La REVELACIÖN MULTIMILLONARIA de Ciudadanos. Texto publicado en la revista ARTEZ
La gente se ha puesto colérica,
rabiosa, iracunda y echando bilis por la boca,
al conocer el patrimonio desmesurado de Marcos de Quinto diputado reciente por
Ciudadanos, me parece, en coyunda con PP. De los cargos públicos y privados, importa con
cuánto se sale, no con cuánto se entra. Marcos no necesita forrarse, está forrado,
que es el argumento de la derecha y ultraderecha, a la que pertenece, como garantía de la honradez de los ricos metidos a política; no necesitan robar. Riquezas aparte, Marcos de Quinto viene de familia honrada, gente de teatro como su padre, el gran Jose Maria de Quinto, hombre del
Nuevo Teatro; y de los Manifiestos de los 40 y 50 del pasado siglo en estrecha conexión
con Alfonso Sastre, el mejor dramaturgo
de la segunda mitad del XX cosa que Buero Vallejo siempre estaba dispuesto a
negar. El caso es que Marcos está forrado y para eso
solo se necesita habilidad y pocos escrúpulos, simplemente una conciencia clara
del poder y sus posibilidades que él, en tiempos, escenificaba con cultas y
grandes reuniones en su mansión de Navacerrada donde una selecta concurrencia conversábamos
de toros y teatro. Y algunos, en grupo aparte, de finanzas y poder. Cómo administrara los eres de las trabajadoras de Coca
Cola lo adivino por las protestas de las trabajadoras, pero
Juan José Litrán se negó a hablar
siempre de ello, argumentando que no era de su negociado. El negociado generoso de
Litrán era el premio Valle Inclán, hasta que llegó la Fundación Divinas Palabras
y la generosidad de Enrique Cornejo.
Fundándome en esta estrecha
relación de su padre Jose Maria de Quinto con Alfonso Sastre le informé no hace demasiado tiempo que Hiru, la
editorial de Evita Sastre Forest y Alfonso amenazaba quiebra y buscaba no donantes sino
“socios inversores a beneficios”; dio la callada por repuesta, lo cual dadas
las circunstancias, fue un respiro para Evita; pese a que Marcos de quien se
declaraba amigo de infancia, era de Juan, el baluarte filial de Alfonso, Marcos me invitó en Segovia a
su boda con una soprano maravillosa que
nos había cantado a los postres en el Real semanas antes y se interesó por cómo personas tan
dispares, cimi Marcos y yo, nos habíamos conocido. En
tiempos Marcos me había dicho ser conocedor de los poetas beat, menos del
español Carlos Oroza y le propuse que
siendo él hombre de tantos
posibles, produjera, una adaptación
teatral de Howl, de Ginsberg, el más grande; alcohólico, drogadicto que en
Aullido gritaba, “he conocido los
mayores cerebros de mi generación destruidos por la droga y el alcohol”. También
dio la callada por respuesta. Me invitó a su boda en Segovia con la maravillosa
soprano y por iniciativa de ella, a la
que consejado por Ana, mi santa que diría Umbral no asistí. La teoría de
Ana Merino, sagacidad de periodista con 30
años en la maldita televisión española, la avisó de que debíamos renunciar a la boda nada más recibir la invitación. Dada nuestra capacidad económica, y la dacha de Colmenar, honrosas
pero lejos del imperio d Marcos, estábamos
inhabilitados para un regalo adecuado a la alcurnia de los invitados. Mi intención era
obsequiarle uno de nuestros mejores cuadros de nuestra pinacoteca de 150, con los que me habían compensado los pintores
cuando les escribía un texto para un libro o el catálogo de una exposición. A
los pintores siempre les ha gustado la prosa de los poetas, dcen que nadie
entiende la pintura como ello.
Marcos de Quinto no tardó en empezar a poner
tuits grotescos sobre sus andanzas en New York, la marca de vino y las viandas
que consumía, cerca de algún museo celebérrimo, deseoso de abrirle sus puertas
cuando acabara de comer. No faltaban sofisticadas
y sinuosos guiños a sus aventuras de
motero por el Sahara y la belleza traicionera de sus dunas; mientras, Marcos se lamentaba de la suerte de los
desfavorecidos que nos asfixiábamos en Madrid con los gases y los humos de los
tubos de escape de coches y camiones
envenenados. Las motos, coches y camiones que competían hasta Dakar, desde
París, tenían los gases perfumados y sólo temían las tormentas de arena. Una minucia comparada
con la entrada en Dakar, donde jóvenes
canéforas les coronaran con el mirto y
el acanto. Ignoro si esa circunstancia de mirtos y canéforas la vivió alguna vez Marcos. Me cabrearon un
día sus alardes inocentes y seguro que
sin mala intención, y exclamé, “¡ay si tu padre levantara la cabeza!”. Y me contestó ufano: "mi padre estaría
orgulloso de mí".
A veces me he preguntado si esos gestos no son cosas de nuevo rico, de inseguridad intelectual que no sea prestada. Nunca he asistido a la tribuna de invitados de periodistas al congreso. En parte, miedo al tricornio de Tejero o pánico al caballo de Pavía. Pero no descarto la posibilidad de escuchar a Marcos de Quinto un dia. No desentonará del PP cavernícola ni con los paletos de Ciudadanos o con los cromañones de Vox. A ver.
A veces me he preguntado si esos gestos no son cosas de nuevo rico, de inseguridad intelectual que no sea prestada. Nunca he asistido a la tribuna de invitados de periodistas al congreso. En parte, miedo al tricornio de Tejero o pánico al caballo de Pavía. Pero no descarto la posibilidad de escuchar a Marcos de Quinto un dia. No desentonará del PP cavernícola ni con los paletos de Ciudadanos o con los cromañones de Vox. A ver.
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