jueves, 24 de enero de 2019

HEMINGWAY, LA QUINTA COLUMNA


Hemingway y España. Publicado en El Mundo. DESAVENENCIAS

La quinta columna es el único texto teatral que se conoce de Ernest Hemingway. Hace unos dias se hizo una lectura dramatizada en Ámbito Cultural de El Corte Ingles, dode antes estuvo el hotel Florida, con dirección y versión de Alfonso Armada e Ignacio García Garzón.  En escena 15 periodistas, con algún injerto de otras áreas, más acostumbrados a juzgar que a ser juzgados. Rosana Torres, Miguel Ayanz, Juan Antonio Vizcaino, Daniel Galindo, Prado Campos triplicando papeles, Paloma Cortina, Raúl Losanez (gerente del hotel) A mi me asignaron un personaje incómodo, Max un comisario político o algo parecido. Intenté lo que en la jerga se llama la construcción del personaje. Pero, en un alarde de inconsciencia temeraria apenas había leído el texto. Alfonso Armada, meticuloso hasta la extenuación, se lamentaba  de no haber podido hacer ni un ensayo en condiciones. He tenido experiencias peores como actor aficionado y además en esos momentos yo andaba en otras historias. Como José Bódalo que escuchaba por el pinganillo los partidos de fútbol mientras actuaba. Según pasaba el tiempo yo trataba de descifrar en los compañeros periodistas su idea del teatro por su forma de interpretar la lectura. Saqué fecundas conclusiones.
Respecto a la situación en España, el texto de Hemingway,  aclara  algunas cosas. Durante mucho tiempo se creyó que la madriguera del espionaje era Chicote,  donde Manolete conoció el amor de  su vida, Lupe Sino, una cabaretera que había estado con los anarquistas de Cipriano Mera. No me extrañaría que Lupe  también hubiera andado por el Florida y que a Hemingway, recién casado o a punto de casarse, le hubiera pasado inadvertida.
Aunque La quinta columna es un texto menor, tiene destellos de don Ernesto que en España se apasionaba por todo lo que le saliera al paso. Muy celebrado fue su Verano sangriento sobre la rivalidad entre Antonio Ordóñez y Luis Miguel, amañada por los dominguines y que sólo él se creía. Manuel Vidal tituló su novela Lo que hay que tener desvelando razones del suicidio de Hemingway.  Antonio Ordóñez, su gran amigo,  nunca lo creyó, pues pensaba que los suicidas van al infierno. Hemingway es fuente inagotable y a todo esto me convocaba su recuerdo en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés mientras poníamos en pie La quinta columna.

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