Hemingway y España. Publicado en El Mundo. DESAVENENCIAS
La quinta columna es el único texto teatral que se conoce de Ernest
Hemingway. Hace unos dias se hizo una lectura dramatizada en Ámbito Cultural de El
Corte Ingles, dode antes estuvo el hotel Florida, con dirección y versión de Alfonso Armada e Ignacio García Garzón.
En escena 15 periodistas, con algún
injerto de otras áreas, más acostumbrados a juzgar que a ser juzgados. Rosana
Torres, Miguel Ayanz, Juan Antonio Vizcaino, Daniel Galindo, Prado Campos
triplicando papeles, Paloma Cortina, Raúl Losanez (gerente del hotel) A mi me
asignaron un personaje incómodo, Max un comisario político o algo parecido. Intenté
lo que en la jerga se llama la construcción del personaje. Pero, en un alarde
de inconsciencia temeraria apenas había leído el texto. Alfonso Armada,
meticuloso hasta la extenuación, se lamentaba de no haber podido hacer ni un ensayo en
condiciones. He tenido experiencias peores como actor aficionado y además en
esos momentos yo andaba en otras historias. Como José Bódalo que escuchaba por
el pinganillo los partidos de fútbol mientras actuaba. Según pasaba el tiempo yo
trataba de descifrar en los compañeros periodistas su idea del teatro por su
forma de interpretar la lectura. Saqué fecundas conclusiones.
Respecto a la situación en
España, el texto de Hemingway, aclara algunas cosas. Durante mucho tiempo se creyó
que la madriguera del espionaje era Chicote, donde Manolete conoció el amor de su vida, Lupe Sino, una cabaretera que había
estado con los anarquistas de Cipriano Mera. No me extrañaría que Lupe también hubiera andado por el Florida y que a
Hemingway, recién casado o a punto de casarse, le hubiera pasado inadvertida.
Aunque La quinta columna es un texto menor, tiene destellos de don Ernesto
que en España se apasionaba por todo lo que le saliera al paso. Muy celebrado
fue su Verano sangriento sobre la
rivalidad entre Antonio Ordóñez y Luis Miguel, amañada por los dominguines y
que sólo él se creía. Manuel Vidal tituló su novela Lo que hay que tener desvelando razones del suicidio de Hemingway. Antonio Ordóñez, su gran amigo, nunca lo creyó, pues pensaba que los suicidas
van al infierno. Hemingway es fuente inagotable y a todo esto me convocaba su recuerdo
en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés mientras poníamos en pie La quinta columna.
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