Luis Rosales, amigo de Lorca
La casa está encendida, la casa y
las ventanas de Luis Rosales siguen encendidas. Recuerdos, homenajes con
motivo de la entrega de su legado por parte de su hijo. Luis Rosales ha llevado
siempre sobre sus hombros el peso de una
culpa inexistente en la detención de Lorca refugiado en casa de los Rosales de
Granada cuando lo detuvieron.
Pepiniqui, el hermano mayor
era el jefe de la falange granadina. Luis al volver del frente, en un
permiso, se encontró con que los esbirros de Ruiz Ramón y del
gobernador Valdés se habían
llevado al refugiado. Ruiz Ramón era jefe de la CEDA y odiaba la Falange porque, al parecer, exigió mil pesetas al mes por militar en
ella, cosa que le había sido negada. Ruiz Ramón fue la verdadera
conciencia del asesinato de Lorca. En cierta ocasión, en la entrega del Premio Cervantes en Alcalá, Rosales me habló dolorosamente de aquellas circunstancias. Y convinimos, por mi conciencia de amigo antes que periodista, que allí quedaria sepultado el tema. El recuerdo para Luis era demasiado doloroso.
Creo que nunca nadie de buena fe
ha culpado de nada a Luis Rosales. Sin embargo, Luis Rosales, esto es innegable, se quedó en España, se
acomodó al sistema y al régimen que
asesinó a Lorca su gran amigo. Hasta ahí pueden llegar mis ¨´reproches¨, entre
comillas, pues carezco de autoridad moral y política para reprochar nada a un
gran poeta, que además me honró con su amistad, y que, si alguna duda podía
albergarse, se redimió explícitamente
con estos versos memorables.
La certeza de no haberme equivocado en nada,
Sino en aquello que yo más quería.
Luis Rosales y el Conde de Villamediana
Creo que fue el primero en reivindicar, en su discurso de
ingreso en la Española, la figura de don
Juan de Tassis, poeta, autor de teatro, caballero, seductor y amante de
la reina Isabel, del que se dice que mandó incendiar el teatro donde se
representaba una obra suya para poder
salvarla del incendio en un acto heroico a su amada reina. Fue muerto de una cuchillada en la
calle Mayor. Pasión y muerte del Conde de Villamediana se tituló el
discurso, contestado por Dámaso Alonso, en el que Rosales calificaba como
crimen de Estado lo que con frecuencia había sido definido como un lance de
sodomía. Abundaba Rosales en la tesis de Quevedo o acaso Góngora
que había escrito.
Mentidero de Madrid
Decidnos quién mató al Conde.
Ni se sabe ni se esconde.
Dicen que lo mató el Cid
Por ser el Conde Lozano.
Disparate chabacano,
La verdad del caso ha sido
Que el matador fue Bellido
Y el impulso soberano.
Razones y celos no le faltaban al rey, pues don Juan de
Tassis había pregonado esa relación sin disimulo y era de dominio público que
la relación era correspondida. El vulgo elogiaba el arte torero del Conde, a la
vez que ensalzaba su arte amatoria,
diciendo. ¨el Conde pica bien, pero pica muy alto¨
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