sábado, 18 de junio de 2022

 

Andrés Vázquez,  la ortodoxia torera hecha magia

Ha muerto El Nono, torero de Zamora, de Villalpando, Andrés Vázquez  forjado en tentaderos y capeas. Torero clásico, de los pies a la cabeza. Torero de Madrid, como lo fue otro castellano, este de Salamanca, Santiago Martín el Viti, S, M. su Majestad el Viti como gustábamos de llamarlo los chavales de aldea.  Su Majestad, un respeto.  Andrés Vázquez no ha muerto en los ruedos que es donde,  dicen,  les gustaría morir a los toreros. Aunque yo creo que a nadie le gusta morir, eso se lo inventaron don Ramón del Valle Inclán y Juan Belmonte muy dados ambos a las leyendas y el romanticismo.  ¨´Es usted sublime, don Juan, sólo le falta morir en el ruedo¨¨.  A lo que, dicen,  Belmonte contestó, ¨´se hará lo que se pueda, don Ramón¨.

Andrés Vázquez toreramente, es indisociable de la ganadería de Victorino Martín, Baratero es el nombre que lo encumbró una tarde en las Ventas. Y el primero que se atrevió a matar en solitario una corrida de seis toros del hierro de  Victorino.  Conocía perfectamente, y  ejecutaba los tres tiempos de la embestida del toro, parar mandar y templar. E incluso podía consumar el cuarto tiempo de cargar la suerte. Seguro y firme en la suerte suprema, muleta al hocico del toro y salida limpia por el costado. Humanamente Andrés Vázquez es socio de la desgracia y el fracaso. Se metió en negocios ruinosos, uno de ellos un Balneario cerca de Valladolid, Palacio de las Salinas, fastuoso,  y no sé qué pasó. Y una noche aciaga al regresar a casa sus perros, que no lo reconocieron, estuvieron a punto de matarlo. Hay artículos que uno quisiera no escribir nunca y este es uno de ellos,

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