La increíble corrida que vivieron Federico Sánchez y Julián Grimau
No habrá este año Corrida de la
Beneficencia, que era la efemérides del año taurino, gran acontecimiento, la
más grande ocasión que vieran los siglos pasados, presentes y venideros. Parece que estaba fijada para el día 10 de
junio, pero no se sabe cuándo ni como será y Fernado Lozano lo ignora. Julián Grimau y Carlos Semprúm,
(Federico Sánchez) las dos piezas del Partido Comunista más codiciadas por
la policía de Franco querían ver esa corrida y recurrieron a las influencias de
Domingo Dominguín. Este les consiguió dos entradas, cerca del palco
presidencial ocupado por el Generalísimo. Mi fuente de información fue Manolo López y Lola ¡in memoriam!!, miembros del Comité Central
del Partido Comunista, panadero él, abogado laboralista y militante activo de
la resistencia antifascista.
Es de suponer los recelos de
Semprúm y Grimau al verse rodeados de maderos.
Vieron no obstante la corrida, como deseaban, se pusieron en pie cuando
Franco apareció y aplaudieron el himno nacional con razonable entusiasmo.
Cuando por la noche cenaban en algún restaurante próximo a la plaza de toros le
reprocharon a Domingo la pesada broma; a lo que este, impasible, respondió; “no
ha sido una broma…¿dónde ibais a estar más seguros que entre los polis que
cuidaban de Franco?”. Domingo mantuvo
siempre dos fidelidades: Partido Comunista y el clan de los dominguines, con
especial respeto a Luis Miguel, seductor y franquista de atrezzo, amigo de Picasso y de
Rafael Alberti, amante de Ava Gardner y esposo de Lucía Bosé, que asistía a las
monterías del dictador como estrella invitada. En una de ellas, Camilo Alonso
Vega, ministro de orden público o como se llamara, conocido popularmente como “don Camulo”, se acercó a
los dominguines y preguntó, quién de los tres era el comunista. Pepe Dominguín
cuenta en sus memorias, Mi gente, que del susto se le cayó la copa de
las manos; y que Luis Miguel, sonriente respondió : “los tres”. A Domingo lo
conocí en el estudio de Caneja, pintor
de culto, una tarde rara y premonitoria y no volví a verlo; la admiración que
los Caneja, nada aficionados a los toros,
han tenido siempre por Curro Vázquez obedece a que este casó con Pati,
hija de Domingo. La querían mucho de niña, pese a haberles puesto en peligro
alguna venta de cuadros, al presentarse en el estudio con un Mundo Obrero en
las manos. Domingo murió de cáncer en
1975, arruinado y solo, circunstancias que se habían agravado al retirarle Luis
Miguel, la explotación, creo, de la plaza de Lima o algo así.
A Pepe, el mejor banderillero de
la historia, dicen, lo traté mucho en el Café Gijón en los años 70 del pasado
siglo. Era un buen acuarelista, aunque indolente,me parece recordar. Caneja lo veneraban.
Isabel contaba que una madrugada de copas e irreverencias entraron en una
iglesia; Pepe, cojeando aparatosamente, se acercó a comulgar. Tras recibir la
sagrada ostia se levantó gritando “!milagro, estoy curado, gracias dios mio!”.
Respecto a Luis Miguel, en un artículo de no recuerdo dónde, le llamé “el señor
González, más conocido como el padre de Miguel Bosé” y se cogió un cabreo
inmenso. No volvió a dirigirme la
palabra.
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