LIBROS IMPRESCINDIBLES
La Alfarera
Prodigiosa no me manda libros, sino adorables desdenes un poco canallas. Borja Ortiz de Gondra no tiene claro si
seguirá con Los otros Gondra. Me
manda abrazos recordando mi juicio crítico cuando se estrenó Los Gondra: el monólogo de Garbiñe es de lo más bello que he visto en un escenario, lo
que más me ha conmovido. María Diaz
lo corrobora siempre. María Diaz es un milagro de las milagrerías del teatro.
Quiero hacerle un homenaje, a ella y a
Carme Portaceli, pero no quiere.
De la
Fundación Jorge Guillén de Valladolid recibo una remesa de libros, primores de
edición de la que es responsable la sensibilidad tipográfica y poética de Antonio Piedra que me recuerda a Manuel Altolaguirre. En esta colección
publiqué hace tiempo un libro que acaso no sea el mejor de mi poética, pero sí
el más tembloroso e incandescente: Memorial
de insomnios. Enfermeras solidarias y fantasmales que vienen y toman de la
mano a Ana, insomne, y me secan el sudor mientras mi mirada, ausente, divaga errática por las transparencias de su batas blancas. Toses
paredañas de enfermos terminales se quedan en el aire y amenazan romperse,
hacerse trizas en la penumbra. Como todo libro de poemas, Memorial de insomnios fue un
tormento y una liberación. También lo es Nuevos
sonetos de la nueva impostura. Libro que nunca se publicará, lo sé. La
libertad de expresión no es un bien absoluto, aunque sea exigencia de una
sociedad democrática y avanzada. Filosofía de un maestro y amigo: Ignacio Amestoy. Otro libro que me gustaria leer es el que Garrigues Walker escribira algún dia sobre geopolítica y la cuestión catalana, pero Antonio en estos momentos está más pendiente de Fran, la eterna musa . Garrigues, además de político y hombre de Estado es dramaturgo y poeta.
Los libros que
me envían Marta Valsero y Antonio son:
Que haría yo sin mis tebeos.- Antología
de Luis Alberto de Cuenca, que
aclara equívocos sobre el Luis Alberto esteticista y plateado, pátina de oro viejo,
y lo acerca a un cierto malditismo. Un ejemplo, “podría hacerte un lecho
de lirios o de rosas/ aunque preferiría cubrirte de alacranes”.
El vuelo de las palomas.- José Luis Alonso de Santos. Pueden
volar palomas o cóndores o buitres…Da igual. Empiezo el libro y ya no puedo
descolgarme de él. Poder de captación del autor de Bajarse al moro o la
Estanquera de Vallecas.
Que no te importe.- Luis del Álamo. Colección Maravillas concretas. El libro responde al título de la colección,
una maravilla.. Me niego a citar versos. Hay que leerlo entero.
Otros libros
recibidos:
Nunca, nada, siempre. Ediciones Vitruvio. Antonio Domínguez Rey. Dos niveles: el
temporal eterno: nunca y siempre. Y el ontológico, nada. La deshumanización
humanizada. Un Domínguez Rey en plenitud. No se fien de su abismática
sencillez. Hondura de pensamiento, perfección del verso. Domínguez me
reconcilia con la poesía perdida desde Claudio
Rodríguez.
Principiando. Edición de autor. Jesús Figueres. Poemas, relatos,
cuentos al amor de la lumbre. Con una deliciosa inocencia, con una inocencia
sabia y llena de retranca. Hay que leerlo para convencerse de que la buena
literatura, la genuina está, todavía, en el paraíso.
La Esfera de
los Libros me envía el libro de Jorge
Bustos, sobre momentos estelares de España: todo es puro gozo, una prosa “cojonuda”.
Regocijo, y descubrimiento, de un Menéndez
Pelayo asimilado por el franquismo ortodoxo como bandera de su pensamiento; y sin embargo heterodoxo, putero, golfo y hedonista.
Requiere comentario aparte.
El abrazo del pulpo.-La mejor prosa de
un periodista que transitó todos los géneros y reaparece de vez cuando
disfrazado de bandolero para divertir a guiris por la Serranía de Ronda. Paco López Barrios Como el de Jorge
Bustos, también requiere comentario
aparte.
Libro
no recibido. (Y sin indicios de que vaya a recibirlo) Deseantes, de María Hervás que ya debiera estar publicado; pero la Hervás está
secuestrada por Ifigenia en Vallecas.
Me llega un
ejemplar de librería de viejo de El
fulgor del círculo, apuntes para una tauromaquia apócrifa, por el cual
merecí de Francisco Umbral el
apelativo de "el Paul
Valery del toreo”. Gracias amigo; viejas historias. Lo de tauromaquia apócrifa ha marcado su destino. Y, en parte, el mio. No
reeditaré
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