viernes, 2 de septiembre de 2016

MARILYN-TRUMAN CAPOTE: MÁS ALLÁ DE LA MUERTE.


Deseantes y El saber de nuestro tiempo.

Pensaba dedicar este primer post septembrino  a las peripecias de agosto que han  sido numerosas. Y procelosas. También pensaba dedicarlo a dos textos inéditos, únicos que he podido leer, de los varios que habitualmente me llegan: una formidable pieza corta de Antonio Garrigues Walker, El saber de nuestro tiempo, que le recomiendo a su amiga y mia, Elena Beaumont, buena actriz y apasionada del teatro, pero dedicada a la consultoría, lo cual es una prueba de sensatez. Nos vimos no hace mucho y doy fe de que Elena es tan buena actriz como mujer sensata. Quiere saberlo todo, y pronto, de teatro. Tiene  el magisterio de Garrigues. Y, si sirve de algo, el mío también.  El texto  es, entre otras cosas de  alto pensamiento político, la conmovedora defensa de una prostituta  de bien:  buena, lírica y filósofa.

El otro texto, Deseantes, es la primera obra de teatro  de María Hervás,  la mítica Jbara, de Confesiones a Alá. Deseantes es una obra inquietante y turbadora, aunque quizá no tanto como su poema más antiguo -y yo creo que inacabado- Itaca; a  ambos, María y Antonio,  prometo “discutirles” sus obras con la “impiedad” de un enemigo, que es la mejor forma de tratar a los amigos. Me queda la deuda amistosa de dedicarle a la Bella durmiente y a José Barbacana, (Edit ADE) de Jerónimo Lopez Mozo, un autor de verdad, un histórico de la dramaturgia española 

Todo eso quería comentar este 2 de septiembre; pero con motivo de no sé qué celebración    las redes se han enredado en  el recuerdo de Marylin Monroe y su sonrisa de inocencia que tantas amarguras ocultaba. Y  no voy a perder oportunidad de prolongar el homenaje infinito que le vengo dedicando; a ella y a su amigo Truman Capote. Así que hoy manda Marilyn, a la que adoro sin reservas. Y lo curioso del caso es que, físicamente,  es la antítesis de mi ideal femenino que ha sido siempre Audrey Hepburn. Marilyn era rubia escandalosa, regordita, curvas, piernas feas, culo un poco excesivo…. Pero tenía el aura, una rara empatía con esa pizca de tristeza que asomaba en sus ojos, cuando las cámaras la pillaban desapercibida.

Hermosa y adorable criatura
Me negué a ver las fotografías de sus restos cuando la exhumaron no porque expresaran la macabra  dimensión humana de una diosa, sino porque me parecían el ultraje de una belleza agraviada. Otra vez, después de muerta, ultrajada. Aunque padeció   en vida peores agresiones. Hace poco Alfredo Amestoy le hizo un homenaje en su obra  En el cielo no hay Chanel. Tuvo la grandeza de devolverla a la tierra para recuperar Chanel nº 5, su única prenda nocturna de dormir; y de la mano del  Che Guevara, para reajustar los desajustes de su revolución. No recuerdo cómo acaba la obra de Alfredo Amestoy, pero sé el desenlace que a mí me gustaría ponerle. Me entero de que Antonio Garrigues Walker le ha dedicado varios poemas a Marily, su diosa también. Le pediré que me los enseñe.

 Me interesa tanto la vida “sospechosa”  de Marylin, antes de triunfar, como sus dimensiones colosales de estrella después del triunfo. Me parece que es en Música para camaleones donde el autor de A sangre fría, Truman Capote, cuenta su fascinación por y su  complicidad con Marilyn. Un dia ésta le pregunta:

      -Si te preguntaran cómo es Marilyn, dirías que es una estúpida, claro.

       -Sí, por supuesto…Pero también diría ……

        -Sí…?

     - Diría que es …….una  hermosa criatura. Una fantasía literaria.

 Quizá fuera esta la primera y última vez, dicen algunos  exégetas, y no sé si el propio Truman, que Marilyn fue “desnudada con respeto y poesía”. A Marylin antes de ser estrella no le tuvieron ningún respeto. Y después de serlo, los malditos Kennedy tampoco.

    Ignoro si es leyenda urbana o reflejo de una mitología engrandecida a partes iguales por admiradores y detractores, una frase que se le atribuye cuando firmó su primer contrato con una gran productora: “se acabó chupar pollas debajo de la mesa en los banquetes”. Desde mi amor inmenso por Marilyn, preferiría que la vengativa frase fuese verdad. Por encima de una boutade, tenía la capacidad de una pensadora profunda y demoledora.  Enfrentarse a ella   debía de ser un acto suicida.

 Actriz formidable: Niágara, La tentación vive arriba, Con faldas y a lo loco, Los caballeros las prefieren rubias, El príncipe y la corista…Y, sobre todo, Vidas salvajes…..una película crepuscular…..Al poco tiempo, los tres,  Marilyn Clark Gable, Montgomery Cliff (otro monumento al dolor de vivir), habían desaparecido.  

 Marilyn volverá. Cualquier dia  encarnará en otra Marylin, en cualquier punto de una tierra,  conocida o ignota. Y yo, sin ser Truman Capote ni siquiera su sombra, la reconoceré enseguida, lejísimos o cerca. Y diré como él: “hermosa y adorable criatura”. Y acaso Marilyn me conteste, “si no puedes aguantar mis peores momentos, no mereces los mejores que pudiera darte”.

 

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