martes, 4 de agosto de 2020

Mi padre, mis hermanos


Mi padre no pisaba una iglesia y mi madre me llevaba a misa. Acabé en un Seminario para el cual me reclutaron los curas por chico listo, el más listo de la escuela. Mi madre estaba educada en el ambiente religioso de mis abuelos, Mariano y Elisa,  que según me contaban, a las siete  de la tarde en invierno, ya oscurecido, y a la misma hora en verano sin oscurecer, cerraban la puerta a cal y canto,  rezaban el rosario y después cenaban frugalmente, una pucherilla de sopas hervidas.  Pero mi madre no era tan ortodoxa, aunque yo creo que en mi conducta siempre influyó más mi padre que mi madre. Mi padre nunca fue bien mirado por la familia de mi madre y el tio Sergio creo que le tenía especial antipatía.En cambio en Carrión de los Condes le querían mucho. Era el recadero de las mujeres de Torre, aprovechando que iba a por las cartas, Francisco que me traigas una docena de pasteles que tengo invitados, Francisco que compres dos metros lienzo.  Muy mañoso con el hierro,  en verano se ajustaba de mecánico en la finca de los Imaz/Michelena y el director de la administración de correos, permitía que el servicio lo hicira yo..... Hombre recatado en el comer, guardaba para sus hijos el chorizo, la longaniza y el queso de las meriendas y el desayuno. 

El tio Sergio  y su mujer la tia Pilar, tenían una pescadería enfrente de la fábrica de armas, que atendía personalmente la tia Pilar en la calle Héroes del Alcázar número 5. Eran los parientes ricos y en cierta medida protectores a los que teníamos un respeto imponente. Yo quería mucho a Socorro, una solterona, pariente de la tía Pilar a la que empleaban de criada  para todo. Digo criada en la más amplia y radical acepción de la palabra que se utiliza en los pueblos; sirvienta. En época cangrejera,  acompañado de la flor y nata de la sociedad palentina, el tío Sergio se presentaba a pescar en Torre de los Molinos. En la guerra el tío Sergio creo que dirigía un batallón ciclista y creo que nunca pasó de sargento, pero en la posguerra tenía raro prestigio y autoridad sin mácula.

 Mi primo Miguel Ángel se pasaba parte del verano en Torre, jugábamos al Tour de Francia, (era la época de Loroño,  Bahamontes….etc) con patos a los que hacíamos subir unos grandes molederos, que semejaban montañas,  camino del tojo de la Fría,, una profunda charca que a mí  me repugnaba, pues la imaginaba llena de sapos, ranas, culebras  y otros bichos asquerosos. Yo hice la primera comunión con un traje blanco de marinerito de mi primo Miguel Angel, que me quedaba grande por todos sitios y mientras decía los versos preceptivos de la ocasión y accionaba con una mano,  con la otra me sujetaba el pantalón para que no se me cayera.

La experta en pescar cangrejos a retel  era mi hermana Concha; los cogía a cestos que se llevaban los invitados después de  haberse puesto morados de jamón, cecina, queso y chorizo que salía de la despensa de  Rosario, la hermana pequeña, la del pueblo y luego…..si te visto no me acuerdo. Nuestra casa, donde vivíamos, hoy convertida en huerta y  hermoso jardín por dos vecinas de infancia, Chari y Bego, estaba  a las afueras, en el barrio de arriba, cerca del tojo de la Fría hoy supongo desecado, no podría afirmarlo. Mi pueblo es vegetal y bonito,  lleno de árboles, arroyos y vegetación. Siendo tan pequeño, no más  de 20 vecinos, tiene tres barrios; el barrio de arriba, el barrio del medio o de la iglesia y el barrio de abajo. Así lo conocí siempre y así sigue.

 


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