entre Antonio Ordóñez y Luis Miguel, amañada por los dominguines y que sólo él se creía. Manuel Vidal tituló su novela Lo que hay que tener desvelando razones del suicidio de Hemingway.  Antonio Ordóñez, su gran amigo,  nunca lo creyó, pues pensaba que los suicidas van al infierno. Hemingway es fuente inagotable y a todo esto me convocaba su recuerdo en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés mientras poníamos en pie La quinta columna.

martes, 15 de enero de 2019

LOS ENIGMAS DE LA ALFARERA PRODIGIOSA



Sigue con sus alfarerías y sus prodigios, por lo que leo en los periódicos. O eso creo; a veces me hace llegar  sus cuitas y alguna desventura.  El prodigio, sobre todo fue que  fuera yo su cómplice y confidente, sospechándola sáfica uncida al deleitoso yugo del amor de mujer.  Lo  nuestro, nuestra delicada amistad, nunca supimos cómo llamarlo, sabiéndome ella  volátil y nebuloso de niebla y sol, adicto a lo  femenino cambiante   y yo sabíendola lesbiana.   Un dia me exigió lealtad,  cosa innecesaria pues la tenía asegurada desde aquella vez  que me dijo "sé que nunca escribirás nada que dañe mi imagen de mujer". Pero puedo dañar tus alfarerías, le contesté, soy crítico de arte. Y volvió a sonreir con melancolía  Esa sonrisa tenía un significado especial cuando acababa de decirme, “si supieras cómo soy no me mirarías a la cara”. Pero era imposible no mirar aquella cara divina  y cambiante, cualquiera de sus  mil caras, como llegué decirle un dia y eso le dolió. Yo  creo que su belleza la atormentaba porque prefería  ser querida a ser deseada, como Marilyn a la que empezó a entender gracias a mis relatos... Un dia, mientras modelaba una pareja de mujeres fundidas en un abrazo le pregunté porqué admiraba a Marilyn de la cual yo le contaba cosas, su generosidad y sus miserias, su impudor como el dia aquel que le firmaron una exclusiva con una productora importante; reunió a sus amigas, repartíó algún dinero y dijo, “chicas se acabó chupar pollas bajo la mesa en los banquetes”. Y fue cuando yo le dije a la Alfarera que sus enigmas no eran nada comparados con los de Marylin cuya muerte, “accidente, suicidio o asesinato”,  aún no se ha esclarecido. Malditos Kennedy y  Jhon el  tullido lujurioso que le decía por teléfono, “voy para allá, ve quitándote las bragas y preparando el martini”. Tus enigmas no son nada, querida alfarera,  comparados con los mios soy agente de la Cia y del Kgb.  ¿ La KGB, me preguntó poniéndolo en femenino con un mohín enigmático?. Cambió de tema ¿crees que a Marilyn la mataron los Kennedy por miedo a que revelara  secretos que le habían contado en la cama mientras se la follaban??. Cuando le  dije a la Alfarera Prodigiosa lo de agente doble, su  carcajada retumbó por todo Madrid . Luego le conté la historia de Nuestro hombre en la Habana y  creo que mejoré el texto de Grahan Green y me  dijo te ries de todo, hasta de ti mismo. Hasta puede que te rias de mí que no existo y me has inventado.  Y me perdí en sus ojos verde mar, azul mar, azul cielo, verde cielo de un cielo verdoso, de un mar azulado. Puedo describir sus ojos, pero apenas puede dibujar sus labios; su culo y sus piernas sí, porque ella era la propia modelo de sus alfarerías.   Cómo llamaremos lo nuestro nos preguntábamos, cómo una carta  tuya me produce tal ansiedad antes de abrirla, tal sensación de plenitud y angustia. Yo le escribía cartas a mano, suavizando mi infernal caligrafía, cartas en papel blanco con tinta azul o negra, que me aprendía  de memoria por miedo a que el cartero las perdiera.

