Francisco Umbral y Javier Villán
En proyecto la reedición de Sonetos de la Impostura, si el
tiempo y la autoridad competente no lo impiden como decíamos antes, parece
adecuado que esta reedición lleve como prólogo la columna que Paco Umbral publicó
por entonces
¨´Javier Villán ese chico sombrío,
bueno y duro, valiente y tímido, callado y violento. Ha venido haciendo su
poesía y su prosa dia a dia, en el poema o el periódico, y yo siempre he
observado de reojo la voluntad creadora, rebelde, literaria y grave del
escritor hoy tan cuajado. Javier Villán hizo mucha poesía solitaria y distinta,
insumisa, cada dia más sabia, y hoy hace un periodismo crítico del que no se
salva nadie, lleno de rigor y de metáforas.
Sonetos de la impostura es
un libro que he visto crecer entre la eficacia de Quevedo, con quien Villan
vive en conversación, y la urgencia de la crónica en verso, o sea la sátira
política, periodística y barroca, cotidina y clásica, contra el socialismo
degenerado que nos gobierna y sus avatares, personajes y descaros. Se trata de
un centón de sonetos satíricos, algunos de voluntad grotesca, como no se
escribía en España desde nuestros clásicos, que son los santos patronos de este
revolucionario apacible que es Villán, a quien hay que acercarle un whisky para
q se ponga conversador y diga sus verdades en tono conspiratorio, como cuando
era el comunista emboscado en el diario ¨´Arriba¨¨
Todos los personajes del naipe
socialista, que han traicionado y defraudado, pasan por estos sonetos que son
como una columna en verso y donde la intención política no empaña nunca la
calidad áurea, sonante, viva. De un gran
barroco en tiempos de neoclásicos, postmodernos, esteticistas, culturalistas y
líricos de la nada en verso o la nada entre dos versos. Estos Sonetos de la
impostura quedará como el gran memorial poético y político de un tiempo
ilustrado por la traición, frustrado por la mala fe.
Juicio y condenación de Cuba, que
completa el volumen, contiene retratos poéticos de los tiranos y dictadores de
América vendidos siempre al yanki, y aquí encuentra el poeta nuevo material literario
para su esperpentismo lúcido e impecable. Asimismo Villán ensaya en esta
segunda parte otras formas y medidas poéticas. Finalmente, ese colofón urgente
y demorado, Octavio Paz y Chiapas , donde Villán canta la sublevación
mejicana con versos largos, lentos, intensos, centrando su denuncia en el gran
sacerdote intelectual de América, Octavio Paz, el clérigo traidor a su
pueblo, mediante un juego de incardinaciones que utiliza la propia poesía de Paz,
contra la hipocresía, la cobardía y los sofismas políticos del pensador oficial de Méjico. Aquí se
hace inevitable el recuerdo de la gran poesía épica de Pablo Neruda.
Villán ha hecho un libro
caliente de actualidad y memorable de calidad, más el necesario exceso verbal
que barroquiza y engrandece el arte, la denuncia, la vieja y renovada
contienda. La Historia¨´.
No hay comentarios:
Publicar un comentario