Salutación a Dario Diaz Amestoy.
En el oleaje crispado de este Blog; en las tormentas fragorosas del teatro y la política, quiero meter hoy una nota de alegría y esperanza, la inocencia de un niño y de una niña, su hermana Olaya: Darío Amestoy cumple hoy dos años. No es un aniversario, todavía, para celebrar; pero vale. Darío Amestoy nació siendo una estrella. Dario va para galán de teatro. Es guapo y parece que se diera cuenta pero sin darle importancia. La concentración con que apaga las dos solitarias velas de su cumple indica que se toma las cosas muy en serio. Su hermana Olaya parece más "teatrera", mas dada al juego. Seguro que sus abuelos, Esperanza D,Ors , Ignacio y su madre Ainhoa les han preparado una fiesta teatral o unos títeres de buena ley, no como la bárbara carnavalada del Ayuntamiento de Madrid, mejor dicho de Celia Mayer. Podia decirle a Darío algunos versos que Miguel Hernández, un padre famoso y en la cárcel , dedicó a su hijo: "duérmete niño, no sepas lo que ocurre ni lo que pasa". No dejes de ser niño hasta muy lejos; y de lo que ocurre y lo que pasa, ya se encargarán tus abuelos y tus padres de explicártelo. Y, si llego a hacerte a ti y a Olaya, una crítica cuando salgáis a un escenario, yo trataré también de explicarte lo que ocurre y lo que pasa.
Las tormentas del Español
De Manuela Carmena, los titiriteros de Tetuán y la trilateral que, en mi modesta opinión, la tiene secuestrada (Zapata, Rita Maestre y Celia Mayer) ya he hablado bastante en estos días. Y siempre, cuando hablo de las zonas luminosas de Manola, (otras con menos luz no atañen al teatro), acabo con lo siguiente: “mañana a las 11,00 en la Plaza de la Paja”. Manola seguro que entiende. Centro, pues, esta Concha del Apuntador en cosas de teatro y solo de teatro y algunas consecuencias colaterales.
Premios Ercilla.
A Pancreas, la función de Juan Carlos Rubio, joven y gran hombre
de teatro, le han dado el Premio
Ercilla, uno de los más prestigiosos de España. El Hotel de los toreros y de la
farándula, el hotel de Agustín, también
otorga galardones taurinos. El Ercilla es un microcosmos especial y, en las
Corridas Generales, especialísimo. Aquí se reunía el Comisario Amedo, el hombre de los Gal y sus pistoleros, que obedecía al Señor X, o sea Felipe
González. Es fama que Amedo fue el mejor
presidente de plaza que ha tenido Bilbao Vista Alegre. Cuando lo metieron en la cárcel y ocupó el palco vacante
el gran Carmelo, aparecía una pancarta en los tendidos: “Mariflor lo hacía mejor y está en la cárcel”. Mariflor era el
nombre de batalla de Amedo infiltrado en las aulas universitarias.
La farándula y los toros.
Entre los cómicos hay división de opiniones; se me ocurre invitarle a Silvia Marsó a una corrida y me
saca los ojos. María Hervás no me
saca los ojos porque eso no está en su dulce naturaleza de cómica, poeta y dramaturga.
Y porque no la invitaré nunca. Y si invito a Verónica Parizzi y a Castelopio, se vienen desde Argentina y, luego de la corrida, me convidan a vino y yemas en Casa Sierra. Y si invito a Ernesto Caballero, me estrena en el María Guerrero cuando escriba una obra. Hace años invité a una estupenda actriz, cuyo nombre
me callo, y se presentó en las Ventas, espectacularmente desvestida por abajo
con una minifalda; y espectacularmente vestida por arriba con mantilla y
peineta. La ví de lejos y, dada mi
natural timidez, huí como un cobarde.
Natalia Millán, grande como actriz, es beligerante contra los toros. Vigiló con celo inquisitorial que Pedro Villora, adaptador de La insolación, no eliminara las alusiones de Pardo Bazán hostiles a la Fiesta. A Víllora sí le gustan los toros, pero fue fiel al espíritu antitaurino de Doña Emilia y a la vigilancia de Natalia Millán. José Luis Miranda es autor de En el hoyo de las agujas, que estrenó en El Español Victoria Vera. La Vera está a punto de estrenar en el Fernán Gomez Salomé, versión y dirección de Jaime Chávarri. A Irina Kourbeskaya, cuando llegó de la URSS, sapientísima en Chejov y bellísima, la llevé algunas tardes a las Ventas. Captó enseguida los misterios de la Fiesta. Yo le explicaba la corrida y ella me explicaba el teatro ruso. De Hugo Pérez no diré nada, lleva Lorca y y la corrida en la sangre. José Manuel Seda sólo ve toros en La Maestranza y hace tiempo que no voy a la Feria de Abril. Los Joglars siempre adorna todas sus obras con un muletazo o una verónica. A Boadella esto de los toros "le pone"; aunque es duro escuchar que le pidan la pena de muerte a la entrada de la Monumental de Marina, cuando la Monumental daba toros. Ramón Fontseré y Jesús Agelet, darían su inmenso talento de actores por una vuelta al ruedo en La Maestranza. Yo también. Y, como Manuel Machado, "antes que un que un tal poeta, me gustaría ser un buen banderillero". Como José Carlos Aranda, por ejemplo. David Loysa vió cientos de corridas en su infancia y adolescencia. Y le ha quedado una razonable afición, recuperada últimamente, para nutrir escenografías e iluminaciones.
