Don Dámaso Alonso. Una visión personal.
Legado de don Dámaso Alonso, poeta y filólogo. Inabarcable.
Figura destacada de la Generación del 27.. Exposiciones, recordatorios. Mi visión personal de Don Dámaso Alonso, unida a la de Eulalia Galvarriato, su mujer, excelente novelista, arranca de unos olivares de Jaén, en la Carolina. Eulalia era tia de Antonio Payno, novelista precoz que ganó el Premio Nadal con apenas 20 años y una novela de verdadero impacto El curso que agotó varias ediciones. Payno desapareció luego de los medios literarios por lo que las malas lenguas dieron en decir que El curso lo había escrito Eulalia Galvarriato.
Don Dámaso una vez me salvó la vida. Viajábamos en el Talgo, camino de
Madrid. Mi billete me situaba en el vagón número uno, mas al pasar por el
número dos descubrí a don Dámaso y a Eulalia Galvarriato y me senté frente a
ellos. No quería perder la oportunidad de conocer personalmente a un poeta admirado y un hombre jocundamente
celebrado de sus amigos por su tendencia a la celebración. Era de dominio
público, nunca desmentido por él, que una vez le había tocado el culo, subiendo
unas escaleras mecánicas, a la mujer de un político extranjero lo que a punto
estuvo de desencadenar un serio incidente diplomático. Apenas me había sentado cuando un mortal estruendo nos envolvió a todos. Se había
producido el alcance del talgo embalado a gran velocidad, a un mercancías y una enorme bombona de gas
cayó sobre el primer vagón aplastándolo entera y literalmente. Me ocupé de
colocar a la ilustre pareja bajo un olivo y luego me dediqué a evacuar muertos,
que fueron seis, creo recordar y los
heridos que fueron muchos más. Pronto llegaron varios coches y
ambulancias de la Guardia Civil, le expliqué a un sargento quiénes eran la
temblorosa y asustada pareja y dispuso que los trasladaran enseguida a Madrid.
Me miró don Dámaso con sus ojos inquisitivos y me dijo, gracias joven venga a
verme a mi casa.
Fui a verlo a su casa y se
estableció una razonable relación de maestro a secretario que le ayudaba a
pasar a máquina algunos trabajos. Don Dámaso era pícaro y bondadoso y solo
odiaba, que yo sepa, a Pablo Neruda que
en un poema de Canto General lo había acusado curuelmente tras el fusilamiento de
Lorca,
´¨´y vosotros qué hacías mientras
tanto
Vosotros los dámasos, los gerardos
Los hijos de perra¨.
Don Dámaso jamás le perdonó estos
versos
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