viernes, 5 de junio de 2020

BENEFICENCIA, CERCA de FRANCO


La increíble corrida  que vivieron Federico Sánchez y Julián Grimau

No habrá este año Corrida de la Beneficencia, que era la efemérides del año taurino, gran acontecimiento, la más grande ocasión que vieran los siglos pasados, presentes y venideros.  Parece que estaba fijada para el día 10 de junio, pero no se sabe cuándo ni como será y Fernado Lozano lo ignora. Julián Grimau y Carlos Semprúm, (Federico Sánchez) las dos piezas del Partido Comunista más codiciadas por la policía de Franco querían ver esa corrida y recurrieron a las influencias de Domingo Dominguín. Este les consiguió dos entradas, cerca del palco presidencial ocupado por el Generalísimo. Mi fuente de información fue Manolo López y Lola  ¡in memoriam!!, miembros del Comité Central del Partido Comunista, panadero él, abogado laboralista y militante activo de la resistencia antifascista.
Es de suponer los recelos de Semprúm y Grimau al verse rodeados de maderos.  Vieron no obstante la corrida, como deseaban, se pusieron en pie cuando Franco apareció y aplaudieron el himno nacional con razonable entusiasmo. Cuando por la noche cenaban en algún restaurante próximo a la plaza de toros le reprocharon a Domingo la pesada broma; a lo que este, impasible, respondió; “no ha sido una broma…¿dónde ibais a estar más seguros que entre los polis que cuidaban de  Franco?”. Domingo mantuvo siempre dos fidelidades: Partido Comunista y el clan de los dominguines, con especial respeto a Luis Miguel, seductor y franquista de atrezzo, amigo de Picasso y de Rafael Alberti, amante de Ava Gardner y esposo de Lucía Bosé, que asistía a las monterías del dictador como estrella invitada. En una de ellas, Camilo Alonso Vega, ministro de orden público o como se llamara,  conocido popularmente como “don Camulo”, se acercó a los dominguines y preguntó, quién de los tres era el comunista. Pepe Dominguín cuenta en sus memorias, Mi gente, que del susto se le cayó la copa de las manos; y que Luis Miguel, sonriente respondió : “los tres”. A Domingo lo conocí en el estudio de Caneja,  pintor de culto, una tarde rara y premonitoria y no volví a verlo; la admiración que los Caneja, nada aficionados a los toros,  han tenido siempre por Curro Vázquez obedece a que este casó con Pati, hija de Domingo. La querían mucho de niña, pese a haberles puesto en peligro alguna venta de cuadros, al presentarse en el estudio con un Mundo Obrero en las manos.  Domingo murió de cáncer en 1975, arruinado y solo, circunstancias que se habían agravado al retirarle Luis Miguel, la explotación, creo, de la plaza de Lima o algo así.

A Pepe, el mejor banderillero de la historia, dicen, lo traté mucho en el Café Gijón en los años 70 del pasado siglo. Era un buen acuarelista, aunque indolente,me parece recordar. Caneja lo veneraban. Isabel contaba que una madrugada de copas e irreverencias entraron en una iglesia; Pepe, cojeando aparatosamente, se acercó a comulgar. Tras recibir la sagrada ostia se levantó gritando “!milagro, estoy curado, gracias dios mio!”. Respecto a Luis Miguel, en un artículo de no recuerdo dónde, le llamé “el señor González, más conocido como el padre de Miguel Bosé” y se cogió un cabreo inmenso.  No volvió a dirigirme la palabra.

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