Natalia Millán, grande como actriz, es beligerante contra los toros. Vigiló con celo inquisitorial que Pedro Villora, adaptador de La insolación, no eliminara las alusiones de Pardo Bazán hostiles a la Fiesta. A Víllora sí le gustan los toros, pero fue fiel al espíritu antitaurino de Doña Emilia y a la vigilancia de Natalia Millán. José Luis Miranda es autor de En el hoyo de las agujas, que estrenó en El Español Victoria Vera. La Vera está a punto de estrenar en el Fernán Gomez Salomé, versión y dirección de Jaime Chávarri. A Irina Kourbeskaya, cuando llegó de la URSS, sapientísima en Chejov y bellísima, la llevé algunas tardes a las Ventas. Captó enseguida los misterios de la Fiesta. Yo le explicaba la corrida y ella me explicaba el teatro ruso. De Hugo Pérez no diré nada, lleva Lorca y y la corrida en la sangre. José Manuel Seda sólo ve toros en La Maestranza y hace tiempo que no voy a la Feria de Abril. Los Joglars siempre adorna todas sus obras con un muletazo o una verónica. A Boadella esto de los toros "le pone"; aunque es duro escuchar que le pidan la pena de muerte a la entrada de la Monumental de Marina, cuando la Monumental daba toros. Ramón Fontseré y Jesús Agelet, darían su inmenso talento de actores por una vuelta al ruedo en La Maestranza. Yo también. Y, como Manuel Machado, "antes que un que un tal poeta, me gustaría ser un buen banderillero". Como José Carlos Aranda, por ejemplo. David Loysa vió cientos de corridas en su infancia y adolescencia. Y le ha quedado una razonable afición, recuperada últimamente, para nutrir escenografías e iluminaciones.
Toros y lucha de clases
La cornada le valió a Alfonso Sastre la reprobación de la taurinada y no sin razón. Planteaba la explotación de los toreros por los apoderados, una especie de lucha de clases taurina. La puso en cine Juan Antonio Barden con Paco Rabal de protagonista. Desde entonces los taurinos le pusieron bola negra, otra más, y más negrísimas las ha tenido Sastre en otros campos. Hay buenos aficionados en la farándula, empezando por Valle Inclán cuyo personaje, don Manolito (Los cuernos de don Friolera), desea para el teatro la pasión de los toros. Sus trabajos para Los toros a escena, organizados por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y su director Gonzalo Santonja nacen del conocimiento de la corrida y del ambiente de la corrida.
La cornada le valió a Alfonso Sastre la reprobación de la taurinada y no sin razón. Planteaba la explotación de los toreros por los apoderados, una especie de lucha de clases taurina. La puso en cine Juan Antonio Barden con Paco Rabal de protagonista. Desde entonces los taurinos le pusieron bola negra, otra más, y más negrísimas las ha tenido Sastre en otros campos. Hay buenos aficionados en la farándula, empezando por Valle Inclán cuyo personaje, don Manolito (Los cuernos de don Friolera), desea para el teatro la pasión de los toros. Sus trabajos para Los toros a escena, organizados por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y su director Gonzalo Santonja nacen del conocimiento de la corrida y del ambiente de la corrida.
Arte Nuevo, con José Luis Garcí, en el Español.
Relexiono sobre el teatro de Alfonso Sastre, que sigo y estudio desde que leí Escuadra hacia la muerte. O, mejor
dicho, desde que hice de hijo de la gran puta, o sea el cabo Govan, en mi prehistoria de actor
aficionado. Me preguntan si Cargamento
de Sueños es la mejor obra de Alfonso Sastre. Obviamente no. Sastre tiene
diez o doce “mejores obras”, algunas de las cuales está barajando montar Pérez de la Fuente próximamente en el
coliseo de la calle Príncipe. Considero que en Cargamento de sueños, está
quizá el gérmen, las lejanas raíces, del “teatro imposible” de
Sastre. Desde la izquierda más o menos
extrema y desde la derecha extrema -sin el más y sin el menos- me interrogan
por qué defiendo la gestión de Pérez de
la Fuente. Respuesta escueta: por el conjunto de su programación y porque
siempre ha sido paladín de Max Aub y
de Sastre. Pérez de la Fuente me parece más hombre de teatro que de partido, me dijo Eva Forest cuando se preparaba el
montaje de Dónde estás Ulalume, dónde
estás.
Se me ha deslizado un verbo peligroso: interrogar. Vale.
Cuando digo interrogar digo interrogar. El lenguaje nunca es inocente y nos
traiciona; últimamente, acaso porque del mucho leer y el poco dormir se me está
secando el cerebro (homenaje a Cervantes),
veo fantasmas y comisarios políticos por todas partes. Y hablando de Cervantes
se espera con morbo y fruición la Numancia
de Pérez de la Fuente y los argentinos. Cuestión de semanas, me parece.
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