miércoles, 16 de marzo de 2022

 

Dos autobiografías; General Franco, )Vázquez Montalbán) y Palabra de director,  )PedroJota Ramírez.

¨´Ya en el otoño de mi desventura¨, invierno sería más adecuado, que diría Ricardo III el diabólico  cojo shakesperiano, he devorado con  pasión dos  libros que ayudan a entender mejor  este país llamado España; Autobiografía del general Franco, de Manuel Vázquez Montalbán, in memoriam, y Palabra de director, primera entrega de las memorias de PedroJota Ramírez. He incumplido en parte mi propósito,  siempre aplazado por culpa del periodismo, de dedicarme a la poesía pura, o impura, sin que ni siquiera las memorias  Javier Villán, una vida de teatro, me distrajera de mis afanes ensimismados. Pero ha merecido la pena.

 La ¨autobiografía¨ de Franco es un libro  vitriólico y divertido, escrito por un intelectual,  genial escritor de novelas policiacas, al que con frecuencia diéronle cárcel las Españas; Manuel Vázquez Montalbán, discípulo de Manuel Sacristán  el brillante y ortodoxo exégeta del marxismo,  creo ha sido el último genio de  la literatura española y del articulismo, aunque él prefiriese adjudicar ese título a Francisco Umbral. No sé si llegó a consignarlo por escrito, supongo que no, pero yo se lo escuché a raiz de una conmovedora columna de Umbral en el Mundo,  La niña de Basora. Umbral podía ser, y lo era cuando quería, un estilista refinado, un inventor del idioma a base de neologismos y un restaurador del lenguaje de la calle,  la tralla y la caricia, pero  carecía de la formación y el conocimiento políticos  de Montalbán. Paco era un autodidacta y Montalbán un académico marxista.

 Nunca entendí la sumisión literaria de Paco al magisterio de Cela peor escritor que Umbral y, además, humanamente, un miserable  capaz de ofrecerse, según carta  reproducida por Editorial Akal, como confidente a la  policía, entre sus amigos del Café Gijón. Supongo que le consideraba el puente necesario para acceder al Nobel de Literatura que con más merecimientos que, Camilo, se le negaba a Miguel Delibes, protector y padre literario y periodístico de Umbral. Y que Paco Umbral no habría  desdeñado, consciente siempre de sus ilimitados merecimientos literarios.  ¨Escribe como mea¨, dijo Delibes de Umbral refiriéndose a su facilidad y rapidez.

Palabra de director. Editorial Planeta. Nunca fui del equipo de PedroJOTA, que él se había llevado de Diario 16,  vaya esto por delante. Pero en el Mundo escribí a gusto y sin limitaciones. De toros y de teatro. Alguna vez le pedí escribir de política y me contestó socarrón que ya politizaba bastante las crónicas de toros. Si es verdad lo que cuenta PedroJOTA en estas casi mil páginas de memorias, y no tengo ninguna razón para no creerle,  gran parte de lo que ahora ocurre en España, para bien y para mal, se debe al protagonismo de Ramírez, Diario 16 y El Mundo. Pedro Jota muñidor omnipresente y omnipotente de la vida política, entusiasta  mentor de Aznar,  su rival de paddell en el Club Abasota, junto al Mundo y  confidente e iluminador de Rodríguez Zapatero, hasta que dejó de serlo si bien en términos no abruptos del todo. Y admirador antes, también,  de Felipe González, hasta que se devolvieron las cartas y el rosario de la madre, por quítame de ahí al GAL creación de  González, la guerra sucia y la corrupción de los sociatas. Sociata es término que un servidor puso en circulación  para diferenciar a la tropa felipista de los verdaderos socialistas si alguno quedaba de la estirpe del tipógrafo, Pablo Iglesias, al que continuaban recordando en Casa Labra, la taberna de los sabrosísimos soldaditos de Pavía, trozos de bacalao rebozado.

Hay páginas memorables en Palabra de director como sus contactos con ETA y los tres días que pasó, mano a mano, con Txelis fundador y máximo cerebro de la Organización,  consensuando a cara perro una magistral entrevista y llevándolo contra las cuerdas al abordar la masacre de Hipercor con varios niños muertos. Este atentado y el asesinato de Yoyes, la mítica y jovencísima activista que desertó de la Organización y a la que condena inexorablemente, hacen aflorar un atisbo de sentimentalidad en Txelis.

 Nada elude PedroJOTA, ningún tema por escabroso que sea como el vergonzante episodio de Rapú, del que lamenta no haberse dado cuenta a tiempo de que de Felipe González, Barrionuevo,  Vera y El País de Polanco y Juan Luis Cebrián. La próxima entrega promete ser, quizá, más apasionante y es de esperar no decepcionará probablemente su visión del felón y desleal Antonio Fernandez Galiano gran capo de Unidad Editorial, que aprendió italiano a marchas forzadas. PedroJota acaba reconociéndose vencedor y rey, pero en la última línea del libro asume que nadie ¨´reina impunemente¨

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