viernes, 16 de marzo de 2018

LA PASIÓN DE GABRIEL, LA FORTUNA DE LORETO


Iba a hablar de las torturas de Gabriel antes de su muerte a manos de la monstrua. Pero gente muy sensible cuyo juicio acostumbro a seguir y respetar, me aconseja que no es el momento. Puede ser y lo admito. Pero que conste que, como cree algún director de periódico, no soy xenófobo. Si se lo dediqué en tiempos a Diana Quer y al Chiche, le debo un poema a Gabriel,  queda en pie. A él y a su madre, que verdaderamente es la que más esta sufriendo.  Hoy la cuestión va dedicada a Loreto,  una peruana muy guapa. Nació en las tierras de Sendero Luminoso. Ha venido a casa para mostrarme algunos de sus juegos, de sus fantasías, sus enigmas y a hurgar en mi ordenador que le gusta mucho, investigar, buscar secretos.  Para ella el jardín de Colmenar, sus altos cedros, los olivos, la higuera, el césped mojado, son el latido humano de la selva. En la fuente hay una tortuga pequeñita. Loreto es  inteligente con un don especial para el idioma, que conserva la pureza antigua de los hispanos con el injerto de cultismos modernos. Si se lo propone podría ser una buena escritora. Su jerga es muy personal, apenas contaminada. Pinta a la manera picassiana, o sea no lo que ve sino lo que imagina.  Yo le llamo mi tupamara, de Tupac Amaru. No me arriesgo a contarle esta  historia para no quebrar la frágil línea divisoria entre historia, mito y brutalidad. Loreto me reclama constantemente una poesía que le tengo prometida. Sus padres se llaman Roxana, bondad y fe en un dios “que nos manda pruebas” y Luis, un genio, literalmente, de la informática. Su mejor amiga se llama Diana que es bióloga. Desde la atalaya inocente y lista de sus siete años, Loreto me mira con reverencia a veces, como mira a David cuando aparece por sorpresa; y con una sonrisa irreverente, otras; me toma de la mano y paseamos. Nos saludan los gorriones, las coloradillas, las urracas y una cigüeña que ha anidado en lo más alto de un cedro centenario. Me guía por el jardín, su pequeña selva particular.  Al final he tenido  que hacerle su poesía. Como un dia se la haré a Gabriel.Y un poema infernal a la monstrua.

Tus ojos,
Tu mirada que parecen
Dos noches,
Tus silencios profundos
Tus preguntas sin respuesta
Tus misterios con los que te aproximas,
Toda llena de luz
Al misterio de la poesía.
Loreto guapa
Suprema inteligencia
Suprema curiosidad por todo
Inocencia suprema.
No la pierdas,
Tus siete años son una eternidad.
Colmenar Viejo y nuestro jardín
No son una pequeña selva como crees
Es tu casa
La que hasta hace poco no tuviste

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