lunes, 14 de enero de 2019

GALDOS VERSUS VALLE INCLAN



Publicado en el Mundo.
Twitter no solo es un territorio salvaje como algunos piensan. Hay de todo como en la vida. Y abundan los cafres, pero a veces se suscitan polémicas de notable interés cultural. Incluso hay políticos que prefieren el tuiter a una rueda de prensa o una entrevista. Para regocijo de quienes polemizan y mayor regocijo aún de quienes les siguen. Una de las más sonadas ha surgido a raíz de la recuperación del término “garbancero” que la lengua venenosa de Valle Inclán aplicó a don Benito Pérez Galdós. Valle no era de fiar; en vida fracasó en teatro y parte de esta culpa la achacaba a don Benito que cuando dirigía el Teatro Español rechazó al parecer sus esperpentos.  Hoy los esperpentos siguen siendo vanguardia y subversión, mientras el teatro de Galdós es pura arqueología, lo cual no lo invalida como excelente prosista. En los años 70 Carlos Luis Alvarez, alias Cándido, columnista y editorialista de   ABC, Arriba y Pueblo quiso jugar a arúspice y sentenció al manco genial: “el teatro de Valle está muerto y bien muerto”. Hoy día recordamos a Carlos Luis Álvarez por las inventadas biografías de santos y mártires asesinados por la horda roja, que le encargó Pérez de Urbel, prior del Valle del Valle de los Caídos, lugar de “candente actualidad” por el destino incierto de las cenizas de Franco que en él reposan.  Más importa que se haya reavivado la polémica Valle versus Galdós. Para mí no hay color, soslayando inquinas personales de Valle. Cuando a éste lo expulsaron de un teatro por armar  gresca y los pistolos le conminaron “no se resista a la autoridad”, Valle gritó: “en un teatro la única autoridad soy yo”.  Valle Inclán  es el mejor autor del siglo XX incluido Federico García Lorca. Si nos adentramos en la segunda mitad del mismo siglolo  habría que contar con Buero, tragedia de la esperanza y Alfonso Sastre, la tragedia compleja.  Y otro irascible, Rodríguez Méndez que se atrevió a publicar un libro titulado Los escombros del teatro.


jueves, 3 de enero de 2019

MIGUEL MIHURA Y EL TEATRO DEL ABSURDO


El Absurdo de Miguel Mihura. Publicado en El Mundo. Desavenencias de Javier Villán

El desarrollo y las peripecias  del Premio Miguel Mihura, para premiar  a la mejor actriz española de los dos últimos años, hubiera regocijado al   autor de Tres sombreros de copa.  Se han cumplido las expectativas más risueñas de don Miguel: en caso de empate a votos y sin posibilidad de consenso en los miembros del jurado, la ganadora “debe ser la más joven”; entre Natalia Millán candidata por Billy Elliot y María Hervás por Las Crónicas de Peter Sanchidrián, la más joven resultó ser María Hervás, que aporta en esta obra de Padilla  en el Ambigú de Kamikaze,  una nueva dimensión: el glamour, la capacidad de seducción que no tiene Ifhigenia.  Como candidatas también figuraban, Fernanda Orazi, Clara Sanchís e Isabel Stofel entre otras.  Es un dato para valorar el rigor  de los jurados y la importancia del premio que se le ha otorgado, uno de los más prestigiosos  del teatro español. Miguel Mihura murió en 1977, y con la Sgae había perfilado ya  los fundamentos del galardón. El jurado posiblemente , además de la edad, dioadora a María Hrvás por calidad de la interpretación. Pero a nadie hubiera sorprendido el triunfo de Natalia Millán si no hubiese habido empate en las votaciones. Mihura siempre ha sido objeto y sujeto de contradicción. La sociedad a la que satirizaba veía con regocijo sus obras.
 Miguel Mihura fue el inventor del teatro del absurdo antes que Eugene Ionesco y Samuel Becket y todo lo que le rodea tiene ese aroma. Tres sombreros de copa es su gran obra, estrenada en 1933 y recuperada por Gustavo Pérez Puig en 1952. Por méritos  y al margen del jurado, cuyo presidencia se me ofreció y decliné, tanto Natalia Millán como  María Hervás son merecedoras del Mihura.   Miguel Mihura se adelantó a Becket y a Ionesco  con    Tres sombreros de copa. Después de ésta  vinieron Melocotón en almíbar, Ninette y un señor de Murcia y alguna más para regocijo de un público que no percibía la sutil sátira social y política, creo yo; ni se paraba a reflexionar en la autocrítica. Fernando Fernán Gómez llevó a Ninette al cine, con la aportación espectacular, me parece recordar, de Elsa Pataki.