Jaurías. Texto publicado en Metropoli, el Mundo
Dramaturgia y texto, Jordi Casanovas sobre las actas del
Juicio a la Manada. Dirección Miguel del Arco. Intérpretes: Fran Cantos, Alex
García, Maria Hervás, Ignacio Mateos, Martiño Rivas y Raul Prieto. Iluminación,
Juan Gómez Cornejo. Escenografía y vestuario, Allessio Meloni, Escenario,
Teatro Kamikaze. CINCO
Testimonio de una violación
Memorable interpretación y un hecho teatral impecable;
cinco actores en estado de gracia por culpa de un infierno: una mujer violada,
ultrajada. Una labor poliédrica en la que los intérpretes duplican o triplican
papeles. Ecos de Artaud que Del Arco filtra con sutileza en el universo de
Peter Weis: teatro documental. Manada, jauría
que ve la circunstancia como un hecho natural, exigencia simple de la
fisiología en el marco festivo de los sanfermines pamploneses. Violada
sin que nadie piense en lo más terrible de su violación, el dolor de la soledad por encima del asco de
una felación. Por turnos, uno tras otro: relevo brutal. Teatro documental,
imprescindible en la historia de la humanidad. Por otra parte, resulta
innegable que el teatro siempre, de una manera o de otra, es testimonio de una
época y de una historia social y política: violación de una mujer indefensa.
Pulso firme de Miguel del Arco para conducir una situación límite apuntalada en
una actriz de especial raza como Maria Hervás que dobla de víctima a fiscal. El tránsito se resiente, pero sin
estridencias. La versatilidad de Hervás está ya expresada en los matices de la
víctima sentada al final de la función: lágrimas a medio camino de la mejilla, perplejidad
ante una uña mordida, mohín automático, incómoda presencia de las pestañas,
parpadeo roto. Será difícil que María Hervás pueda repetir una interpretación
parecida: el vómito y transfiguración de un calvario.
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