sábado, 26 de agosto de 2017

LA MÁS BONITA; Y SE ACABÓ


 Belleza irregular de un alma hermosa.
Descubrí un dia un avatard en el que había una muchacha de inusual atractivo y no por su belleza física. Pese a tener a su izquierda una mujer de notable belleza y a su derecha una mujer no demasiado guapa, pero que la superaba en todo, la muchacha del centro irradiaba un extraño carisma;  la hermosura del alma que solo una mirada cómplice y piadosa puede descubrir. Sigo contemplando de vez en cuando esa fotografía de las tres mujeres y no es la mirada bellísima, y un poco triste como siempre,  de la actriz notable, la que me fascina. La muchacha de la mirada irregular me dice tantas cosas, es un  discurso tan puro  que desplaza todo lo demás. En ocasiones me parece que sonríe con una sonrisa resplandeciente y sé  que ella sabe que yo la comprendo. Y que la amo. Y que las dos mujeres que la acompañan nunca la desplazarán, antes bien protegerán esa belleza distinta en la que no todo el mundo es capaz de fijarse; sólo los privilegiados. Es la más sublime y ya está: que nadie ose dudarlo.

La alfarera prodigiosa.

Al fin me he rendido a la tenacidad de Borja Ortiz de Gondra. Ciertamente, la Alfarera Prodigiosa no es un personaje de mi invención, sino un personaje real. Sus viajes y aventuras, su predilección por las islas polinesias  y por los amantes que sufrían por ella, mi obligó a considerarla invención para no perderla del todo. Siempre preferí un sueño de mujer a una pesadilla, una mujer posible a una mujer lejana e inalcanzable. La Alfarera Prodigiosa está en Madrid, admirado Borja Ortiz de Gondra.

 Mas como si no  estuviera. Yo aún no he podido verla por culpa del maldito sacro, que ya empieza a soldar. Se prodiga  por el Ambigú de Kamikaze a sus anchas porque nadie la conoce y yo no la delataré ni romperé esa paz que ha alcanzado en el anonimato. Hasta qe podamos organizarle una exposición de sus alfarerías y sus autorretratos de cuerpo entero en una galería de postín.

Amigo Borja, tienes la verdad pero no tienes el conocimiento. Y no lo tendrás pues solo la Alfarera y yo sabemos el secreto. Por cierto ¿cómo va tu proyecto sobre Los otros Gondra?. Cómo sienta la gloria de ser reconocido en el propio pueblo del que hubo que huir por miedo y recelos, acaso infundados, de la gente?. En mi aldea de Torre de los Molinos (Palencia)  me han dedicado la plaza en que viví y en la capital, Heliodoro Gallego, alcalde socialista, me puso un paseo junto a las huertas del rio Carrión. Siempre que voy por allí, me hago una foto. Cerca, Juan Antonio Bardem tiene una calle en recuerdo de haber rodado aqui  algunos planos de Calle Mayor que luego suprimió del montaje.

Marylin por siempre.

Y no hay más mujeres, aunque algunas quedan dignas de mención y recordatorio. Creí haberle perdido la devoción a Marylin. El dia seis de agosto las redes se incendiaron con el recuerdo de su muerte, “accidente, suicidio o asesinato”. Truman me aconseja desde ultratumba que olvide la cuestión. Pero que le parece muy bien la idea futura que expresé la noche del Premio Miguel Mihura de destacar a la actriz española “más Marylin”, la más adorable.

Lo divertido que puede ser un Bella, Ciao

Últimamente con motivo de un diálogo de encargo (Camus/María Casares) he tenido que familiarizarme con la vida de la eminente actriz, amada del premio Nobel. Me imagino un diálogo de despedida entre dos partisanos ilustrados y al entonar el Bella Ciao, Ciao Ciao  me sale una sonrisa melancólica. Y orgullosa, todo hay que decirlo. En Olmedo un año ví un montaje de La posadera, en el que los cómicas cantaban ese adiós partisano.  Emocionado, le puse un correo  a una amiga, que creí me había olvidado, y lloró porque creyó que era un adiós definitivo. Aún hoy sigo partiéndome de risa. Y de orgullo.
Lo que supongo un adiós definitivo es el de Frida Kalo , otra mujer eminente. Tengo noticias confusas de Sara Moraleda. Y, por lo tanto, confusas noticias de Frida. Frida y el dolor y la pasión y la poesía.  Solo digna de Rivera y más aún de Trotsky. Maldito el piolet de un stalinista; Ramón Mercader. 

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