Andrés Vázquez, la
ortodoxia torera hecha magia
Ha muerto El Nono, torero
de Zamora, de Villalpando, Andrés Vázquez forjado en tentaderos y capeas. Torero
clásico, de los pies a la cabeza. Torero de Madrid, como lo fue otro
castellano, este de Salamanca, Santiago Martín el Viti, S, M. su Majestad el
Viti como gustábamos de llamarlo los chavales de aldea. Su Majestad, un respeto. Andrés Vázquez no ha muerto en los ruedos que
es donde, dicen, les gustaría morir a los toreros. Aunque yo
creo que a nadie le gusta morir, eso se lo inventaron don Ramón del Valle
Inclán y Juan Belmonte muy dados ambos a las leyendas y el romanticismo. ¨´Es usted sublime, don Juan, sólo le falta
morir en el ruedo¨¨. A lo que, dicen, Belmonte contestó, ¨´se hará lo que se pueda,
don Ramón¨.
Andrés Vázquez toreramente, es
indisociable de la ganadería de Victorino Martín, Baratero es el
nombre que lo encumbró una tarde en las Ventas. Y el primero que se atrevió a
matar en solitario una corrida de seis toros del hierro de Victorino. Conocía perfectamente, y ejecutaba los tres tiempos de la embestida
del toro, parar mandar y templar. E incluso podía consumar el cuarto tiempo
de cargar la suerte. Seguro y firme en la suerte suprema, muleta al
hocico del toro y salida limpia por el costado. Humanamente Andrés Vázquez es
socio de la desgracia y el fracaso. Se metió en negocios ruinosos, uno de ellos
un Balneario cerca de Valladolid, Palacio de las Salinas, fastuoso, y no sé qué pasó. Y una noche aciaga al
regresar a casa sus perros, que no lo reconocieron, estuvieron a punto de
matarlo. Hay artículos que uno quisiera no escribir nunca y este es uno de
ellos,
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