Traigo a colación, como titular, una escena de La venganza de don Mendo, a propósito de lo ocurrido en estos dias y de la anterior entrada de este blog, Periodismo, teatro y contrapoder. Seguro estoy de que la demanda de una nueva entrega por parte de los lectores, no es tanto el enunciado del artículo como la capacidad de la gente para relacionarlo con el caso PedroJota, que es como decir el caso El Mundo. Llegado a este punto, con el discurso de despedida de Ramírez y el de salutación de García Abadillo a la vista, tengo que repetir el lema que he puesto en circulación estos dias: siempre nos quedará Casimiro.
Causas y concausas de este infortunado suceso han sido ya explicadas por muchas personas cualificadas para ello. Cuestiones económicas al margen, que nunca pueden quedar al margen, para los más lerdos y neófitos fuera del rollo del meollo del bollo, que hubiera dicho PacoUmbral, el primer indicio lo aventuró Montoro al decir el gobierno no ha sido. Lo de La venganza de don Mendo, de Muñoz Seca, abuelo de Alfonso Usía viene a cuento por la otra vertiente de las concausas, aventadas en mentideros y despachos con mucho fundamento. En La venganza de don Mendo, un personaje, el Duque de Toro, creo, se apuntilla: "mirad como muere un toro por vos mismo apuntillado". Y se autodescabella; el Rey muestra su extrañeza y uno de sus cortesanos se lo explica: "el pinchazo, Majestad, estaba en todo lo alto" . Retomo, pues, y a petición del personal, lo de periodismo y contrapoder, sin perder de vista el lema que, alentada por el propio Ramírez, ya ha asumido la redacción de El Mundo: "nos queda Casimiro". Y para emergencias irreparables, que no serían buenas para la democracia española, Ramírez ha sugerido que él siempre estará ahí; o sea en cualquier sitio de trinchera.
Contrapoder es, quizá, el pensamiento político más digno de ser tenido en cuenta en el poema, el artículo y el escenario; el contrapeso a una praxis inevitablemente viciada por el poder y embridada por resultados económicos artificiosamente provocados. Contrapoder es la única ética que queda a poetas, hombres de teatro, periodistas, artistas y gentes de buena voluntad. A todos, el poder, los poderes, los desprecia; pero son una conciencia acusadora. Esto, a lo peor, es más una estética que un factor desestabilizador, pero vale: la estética del perdedor y la ilusión de que las cosas pueden cambiar. Un poeta jamás derrocará un Regimen político y un periódico nunca tumbará un gobierno, pero pueden ser una voz de alerta, una amenaza. Pero el arte y el conocimiento puede hacer mejores a las gentes y más sabias; y mostrarles campos de libertades posibles, a cambio, como se ve, de la propia libertad. Eso, en sí es ya una revolución, con letras pequeñas y entre comillas: un factor de desestabilización frente a la impostura cínica e inmutable de ley y orden. Todo esto es lo que se está jugando en estos tiempos democráticos de tribulación.
No puede decirse que un servidor haya sido del "equipo de PedrJota". Pero me dejó escribir sin cortapisas, de toros y teatro y, a veces, de política. Nunca me dió una columna fija, una columna política, que es siempe la cumbre de todo periodista que se precie, pero llegué a escribir algún año cerca de 300 artículos; el otro dia recibí un PDF que contiene toda mi obra en el Mundo: unos 5000 artículos cuya selección quieren publicar unos locos : ni Dios que lo permita. Eso, naturalmente, se lo debo a PedroJota que resucitó la vieja figura del XIX y parte del XX: el escritor crítico , a la vez, de toros y teatro. Con una particularidad: no admitió nunca el seudónimo para una de las críticas. Y precedentes gloriosos había; verbigratia Sobaquillo-Mariano de Cavia, don Modesto-José de la Loma, Clavo y Corinto y Oro, Peña y Goñi y sus múltiples alteregos. Sólo dos cosas puntualizó cuando me llamó: quiero un escritor que me cuente la corrida. Y nada de seudónimos: la gente del toro y la gente del teatro tiene que identificar a la misma persona.
Aparte de otras muchas cosas, PedroJota y García Abadillo tienen en común algo que siempre han demostrado: el amor al teatro y a la concha del apuntador, que ya no existe, como metáfora. Puede que sean los únicos directores de periódico a los que, con frecuencia, se ve en las salas de teatro. Aunque yo no me crea la frase que PedroJota dijo en el Reina Victoria de Cornejo cuando le hicimos un homenaje: "Soy director de periódico por falta de talento para ser director de escena". Pudiera ser, aunque no me lo creo. Un periódico da más poder que un escenario. Hasta luego, pues, a PedroJota y bievenido Casimiro. !A mandar!.
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