martes, 6 de abril de 2021

 

Don Dámaso Alonso. Una visión personal.

Legado de don Dámaso Alonso, poeta y filólogo. Inabarcable. 

Figura destacada de la Generación del 27.. Exposiciones, recordatorios. Mi visión personal de Don Dámaso Alonso, unida a la de Eulalia Galvarriato, su mujer, excelente novelista,  arranca de unos olivares de Jaén, en la Carolina. Eulalia era tia de Antonio Payno, novelista precoz que ganó el Premio Nadal con apenas 20 años y una novela de verdadero impacto El curso que agotó varias ediciones. Payno desapareció luego de los medios literarios por lo que las malas lenguas dieron en decir que El curso lo había escrito Eulalia Galvarriato.

 Don Dámaso una vez me salvó la vida. Viajábamos en el Talgo, camino de Madrid. Mi billete me situaba en el vagón número uno, mas al pasar por el número dos descubrí a don Dámaso y a Eulalia Galvarriato y me senté frente a ellos. No quería perder la oportunidad de conocer personalmente a un  poeta admirado y un hombre jocundamente celebrado de sus amigos por su tendencia a la celebración. Era de dominio público, nunca desmentido por él, que una vez le había tocado el culo, subiendo unas escaleras mecánicas,  a la mujer de un político extranjero lo que a punto estuvo de desencadenar un serio incidente diplomático. Apenas me había sentado cuando un mortal estruendo nos envolvió a todos. Se había producido el alcance del talgo embalado a gran velocidad,  a un mercancías y una enorme bombona de gas cayó sobre el primer vagón aplastándolo entera y literalmente. Me ocupé de colocar a la ilustre pareja bajo un olivo y luego me dediqué a evacuar muertos, que fueron seis, creo recordar y los  heridos que fueron muchos más. Pronto llegaron varios coches y ambulancias de la Guardia Civil, le expliqué a un sargento quiénes eran la temblorosa y asustada pareja y dispuso que los trasladaran enseguida a Madrid. Me miró don Dámaso con sus ojos inquisitivos y me dijo, gracias joven venga a verme a mi casa.

Fui a verlo a su casa y se estableció una razonable relación de maestro a secretario que le ayudaba a pasar a máquina algunos trabajos. Don Dámaso era pícaro y bondadoso y solo odiaba, que yo sepa,  a Pablo Neruda que en un poema de Canto General lo había acusado curuelmente  tras el fusilamiento de Lorca,

´¨´y vosotros qué hacías mientras tanto

Vosotros los dámasos, los gerardos

 Los hijos de perra¨.

Don Dámaso jamás le perdonó estos versos

 

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