Putin el ZAR. El TIRANICIDIO sería un ACTO de JUSTICIA
Sólo desde la mala fe o la ignorancia
puede atribuirse a Vladimir Putin
la condición de comunista. ¡!Putin bolchevique!!. Muchos piensan, y quizá no
les falte razón, que el nuevo Zar de
todas las Rusias está más cerca de Hitler que de Stalin. Y que
maneja conceptos similares a los que guiaron la voluntad expansiva de Hitler.
Necesidad de espacio vital, por ejemplo. O derecho de conquista. Le ha fallado
materializar, creo yo, la idea de la blibkrieg, la guerra
relámpago, que tampoco pudo
materializar Hitler porque los aliados le cortaron el paso. Ante su guerra relámpago, Putin se ha
encontrado con la resistencia de Ucrania, que ha frenado su avance, y el
zar ha amenazado con el uso de las armas nucleares que posee. Sin embargo, la
absoluta capacidad de desinformación de su aparato de propaganda no ha podido
tapar del todo, cierto malestar de algunos de sus generales que naturalmente no
rechistan por miedo a la histeria bélica de Putin. La razón de la fuerza
frecuentemente anula la fuerza de la razón.
El mundo ¨¨civilizado¨´ ha impuesto
al zar unas sanciones descomunales para ahogarle económicamente que Putin se
pasará por el forro pues sabe que las repercusiones, a la corta y a la larga,
serán igualmente perniciosas para ambas partes. Rusia bloqueada, supone
el bloqueo de una amplísima red comercial y política, de un sistema sólidamente
arraigado. Ni Putin ni la Rusia actual son comunistas. Los rusos, amarrados a
su país, sin posibilidad de viajar, contribuirán al colapso del Sistema,
circunstancia prevista por el diabólicamente inteligente Vladimir Putin. El putinismo, si se me permite el palabro, no es una ideología, es un
sentimiento nacionalista exacerbado. Puede
que Putin sea un monstruo, pero no se puede infravalorar la profunda mente
de un monstruo que lo es, precisamente, por ser inteligente.
Putín, presidente de la
confederación rusa varias veces reelegido, fue agente del KGB y, como anticomunista
y mandamás absoluto de Rusia, es seguro que sigue siéndolo. ¿Para qué andar con
desdoblamientos?. Mucho e importante me
queda por conocer de Rusia. Mas, por esos raros privilegios con que la vida nos
sorprende a veces, vi cumplido hace años el sueño romántico de visitar el Palacio de Invierno, y recorrer sus
salas por donde pasó la revolución desenfrenada y feroz. También vi cumplido otro sueño, ver bailar a María Pliseskaya el Lago de los cisne en el
Bolsoy . La guía del Palacio de Invierno, bella y militante, no
había pisado el Bolsoy y la
invité gracias a mi doble pase de periodista invitado. ¨´No podré ir, me dijo
llorando, no me lo permitirán¨´. Pero se lo permitieron y su gratitud fue
infinita. También obtuve permiso para visitar Samarkanda acompañado de
la bellísima guía, pero en el último momento revocaron el permiso sin ningún
tipo de explicación. Y me quedé sin ver en persona la ruta de la seda y los
bordados, los lugares míticos de Marco Polo.
Vladimir Putin tiene la astucia del agente
secreto del KGB y la crueldad despiadada del sicario frio e implacable. De sus actos los ciudadanos rusos no tienen
culpa. Es uno de esos casos meridianos, en los que hasta la Iglesia Católica
justifica el magnicidio.
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